Unidos por el futuro | Contexto semanal 04.24 V.4

Los presentes sucesos son un compilado arbitrario y caótico de los tiempos que se vienen.Hoy en Geopolítica y Actualidad Nacional escriben Marco Stiuso y Ariel Duarte.

1 | El África de las Naciones
2 | Las tres cuotas
3 | El desenlace
4 | La deuda que nos dejan
5 | Alpargatas y libros


1 | El África de las Naciones
Las tendencias del nuevo orden internacional llegan a todo el globo. Los esquemas nacionalistas y la defensa del trabajo propio se hacen presentes en todos los continentes.
Ya a fines del mes pasado resaltaba la decisión del pueblo senegalés de tomar las riendas nacionales en un contexto global en el que vuelve a ponerse en valor la doctrina de naciones en armas.
Este hito se sumaba a las gestas nacionales que muestra la región del Sahel tras los golpes de estado en Mali, Níger y Burkina Faso, que determinó un punto de inflexión histórico en relación a la influencia francesa en el continente africano.
Como siempre, la cuestión energética y minera se hace presente. En el caso del Sahel se trata, además del petróleo, del uranio. Los nuevos gobiernos militares comenzaron a operar sobre la explotación y comercialización de los recursos naturales del Sahel, que eran aprovechados por los franceses a cambio de migajas.
Aunque la línea que caracteriza los nuevos procesos africanos es la nacional, la falta de tecnología y capacidad para explotar los recursos propios en pos del desarrollo autónomo deriva en la participación del Kremlin.
Ya en el mes de octubre del año pasado, Rusia y Burkina Faso firmaron un memorándum para la construcción de una central nuclear en territorio africano.
Mientras se comienza a impulsar la comercialización de la materia prima con nuevos precios establecidos por los gobiernos, puertas adentro está uno de los mayores desafíos para los gobiernos del África: la consolidación nacional.
Esta semana, hubo distintos eventos que fueron en dicho sentido. La cuestión interna en estos países se perfila hacia el combate al yihadismo y a la injerencia militar occidental. Al tratarse de estos dos elementos, en algunos casos, los países recurrieron a Rusia, quien parecía ser un socio natural para sus objetivos.
Ya en julio del 2023, la cumbre Rusia-África mostró el interés mutuo en estrechar lazos en distintos rubros. Lógicamente, el plano militar fue parte de la agenda, con decenas de países africanos acordando el suministro de material bélico y cooperación técnica. Sin embargo, el instrumento más potente de la participación rusa en África es el grupo Wagner, consolidado por el Kremlin tras la sospechosa muerte de su líder Prigozhin.
En el caso de Níger, la consolidación nacional tiene dos obstáculos: el yihadismo y la presencia yanki. Irónicamente, ambos elementos se explican por la coexistencia, ya que las tropas estadounidenses tenían su actividad en Níger justificada por la lucha contra el yihadismo.
El 16 de marzo, el gobierno de Níger decidió romper el acuerdo que permitía la presencia de más de 1.000 tropas norteamericanas en suelo africano. La decisión unilateral fue tomada en el marco de la visita imprevista de representantes del departamento de defensa de Washington a territorio nigerino sin previo aviso. Este hecho se sumó a que, desde su instalación previa al golpe de estado, las tropas yankees no habían informado sobre sus movimientos a los gobiernos de Níger.
El pasado viernes, el gobierno de Joe Biden aceptó oficialmente la petición de Níger sobre el retiro de las tropas, por lo que se comenzará con un abandono de las actividades norteamericanas en el país de una manera ordenada, según las autoridades de Washington. En este escenario, queda pendiente conocer el futuro de la base construida por Estados Unidos hace sólo unos años, que según medios occidentales está valuada en 110 millones de dólares.
Por su parte, la junta militar de Chad tomó nota de lo acontecido en Níger y avanza en una decisión espejo. El gobierno envió esta semana una carta a Washington, amenazando con solicitar formalmente la retirada de las tropas yankees en su territorio, en base al mismo sustento. La carta redactada por el ejército de Chad afirma que las fuerzas yankis nunca han justificado apropiadamente su presencia.
En este caso, los militares norteamericanos se encuentran en la propia ciudad de Yamena, la capital de Chad. La carta enviada a la Casa Blanca llega un mes después de que Níger tomara la decisión unilateral de solicitar el retiro de las tropas estadounidenses.
En Mali, el yihadismo enciende todas las alertas al interior del país. La semana pasada, un grupo rebelde interceptó tres micros y secuestró a 110 civiles, que según comentan medios internacionales, están en un bosque, en manos del grupo yihadista.
Mientras, el primer ministro del país, Kokalla Maiga, impulsó el acercamiento con Marruecos basándose en “la reconstrucción y la estabilización” del país, según el propio mandatario. Claro está, si realmente se pretende avanzar en una estabilización, la consolidación interna será fundamental.
En la República Centroafricana, se explicita la presencia de vínculos con el Kremlin ya que, desde 2021, el grupo Wagner está presente en el territorio, luego de arribar con la misión de neutralizar los ataques rebeldes en Bangui, la capital del país.
Retornando a la región del Sahel, que quizás sea la estrella de estos años en materia de esquemas nacionales, la situación por la que atraviesan Burkina Faso, Malí y Níger, nucleados en la Alianza de Estados del Sahel (AES), los llevó a que, el 6 de marzo pasado, se oficialice un acuerdo de seguridad conjunta, que apunta tanto al combate contra el yihadismo como al retiro de la presencia europea y anglosajona.


2 | Las 3 cuotas


Los tres principales escenarios de la Tercera Guerra Mundial en cuotas siguen activos, y los vaivenes nos llevan a estar atentos a diario.
Mientras en el largo plazo la tendencia lleva a una modificación del centro de la escena, lo cierto es que hoy, el Nuevo Orden Internacional se debate principalmente en tres escenarios: el este de Europa, el Valle del Jordán y el Mar de China. A esto debemos sumarle la cuestión del Atlántico Sur y la proyección a la Antártida de cara a las próximas décadas.

En el este europeo, la situación cambió la perspectiva de la OTAN luego de la toma de Avdiivka por parte de las fuerzas rusas. Se pasó de un pretendido empate a una clara imposición del Kremlin en la región oriental de Ucrania.
De allí en más, Zelenski intensificó los reclamos a los países centrales y empezó a cuestionar el nivel de involucramiento de los países europeos que comienzan a entender que su interés nacional está en juego. De hecho, quien intentó tomar el centro de la escena con una actitud altruista fue Macron, que recibió todo tipo de reveses internos y externos, en lo que pareciera ser un intento por tomar la posta del viejo continente en un contexto de declive alemán.
En Medio Oriente, la situación aumentó su tensión con el involucramiento directo de Irán, que encendió todas las alarmas y llevó el conflicto a palabras mayores, aunque sus primeras acciones fueron medidas.
Luego del atentado a su embajada en Líbano por parte de Israel, el ataque con drones a territorio israelí captó la atención de todo el mundo. Sin embargo, el ataque tuvo previo aviso y fue localizado a objetivos militares. Además, la “cúpula de hierro” de Israel (su sistema de defensa aérea) interceptó la mayoría de los drones en el aire.
Esta semana, llegó la respuesta de Netanyahu. Ante las advertencias de Joe Biden de no acompañar una acción militar contra Irán y los llamamientos a una solución desde los organismos occidentales, el mandatario israelí reculó y actuó en proporción: devolvió un ataque de drones a objetivos militares puntuales. Nuevamente, la acción fue en gran medida interceptada por la defensa aérea, en este caso de Irán.
Por el lado de China, comienza a cocinarse muy lentamente el conflicto de primer orden en este proceso de cambio hacia el Nuevo Mundo. Todavía, los medios internacionales se centran en cubrir la situación de Medio Oriente y de Ucrania, aunque ya hay movimientos de aproximación de Washington en las cercanías de Xi Jinping, donde el más evidente de estas semanas ha sido la invitación a Japón a sumarse a la alianza militar AUKUS, que será el instrumento por excelencia de una hipotética confrontación bélica naval.

En Washington llevan los apuntes al día y analizan hasta dónde se debe comprometer directamente el interés nacional. Luego de idas y vueltas, esta semana se avanzó con una decisión que compromete (aunque sea un poco) el bolsillo de los yankees.
El Senado estadounidense aprobó un paquete de 95.000 millones de dólares con destino a financiar a sus aliados en los tres escenarios que describimos. La inclinación de los demócratas a despilfarrar la guita propia por el mundo para financiar quilombos vuelve a evidenciarse.
En el caso de Israel EEUU le dará 26.400 millones a Netanyahu, luego de avisarle que no acompañaría con tropas ni equipamiento una incursión militar directa contra Teherán.
En Ucrania, la guita sigue siendo la excusa del Tío Sam para justificar su involucramiento, mientras la promesa de la OTAN de evaluar el ingreso de Ucrania ya parece haber quedado en el olvido. En este caso, Zelenski se lleva la gran porción de la torta: la ayuda es de 61.000 millones de dólares.

En la confrontación de primer orden con China, todavía hay tiempo: la transferencia es menor. En un conflicto se cocina a fuego lento, y mientras esperan respuesta de Tokio para sumarse a la AUKUS, se van 8.100 millones de verdes para Taiwán.
Los largos brazos del Tío Sam abrazan al mundo, con la inteligencia estratégica de determinar hasta dónde involucrar las capacidades nacionales. Avanza la Tercera en cuotas.


3 | El desenlace


La motosierra y la licuadora han copado toda la jerga económica de los últimos meses. El humor comenzó a cambiar y las promesas de buenas nuevas empiezan a incomodar al presidente con más archivos audiovisuales de la Historia.
El problema es la inconsistencia. La inflación era para el panelista un fenómeno monetario «en todo momento y en todo lugar». Imbuido del bastón presidencial, la causa de la inflación pasó a ser en realidad el déficit de las cuentas públicas, que es el motivo por el cual se emite.
Como hablamos de déficit damos por supuesta la relación entre dos términos, ingresos menos gastos. Como quien nos hablaba era un especialista en crecimiento, suponíamos que si existían dos caminos: uno subir los ingresos y el otro reducir los gastos, el presidente electo se iba a volcar por el primero. Sin embargo, ahora se define en cadena nacional como el único ejemplo en la Historia mundial que ajustó el gasto de la manera que lo hizo.
Ahora la promesa del cambio viene de la mano de un especialista en ajustes, «con o sin dinero», precisamente porque su ajuste del gasto corre por patear los pagos de sus propios gastos corrientes. Así es que los 3,4 billones de pesos ajustados en el gasto fueron explicados por una deuda nueva de caja por casi 5 billones, pateada para el mes siguiente, dada la licuación de jubilaciones y pensiones, deudas con eléctricas y petroleras, transferencias adeudadas a provincias o recortes en educación y salud. Ni hablar del parate de la obra pública y el congelamiento al financiamiento de empresas con participación estatal, sea de industria o de investigación en ciencia y tecnología.

Las promesas pueden analizarse, aunque el problema vuelve a ser la inconsistencia: las transformaciones de primera, segunda y tercera generación que proponía en campaña, tenía un final próspero recién para dentro de 10-15-35 años. Luego de asumir, nobleza obliga, volvió a fondo con el asunto de la inflación como fenómeno monetario y anticipó que los cambios recién se iban a ver en 18 a 24 meses, el tiempo que se tardan los precios para sufrir las consecuencias de una emisión.
El fenómeno monetario fue el principal argumento de la crisis preanunciada a espaldas del Congreso un 10 de diciembre. En los próximos meses a su asunción íbamos a sufrir el descalabro de haber empapelado el país de billetes durante la pandemia y los años posteriores. Sin duda que lo vivimos, aunque las encuestas lo hicieron dudar más a él que a los argentinos. Pasados 100 días, cuando el humor empezó a decaer, salieron a convencernos del desplome de la inflación por las magias realizadas en los últimos meses, es decir, en realidad habían circunstancias que más allá de la emisión monetaria coadyuvan a modificar el rumbo inflacionario.
Las licuadoras y las motosierras fueron en definitiva la bajada oficial en comunicación durante los últimos meses a la hora de dar lenguaje a lo que se hacía. El símbolo de su campaña vino acompañado de un electrodoméstico más cercano: el problema es que el bolsillo de los argentinos era su principal ingrediente. Sin embargo, para no defraudar a la inconsistencia, en la última cadena nacional puso en duda su propio programa y relato: ahora en realidad la licuadora no significó nada en el gasto.

Las contradicciones de la vida pueden siempre venir con una buena noticia. En este caso es el inevitable desenlace de una inconsistencia total. A veces no hace falta más que tiempo y el problema es cuánto tardamos en asumir esa falta, ver los escenarios posibles y ponernos a trabajar en lo que puede venir.
Los representantes de los sectores rentísticos comenzaron un diálogo hace años con el sector político, sobre todo de las provincias dueñas de los recursos naturales según la Constitución del 94, y esos encuentros son alimentados de la tradición oligarca de la Sociedad Rural Argentina por primarizar nuevamente la economía nacional. Se propone una estrategia de crecimiento desarrollista basada en las exportaciones, donde reinan un dólar alto y quita de retenciones.
El maridaje amigable viene con la economía del conocimiento, donde se vuelca la formación de nuestro pueblo a la programación e informática para proveer de mano de obra al sector tecnológico y administrativo extranjero. Otros nos ilusionan con el turismo, seducir a los de afuera a que vengan a recorrer con sus dólares este hermoso país. Algunos más entusiastas prometen el boom automotriz, en tanto nos prometen una millonada de dólares si nos posicionamos ante el mundo como el principal país de ensamblado.

El primer ensayo ocurrió en 2016, aunque fue muy de golpe y la timba financiera se lo comió todo. Ahora existe un prestamista del cual dependemos y con el cual acordamos ese esquema de crecimiento. Ocurrió en el gobierno anterior a comienzos de 2022 (ver Punto 29 Anexo I del Acuerdo con el FMI).
Un consenso merodea en el banco de suplentes, supone dar por terminada una presidencia y comenzar el camino de la Argentina Exportadora, especialista en extraer recursos naturales y conseguir dólares, aunque deficitaria en incluir al conjunto del pueblo en ese proyecto. La eterna condena a importar por el resto de su vida los bienes que producen nuestros compradores de materias primas.

4 | La deuda que nos dejan
Hablar de deuda parecería ser un asunto de números, de contabilidad, de finanzas, cuando siempre de fondo está la capacidad de generar los ingresos en un futuro para afrontar los compromisos.
Las crisis de deuda que hemos vivido en Argentina siempre se asociaron a los problemas del Estado para afrontar sus deudas con el extranjero, lo cual «los llevaba» a estrangular a los argentinos para reunir los fondos necesarios para no caer en la bancarrota. Mientras tanto, esperamos pacientes para ver quién le pone el cascabel de los 400 mil millones de dólares que se encuentran bajo los colchones o fuera del país.
El principal asunto es que el ajuste sobre familias y empresas no generan ingresos, sino por el contrario los frena. La caída del consumo obliga a utilizar el poco ahorro para esos fines, y la disparada de los precios energéticos y de los insumos implica destinar fondos para afrontar esos gastos, más que por ampliar la capacidad productiva que todavía se encuentra a la menos de la mitad de su utilización en el sector industrial.
El ajuste nos estanca y deprime, con datos del Indec que informan una caída de la actividad en los primeros dos meses de gobierno, y el Estimador Mensual de Actividad Económica que informó como sectores más afectados los de la construcción, la intermediación financiera, las manufacturas, el comercio mayorista y minorista y las reparaciones. En definitiva, no hay crédito ni inversión por lo que la capacidad de repago de la deuda heredada cada vez es más baja.

Comentado el problema central de la deuda que nos están dejando, también podemos hablar de la deuda en guita que a su vez financia el desastre al que llevaron la economía en los últimos 10 años.
Según datos de la Secretaría de Finanzas, entre el 1ro de enero de 2024 y el 31 de marzo de 2024, es decir, 3 meses de gobierno, la deuda pública del tesoro de la nación (la caja del Estado Nacional), pasó de 83,9 billones de pesos a 121,6 billones. Es decir, medido en dólares, el poder ejecutivo nos endeudó en 3 meses por 31 mil millones de dólares.
El recuerdo sobrevuela la mente. A lo largo del primer año de gobierno, Mauricio Macri había endeudado al país con el extranjero por poco más de 34 mil millones de dólares. Este nivel de deuda se explica por la indexación de contratos de deuda a la inflación y al dólar hecha durante los últimos tres gobiernos, así como también la obligación al sistema financiero a suscribir los nuevos Bonos del Tesoro, en tanto el objetivo es que la deuda del Banco Central pase a manos del gobierno nacional. Sin embargo, la inconsistencia con el supuesto superávit es total, en tanto no se explica cómo aumentó la deuda si hace meses nos sobran pesos para pagarla.

Los números oficiales también hablan de la composición de esa deuda pública, que en un 78% recaen sobre Títulos y Letras del Tesoro Nacional, cuyas tenencias están en fondos de inversión locales, bancos, aseguradoras y el Fondo de Garantía y Sustentabilidad del ANSES, mientras que el 20% es con acreedores externos oficiales, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o Club de París.
La excusa del aumento de la deuda fue abordada desde el saneamiento de la hoja de balance del Banco Central. El gobierno prefería que se compraran reservas y que la deuda de la entidad monetaria con los bancos (Leliq y Pases), pasara a ser del Tesoro nacional con el sistema financiero. Mientras tanto, se reducía la tasa de interés para que los ahorristas huyeran del plazo fijo y mediante la disparada de la inflación gastaran sus ahorros en el consumo cotidiano, en vez de obligar al Banco Central a financiar el hecho de que los pesos no huyeran hacia el dólar.

Sin embargo, al congelar el tipo de cambio a un ritmo de devaluación muy inferior al de la inflación (2% frente al 10/25% mensual), la deuda del Banco Central también se incrementó, dando por terminada la estrategia de sanear su balance. Esta deuda se la denomina «cuasifiscal» en tanto si bien implica obtener de algún lado los pesos o dólares para afrontarla, no recaen sobre las finanzas de quien cobra impuestos, sino sobre la entidad encargada de administrar la moneda y regular al sistema financiero.
Esta deuda del Banco Central aumentó tanto en pesos como en dólares, según los informes oficiales aumentó en casi 2 mil millones de dólares. El aumento se explica tanto en la disparidad entre el interés que paga el BCRA al sistema financiero cada día (100 a 80% anual) y la devaluación del tipo de cambio congelada en 30% anual. Por otro lado, la deuda también se incrementó por la suscripción de los Bopreales, los nuevos bonos del Banco Central pagaderos en dólares que se hicieron para financiar importaciones.

La noticia es que el esquema de Caputo-Bausili entra en su recta final, las inconsistencias monetarias y fiscales, unidas a la depresión en la actividad económica, obliga al equipo económico a jugar cualquier tipo de timba y artilugio financiero para calmar los ánimos de quienes quieren irse.
Ahora la promesa va para las grandes compañías extranjeras que quieren hacerse de sus ganancias y girarlas a las casas matrices. Proponen suscribir una nueva deuda de Bopreal, esta vez la Serie IV, que consistirán en títulos de deuda que entregarán a las multinacionales para que giren dividendos al exterior, es decir, pudiendo venderlos en el mercado secundario, por los cuales el Banco Central promete que en unos años pagará su equivalente en dólares más un interés.


5 | Alpargatas y Libros


Ante el hachazo presupuestario del gobierno anarcocapitalista, la comunidad se organiza.
El escenario de explosión lo da el recorte en el financiamiento a la educación universitaria pública. Se trata de un entramado federal de 67 universidades y 6 institutos nacionales nucleados en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
La representatividad del CIN, y su legitimidad para elevar la voz, se respalda por los casi 2 millones de estudiantes que nutren sus instituciones.

En un gráfico derivado de los datos públicos del ministerio de economía se puede notar el impacto del recorte, pero este se recrudece al ver la experiencia de cada una de las universidades en estos primeros meses del año.
Por citar algunos ejemplos, la Universidad Nacional de Córdoba, la más antigua del país y que implica unos 170.000 estudiantes, aplicó un esquema financiero de emergencia que le permite mantener únicamente las funciones esenciales. En la misma provincia, tanto la UNC como la Universidad de Villa María y la Universidad de Río Cuarto ejecutaron el 70% del presupuesto asignado en los primeros tres meses del año.
La Universidad Tecnológica Nacional, histórica Universidad Obrera Nacional, está “atravesando un estado de desesperación, funcionando con el mismo presupuesto de octubre de 2022”. Vale recordar que la UTN se compone de 33 sedes distribuidas en 13 provincias y es la máxima expresión del federalismo y la enseñanza en áreas estratégicas para el desarrollo de nuestra Nación, ya que se especializa en carreras de ingeniería, tecnología y ciencia.
En este marco, el rector de la UTN comentó que van a “dejar de hacer algunas cosas para poder garantizar el funcionamiento» de la Universidad, paralizando las obras de infraestructura, cerrando convocatorias de equipamiento y de fortalecimiento de la ciencia. Todo ese ahorro, explica el rector, “implica perder calidad educativa y de gestión. Los salarios están garantizados, pero se encuentran en un nivel muy bajo”.
La Universidad Nacional del Litoral es otro ejemplo del impacto del recorte. La factura de luz pasó de representar el 20% al 70% del presupuesto disponible, evidenciando el destino que se le otorga al grueso del ingreso de las universidades nacionales en este contexto crítico.
En la Patagonia, la Universidad del Comahue redujo los servicios de limpieza y telefonía, aunque lejos está de poder cubrir su deuda con Aguas Rionegrinas, que significa más de 19 millones de pesos, según su rectora.

Estos son sólo algunos de los ejemplos que ilustran la situación nacional. A raíz de esto, el CIN tuvo una reunión con el Ministerio de Capital Humano de la Nación, donde propusieron una actualización del 70% del presupuesto para marzo y abril.
Luego de la reunión, el gobierno presentó como un “acuerdo” su propuesta unilateral, pero los decanos que integran el CIN lo desmintieron, y alegaron que solo cubre la mitad de la inflación del período abarcado. De todas maneras, los anuncios del gobierno indican que avanzarán con esta actualización. Sin embargo, aún no se depositaron las actualizaciones de marzo, según comentan rectores como Subén Soro, de la UTN.
En este contexto, el CIN publicó un comunicado convocando a toda la comunidad a defender la educación pública, la ciencia y el sistema universitario nacional en las calles
Ayer fue la cita. Mientras se debate qué número encabeza la lista de 5 ceros que indica la cantidad de gente (algunos medios hablan de 900.000 personas), debemos hacer especial foco en el componente histórico de esta gesta: el Movimiento Estudiantil y el Movimiento Obrero marcharon juntos por primera vez desde el retorno de la democracia. La CGT acompañó a las universidades y organizaciones estudiantiles, mostrando la confluencia del trabajo y la academia en el debate sobre pilares básicos del modelo nacional.

Las organizaciones libres del pueblo vuelven a tomar el centro de la escena luego de décadas del partidocentrismo tan ilustrador de la democracia liberal. Un gesto de la naturaleza de la democracia social y participativa que el ser argentino lleva consigo.

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