Hablar solo ante un mundo en guerra | Contexto semanal 01.24 V.3

contexto semanal enero volumen 3

Los presentes sucesos son un compilado arbitrario y caótico de los tiempos que se vienen.

Geopolítica y Actualidad Nacional es una sección a cargo de Marco Stiuso y Ariel Duarte.

 

1 | Hablar solo y con piratas

2 | Cambio del Teatro de Operaciones

3 | Oriente y el Nuevo Mundo

4 | Se mueve el Atlántico Sur

5 | Argentina es potable

1 | Hablar solo

Como ya hemos comentado en análisis anteriores, en muchas ocasiones, los debates internos por entender el esquema de pensamiento de nuestros gobiernos nacionales se esclarecen fácilmente cuando vemos su accionar en el plano internacional. Al fin y al cabo, como nos enseñó uno que la tenía bastante clara, la verdadera política es la política internacional. 

Esta enseñanza refleja la máxima que debe entender todo hacedor de política exterior: lo que prima es el interés nacional, no la ideología. Una lectura correcta de la situación, de las tendencias geopolíticas, y una inserción inteligente en base a dicha lectura es lo que debe primar por sobre la amistad de las ideas.

A priori, resulta difícil creer que el primer presidente anarcocapitalista de la historia de la humanidad, fruto del seno del academicismo y un paradigma que jamás gobernó ni una provincia en el mundo, actúe en línea con la lógica de la política exterior.

Esta semana se lleva a cabo la 54° Reunión Anual del World Economic Forum en la ciudad de Davos. 

Un poco de historia sobre este Foro. Nació en 1971 bajo el nombre de Foro Europeo de Managment, fundado por Klaus Schwab, que al calor de la Comisión Trilateral de Brzezinski y Rockefeller, se unificó en el Foro Económico Mundial y reunió desde aquella década a las familias dueñas del mundo. 

A la sazón de la posguerra y a lo largo de varias décadas el sector financiero lo copó todo. Con la “inconvertibilidad” del dólar y el auge de la informática, el sector financiero y tecnológico comenzó a dominar las economías productivas, volcando la prioridad del crecimiento sobre el vector especulativo rentístico del mercado financiero y de capitales por sobre el comercio de bienes y servicios. 

Uno de los lemas clásicos de Davos es la posibilidad futura de concebir un gobierno mundial, algo que en la inauguración de la Comisión Trilateral el magnate Rockefeller ya había anticipado: “De lo que se trata es de reemplazar la vieja soberanía de las naciones por la de una élite tecnócrata y financiera global” (CITA). 

Hoy en día, formar parte del club de Davos es para ciertas familias selectas, con membresías para “participantes” que ascienden a más de 60 mil dólares anuales. La reunión congrega a 300 personalidades públicas y 1600 líderes empresariales del establishment globalista. 

En uno de los informes previos a cada encuentro de Suiza, la ONG Oxfam publicó su informe anual sobre los magnates: desde 2020, los cinco hombres más ricos del mundo duplicaron su fortuna, que pasó de 405 mil millones a 869 mil millones de dólares. Mientras tanto, 5 mil millones de personas en todo el mundo se empobrecieron. 

Echemos un vistazo a la convocatoria de la propia institución. En su página oficial, antes de describir la agenda de la semana, se realizó la siguiente introducción:

“Las fracturas geopolíticas, la omnipresente crisis del coste de la vida, la frágil seguridad energética y alimentaria y, por supuesto, la intensificación de la emergencia climática siguen estando en el punto de mira a medida que se acerca el final de este año. Los conflictos, con sus efectos devastadores, aunque han permanecido relativamente aislados, siguen haciendo estragos. Además, las turbulencias financieras siguen siendo motivo de preocupación a pesar de que la economía mundial está evitando una recesión. Así pues, la pregunta para los líderes mientras se preparan para Davos 2024: ¿Será el próximo año un periodo de «permacrisis»? ¿O será 2024 una época de resolución y recuperación?”.

Este simple párrafo esclarece una primera conclusión sobre el evento: entre quienes se proponían conformar un gobierno mundial, ahora reina el pragmatismo. No se trata de discutir autores del siglo XVIII o XIX, ni de explicar cómo según la interpretación de cada escuela de pensamiento podemos entender la historia reciente y explicar cómo llegamos al hoy. Se trata de un foro de debate sobre las perspectivas a corto, mediano y largo plazo para las corporaciones financieras y tecnológicas globales que, dicho sea de paso, poco tienen que ver con nuestro desarrollo e interés nacional.

Ante esta situación, nuestro Presidente afirmó, antes de su viaje a Davos, que iría “a plantar la ideas de la libertad en un foro que está contaminado por la agenda socialista”. Sin entrar en debates ideológicos, el error está en no interpretar el espacio y el momento para dar un discurso así. Recordemos: no se trata de ideas, se trata de interés nacional y pragmatismo.

El discurso de nuestro presidente se centró en explicar el fracaso del colectivismo a lo largo de la historia, las desviaciones del modelo libertario que explican las debacles y la necesidad de no dejarse influenciar por la acción estatal. Luego, compartió un análisis, por lo menos simplista, del mundo de hoy:

“Digo que occidente está en peligro porque en los países que deberíamos defender los valores del libre mercado, la propiedad privada y las instituciones, sectores del establishment político y económico, algunos por errores en sus marcos teóricos y otros por ambición de poder, están socavando los fundamentos del libertarismo, abriéndole las puertas al socialismo y condenándonos potencialmente a la pobreza, la miseria y el estancamiento”.

Para finalizar, arengó a los dueños de las corporaciones internacionales a “no dejarse amedrentar ni por la casta política ni por los parásitos que viven del estado” afirmando que ellos son “héroes” y “benefactores sociales”.

Si intentamos encuadrar este discurso en alguno de los cuatro bloques que el World Economic Forum preparó para este evento, sería muy difícil lograrlo. Los espacios de debate de esta semana son los siguientes: “Lograr la seguridad y la cooperación en un mundo fracturado”; “Crear crecimiento y empleo para una nueva era”; “La inteligencia artificial como motor de la economía y la sociedad”; y “Una estrategia a largo plazo para el clima, la naturaleza y la energía”. Párrafo aparte para la exposición del mandatario argento, que debería haber contado con un bloque especial llamado “debate ideológico en una agenda pragmática”.

La gran tensión entre el revolucionario anarcocapitalista y el pragmático asociado al establishment político  (o “casta”) marcan los debates internos en torno a las explicaciones del nuevo gobierno en nuestro país. Puertas afuera, todo está más claro: se trata de un teórico ideologizado que no interpreta las tendencias geopolíticas del Nuevo Mundo.

2 | Cambio de guerra

Avivar desde lejos el caos que resulta funcional a su interés o involucrarse directamente son las opciones que tiene la política imperialista a la hora de meterse en territorio ajeno. Durante su gobierno, Biden nos dió ejemplos de ambos casos.

El caso de Ucrania es claro. La OTAN, atada al interés anglosajón, fogoneaba desde el minuto 0 con sus misiles balísticos con alcance a Moscú. Cuando la Guerra estalló, Estados Unidos se limitó a enviar armas y plata, sin poner el cuerpo. 

Esto no quita que el aporte del Tío Sam haya sido jugoso. Según el New York Times, desde el estallido de la guerra en febrero de 2022, el gobierno de Joe Biden ha enviado más de 75.000 millones de dólares en efectivo y equipamiento para la defensa de ese país.” De hecho, tan grande ha sido el regalo de Biden a Zelenski, que el propio congreso yankee le está rechazando las nuevas solicitudes de ayuda militar.

La gran noticia de esta semana es que la suspensión de la ayuda a Ucrania por parte de Estados Unidos no significa una decisión de cortar con el involucramiento en escenarios bélicos, sino que se trata de un cambio de prioridades.

El mismo día que se anunció la suspensión de ayuda a Ucrania, el Tío Sam, de la mano de sus primos piratas ingleses, comenzó el bombardeo sobre Yemen. Recursos no faltan.

En el primer resumen de noticias de este mes, ya alertamos sobre los dos portaaviones que la Casa Blanca había enviado al estrecho de Bab al-Mandeb, mientras que Gran Bretaña se preparaba para sumarse al baile.

Luego de los primeros bombardeos anglosajones, los hutíes respondieron este lunes atacando un nuevo carguero de firma estadounidense que transportaba manufacturas a través del Mar Rojo. Ese mismo día, nuevos bombardeos se dirigieron a las inmediaciones del aeropuerto Al Hudeida, de la ciudad portuaria de Yemen.

Para entender el cambio de prioridades, repasemos el interés estadounidense en los conflictos (no sólo del Estado, sino también de las corporaciones de capitales yankees). El estallido de la Guerra de Ucrania, de la mano con las sanciones y bloqueos comerciales a Rusia, perjudicaron a Europa por la centralidad del suministro energético de Moscú hacia el Viejo Continente, que con el sabotaje al Nord Stream y las decisiones de Occidente, quedó suspendido. El hecho despertó el interés de Argelia y otros países por erigirse como reemplazantes en la provisión de gas y petróleo a Europa, pero el que se aseguró el negocio fue Estados Unidos.

La agencia Investigate Europe ya informaba, en enero de 2023, que las importaciones europeas de gas procedente de Estados Unidos aumentaron un 148% durante el 2022. Durante el año pasado, este fenómeno se profundizó aún más, llegando a que la propia Administración de la Información de Energía de EE.UU. anuncie que, en el primer semestre de 2023, su país “exportó más gas natural licuado (GNL) que cualquier otro país exportador de GNL”.

Una vez asegurado el negocio del suministro energético hacia Europa, ya no hace falta rasgarse las vestiduras por Zelenski y el pueblo ucraniano. Para colmo, la pata privada del Tío Sam también fue el gran ganador de la Guerra que aún no finaliza, pero anuncia su desenlace.

BlackRock, el coloso norteamericano que controla 9,5 billones de dólares de activos, contando así con un volumen de inversión que supera el PBI de todos los países del mundo salvo China y Estados Unidos, es otro ganador de la Guerra de Ucrania. El gobierno de Zelenski creó el llamado Fondo de Desarrollo de Ucrania, manejado por el Ejecutivo, como entidad impulsora de la reconstrucción del país luego del conflicto. Para guiar su funcionamiento, se nombró a BlackRock como principal asesor del Fondo. Incluso, ya se mantuvieron reuniones entre el gobierno ucraniano y las autoridades de la mayor corporación financiera del mundo, donde se firmaron los acuerdos de cooperación.

Anoticiados de las preocupaciones y urgencias del gobierno ucraniano, cabe preguntarse cuál es el interés de BalckRock en esta movida. Además de asegurarse un espacio de influencia y la renta financiera en el marco de una futura reconstrucción nacional, con la tracción económica y productiva que significaría, no podemos dejar de pensar en la gran ventaja comparativa de Ucrania: el Chernozem.

El Chernozem es uno de los suelos más fértiles del mundo, por su riqueza en potasio, fósforo y humus. Ucrania es el país con mayor concentración de este tipo de suelo, lo que lo posiciona como una de las cuatro tierras más fértiles del mundo, junto con el centro de Estados Unidos, parte de Angola y nuestra querida Pampa Húmeda.

En territorio ucraniano, se encuentran unas 32 millones de hectáreas de Chernozem. Cargill, Monsanto y Dupont, entre otras corporaciones, ya tienen asegurada su actividad allí. No sería descabellado creer que BlackRock quiera sumar sus porotos en el Oriente Europeo.

Se comienza a vislumbrar el desenlace de un conflicto que la Casa Blanca alentó por interés propio.

Volviendo al Mar Rojo, el caso es distinto. La irrupción del Tío Sam en el estrecho de Bab al-Mandeb no responde a una ofensiva del interés estadounidense, sino a una acción reaccionaria ante el daño al mismo. Quizás sea por eso que su accionar es directo, sin fogonear desde lejos, y metiendo los pies en el plato de lleno.

En el marco de la expansión regional de una escalada que comenzó como un capítulo más de la Guerra por el Jordán, los hutíes saltaron al frente de la escena advirtiendo que todo barco de bandera occidental que navegue por las costas de Yemen sería atacado, y cumplieron su promesa. 

Una vez que obligaron a las cinco principales navieras del mundo y a la British Petroleum a volver a las rutas que bordean el África, encareciendo fuertemente los costos logísticos y energéticos, el interés anglosajón de llevar sus manufacturas y energía por el mundo se vió afectado, y eso se paga caro.

BlackRock, en este caso, también decidió mojar la medialuna. Alertado por el nuevo escenario internacional, en el cual la logística y la infraestructura demandará mayores gastos para el comercio entre las naciones, acordó la compra de Global Infraestructure Parteners (GIP) por 12.500 millones de dólares; una gestora de fondos de inversión dedicados al comercio internacional. GIP controla los aeropuertos de Sidney y Londres Gatwick, el puerto de Melbourne y el grupo económico que realiza el tratamiento de las aguas del Canal de Suez, entre otros sectores energéticos.

En un caso, para avanzar en la expansión de su renta del otro lado del Océano. En el otro, para reaccionar y defender el viaje de sus manufacturas por el mundo. Es así como llegamos a esta semana, donde se hizo evidente el volantazo de Guerra, dejando en segundo plano el conflicto entre Rusia y Ucrania para poner todos los esfuerzos en asegurar el flujo comercial en Medio Oriente.

3 | Oriente y el Nuevo Mundo

Mientras China se esfuerza por mantener y ampliar su red de relaciones económicas internacionales y su presencia a lo largo y ancho del mundo, los movimientos en su contra aumentan la tensión.

Con el accionar de la alianza AUKUS, la confrontación directa de Biden, la militarización británica del Atlántico Sur (de donde sale la principal provisión de alimentos para su pueblo), el acercamiento entre Putin y Kim Jong-Un, y tantos otros fenómenos, la cosa se empieza a poner rara para Xi Jinping.

A esto le sumamos la gran noticia de esta semana para Pekín: las elecciones en Taiwán. Lai Ching-te, el candidato oficialista, se impuso con el 40,3% de los votos, siendo la primera vez que un partido logra tres mandatos consecutivos. La victoria del oficialismo garantiza la continuidad de la línea independentista y pro-Occidente. 

Previo a los comicios, el funcionario chino Zhang Zhijun había declarado a la agencia estatal de noticias Xinhua que se trataba de “una elección entre la guerra y la paz”. Bueno… ganó la guerra en Oriente.

Biden se cuidó: en tanto Estados Unidos no reconoce oficialmente a Taiwán, el presidente advirtió que “No apoyamos la independencia”, aunque el Secretario de Estado Antony Blinken felicitó al presidente electo y al pueblo taiwanés por “demostrar una vez más la solidez de su sistema democrático… Estados Unidos está comprometido a mantener la paz y la estabilidad a través del Estrecho y a la resolución pacífica de las diferencias, libre de presiones y coerción”. 

Lo que el interés de nuestra Nación demanda hoy en día, es ver más allá de lo que pasa a ambos lados del Estrecho de Taiwán. La guerra por la isla no es una mera cuestión interna de los chinos. Se trata de la definición sobre un posible enclave estratégico de Occidente a las puertas del gigante asiático, justo en una isla donde se fabrican la mayoría de los microchips del mundo.

Pongamos atención al otro extremo del globo. Las elecciones del Partido Republicano catapultan a Donald Trump como candidato hacia el escenario nacional, mientras Biden despilfarra los recursos de los norteamericanos lejos de su territorio.

La diferencia entre las últimas dos administraciones es clara: mientras Trump proponía desfinanciar la OTAN y los organismos internacionales del Consenso de Washington, por significar un gasto impresionante para el bolsillo norteamericano, Biden repartió guita a diestra y siniestra para su amigo Zelenski, hasta que le frenaron el carro esta semana en el Congreso.

A la hora de abordar la confrontación con China, ambos presidentes han entendido que la guerra con el gigante asiático es cuestión de primer orden para la Casa Blanca. La diferencia está en las formas. Trump se limitó a la llamada “guerra comercial”, anteponiendo la industria nacional a los flujos internacionales. Por su parte, Biden empezó a agitar el vector militar, con la misma lógica que fomentó la Guerra de Ucrania y el reciente estallido en el Mar Rojo. Con el mismo objetivo de luchar contra Xi Jinping, pareciera que mientras Biden eligió la sangre, Trump eligió el tiempo.

Sigamos mirando a las potencias occidentales. Gran Bretaña es parte de la alianza AUKUS, que surge como actor clave en medio de las tensiones de las aguas orientales. Este dato, sumado a la historia geopolítica, nos invita a imaginar fácilmente que los británicos, llegado el caso, se alinearán a la estrategia yankee de acorralar a China. Este lunes, el Ministro de Defensa del país grabó un video bastante subido de tono, donde comenta: “En 2024, Gran Bretaña se enfrentará a un punto de inflexión de su historia. Están viendo las pruebas día tras día. El mundo se volvió peligroso. Alrededor nuestro, nuestros enemigos se están preparando, y estamos viendo el inicio de las trágicas consecuencias. Desde Ucrania a Medio Oriente; desde el mar del sur de China hasta Corea del Norte; desde América del Sur hasta África.”

La pregunta es: ¿cuál es la hipótesis de conflicto de los ingleses en nuestra región? ¿Se referirán a la disputa por el Atlántico Sur?

Si esto es así, y lo sumamos al análisis holístico, debemos ser muy cuidadosos con nuestras relaciones internacionales. Si la confrontación con China se acelera bajo el esquema comercial que propone Trump, la manera de combatir al gigante asiático es atacando donde más le duele: energía y alimentos. Adivinen cuál es uno de sus principales proveedores de alimento y potencial proveedor de energía. Ahora, ¿adivinen por cuál Océano viajan esas provisiones? Desde la Isla Ascensión hasta la Antártida, Gran Bretaña cuenta con los enclaves necesarios para asegurar una logística eficaz en todo el Atlántico Sur.

Ahora bien, ¿qué estamos haciendo nosotros? Luego de los gritos “sobreideologizados” proclamando evitar toda negociación con comunistas, el Gobierno Nacional agacha la cabeza ante Pekín, profundizando la dependencia que se instaló a partir del segundo lustro de este siglo. Esta semana, la Canciller Mondino se reunió con el embajador chino y dió el apoyo de nuestro país al régimen de Xi Jinping, ratificando el principio de “Una Sola China” en el marco de las elecciones de Taiwán.

Se aceleran los dolores de parto en un Nuevo Mundo. Si no logramos entender la geopolítica en su complejidad, seremos parte de sus perdedores, y nuestra Patria tiene mucho por perder.

4 | Se mueve el Atlántico Sur

En un mundo como el de hoy, en guerra y transición hacia un nuevo orden geopolítico, hay que prestar constante atención a lo que ocurre en nuestro principal espacio de disputa, que es el Atlántico Sur. En esta semana, pasó un poco de todo, y ninguna de las noticias va en línea con nuestro interés nacional. Repasemos:

En primer lugar, se emitió el primer informe oficial desde la Fiscalía de Estado de Tierra del Fuego sobre el radar LEOLABS en Tolhuin. En el mismo, se confirma la condición de la compañía como sociedad británica y se adjudica la responsabilidad de la puesta en marcha del radar al Ministerio de Defensa y la Jefatura de Gabinete de la Nación por su autorización al mismo. Además, señaló la falta de coordinación entre Nación y la provincia. Se denuncia también la falta de legislación adecuada y el desconocimiento de las autoridades en materia castrense y de telecomunicaciones, fundamentales para entender estas cuestiones de seguridad nacional.

A menos de 700km, se anunciaron ejercicios militares de las fuerzas piratas en nuestras Islas Malvinas. El 23 y 24 de enero se llevará a cabo otra acción de las Fuerzas Británicas de las Islas del Atlántico Sur (BFSAI), luego de su último ejercicio del año pasado.

Los ejercicios militares no terminan en nuestras Islas. Esta misma semana, el Ejército de Chile, en su página oficial, anunció la planificación de ejercicios conjuntos con Estados Unidos en este 2024 y en el 2025. El primero, llamado “Southern Félix”, se realizará en la región de Tarapacá, limítrofe con Perú, Bolivia y nuestra Patria, y parte del “triángulo del litio”. 

Recordemos los dichos de Laura Richardson, jefa del Comando Sur del Departamento de Defensa de Estados Unidos, cuando afirmó que Sudamérica tiene una importancia central para Washington, que “tiene mucho que hacer allí” y “tiene mucho que ver con la seguridad nacional” de su país.

Como frutilla del postre, mientras se debate en el Congreso la ley que, entre otras tantísimas cosas, abre los mares invitando a la pesca foránea en nuestras aguas, el gobierno envió un solo barco patrullero para controlar la pesca ilegal de más de 500 buques extranjeros en 4500 km de mar.

El mundo está en guerra, y los efectos llegarán hasta nuestra región. Nuestros tiempos nos demandan estar a la altura de la historia para entender la geopolítica mundial y los intereses en juego sobre el Atlántico Sur.

5 | Argentina potable

El agua es uno de los recursos estratégicos para el futuro de la humanidad. Nuestra Nación, además de contar con parte del inmenso Acuífero Guaraní, pone a disposición su materia gris para avanzar en la seguridad hídrica.

Un proyecto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas correspondiente a la Unidad Académica Caleta Olivia, de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, desarrolló un equipo desalinizador de agua sin impacto ambiental, lo que significa un gran hallazgo en las investigaciones sobre la potabilización del agua.

El equipo, mediante un calentador, imita el ciclo natural del agua a través de un sistema que calienta el agua de mar y la pone en contacto con aire seco, lo que genera la humedad capaz de ser absorbida mediante la recuperación del vapor dejando atrás la sal. 

El proyecto, a cargo del Dr. en Astronomía Adrián Brunini, garantiza también la minimización del gasto energético: el diseño termodinámico recupera la mayor parte de la energía, y el equipo está preparado para funcionar a base de hidrógeno verde, reduciendo importantemente las emisiones contaminantes.

Desde el sur de nuestra Patria emergen las mentes técnicas que impulsan la innovación tecnológica al servicio del pueblo.

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