Sucesos que echan luz sobre el contexto internacional y argentino de nuestros tiempos. Escribe Ariel Duarte.


#1 - Los vecinos del Norte

A veces las declaraciones son cuestiones de magnitudes. 

Las primeras 5 economías del mundo en trabajo y facturación anual son Estados Unidos de Norteamérica (27 billones), China (17 billones), Alemania (4 billones), Japón (4 billones) e India (3 billones). 

Un billón son doce ceros, un millón de un millón. 

Entre la primera -EEUU- y la segunda -China- hay 10 billones de dólares de diferencia. El PBI chino tiene que crecer un 50% para alcanzar el norteamericano. 

Entre el PBI de Estados Unidos y el de India hay 24 billones de dólares de diferencia, India debe crecer ocho veces para alcanzarlo. 

Los PBI de Alemania y Japón, otros dos exponentes de Occidente/Oriente y viejos aliados de la Segunda Mundial, son casi iguales.

Una salvedad para comprender el fenómeno. Entre China e India reúnen el 35% de la población mundial, mientras que Estados Unidos es sólo el 4%. De ahí que su PBI por persona es de 85 mil dólares, mientras que el de China es de 13 mil. 

Para poder alcanzar a China en población, todos los pueblos de América debemos crecer un 40%.  

Si vamos a la inversión anual en defensa, Estados Unidos triplica a China, quintuplica a Rusia y es 10 veces más que el inglés, el alemán o el indio. Este diferencial lo viene acumulando hace varias décadas.  

Lo más singular es que sumando todos los presupuestos militares restantes no llegan a alcanzar el norteamericano, y sólo ese rubro del gasto duplica todo el PBI argentino.     

Bueno, dicho el contexto, vamos a la noticia. 

El Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, es decir, quien dirige el Ministerio de Economía de la economía y las armas más grandes del mundo, Scott Bessent, dedicó a la Argentina su única declaración pública del día 24 de septiembre de 2025. 

Su declaración deslizó algunos elementos de dos negociaciones en curso con la Argentina: 1) el posicionamiento geopolítico de Estados Unidos en Sudamérica; 2) el financiamiento de la economía argentina. 

Pero antes de adentrarnos en esta declaración histórica, vamos devuelta hacia otro contexto. 

Luego de hablar ante la Asamblea de Naciones Unidas, el día anterior Donald Trump hizo una reunión pública con el presidente argentino. 

Lo que para nosotros significaba el drama eterno de la inflación, el dólar o el riesgo país, Trump lo resolvió con un pequeño espectáculo de un minuto ante las cámaras, principalmente llevadas por el gobierno argentino.

Comenzada la micro reunión, Trump repitió un montón de empaquetados elogios, y terminó con la declaración de su apoyo al “futuro presidente” de la Argentina, en un claro desconocimiento de las elecciones nacionales. 

Cumplido el minuto, después de dar sus “Muchas gracias” a Milei para terminar, le entregó la hoja impresa de su publicación en X apoyando a Milei: un cuadrito de la mención. 

Después de que Javier hiciera sonrisitas a la cámara con el autógrafo de un famoso, Trump lo interrumpió y apuró para irse: “Eso no estuvo mal… ¡Ahora podemos irnos de acá!”. La delegación argentina, encabezada por Milei, hizo lo adecuado para salir de la incomodidad: exageraron unas carcajadas. 

Sin embargo, estaba pactada alguna pregunta de “la prensa”: “Presidente, ¿va a ayudar a rescatar a la Argentina?”. Trump respondió: “Vamos a apoyar a Argentina. No creo que necesite un rescate, él hizo un fantástico trabajo”. 

La respuesta de Trump nos remitió al viejo discurso de Milei tras la tragedia ocurrida en Bahía Blanca, luego de asumir la presidencia en 2023, quien dijo en conferencia de prensa ante un público que esperaba fondos de Nación para atender la emergencia: “Tienen todo nuestro apoyo. Estamos seguros que con los recursos existentes van a poder salir adelante”.  

Otro paréntesis fue para la decepción de Caputo, que en ese instante de la declaración de Trump sobre el “no necesario” rescate, salió a buscar una mirada entre los del fondo: comenzaba a dilucidar uno de los puntos que luego Bessent aclaró el día siguiente.

La reunión terminó con una repregunta de la misma periodista, esta vez para Scott Bessent, sobre cuáles serían las medidas de ayuda concreta. Sin embargo, Trump interrumpió y concluyó: “Vos ya sabés de qué hablamos”.

Los detalles se conocieron al día siguiente con la declaración de Bessent. 

Las consideraciones en materia económica se redujeron a anunciar que harán “lo necesario para apoyar a Argentina y al pueblo argentino”. Entre las herramientas elegidas, se destacaron tres: 1) compra de bonos argentinos internacionales “cuando las condiciones lo exijan”; 2) crédito stand-by a través del Fondo de Estabilización Cambiaria; 3) intercambio de monedas (swap) por 20 mil millones de dólares con el Banco Central argentino; 4) compra de deuda pública local secundaria o primaria. 

Sin embargo, incluyó una condición en su declaración: “terminar con las exenciones fiscales para los productores de materia prima para exportación”, es decir, restituir las retenciones y utilizarlas como mecanismo de recaudación.

Luego, prometió que si el gobierno triunfa en las elecciones, se planean inversiones directas por parte de empresas norteamericanas. 

A la par, el Fondo Monetario Internacional también brindó su apoyo mediante redes sociales, a través de su directora, quien instó a la Argentina a retomar -o comenzar- el camino de compra de reservas (dólares). 

Los puntos mencionados anteriormente refieren a una de las dos negociaciones, la de segundo orden: el financiamiento de la economía argentina. 

Pero en lo que financiar respecta, la pregunta sustancial es siempre el “¿para qué?”: allí radica la primera de las negociaciones que Estados Unidos pretende con Argentina: su nuevo posicionamiento geopolítico según el lema “América para los americanos”. 

Bessent planteó tres puntos fundamentales: 1) que Argentina es un aliado de Estados Unidos; 2) que el respaldo a los funcionarios argentinos es excepcional; 3) que la relación de Estados Unidos con Argentina tiene una importancia estratégica geopolítica; 4) que terminada la elección comenzarán a trabajar en la cancelación de sus deudas.

El repliegue norteamericano hacia América está relacionado con el fin del globalismo, el auge del proteccionismo, la ruptura de las cadenas largas de producción y su reemplazo por cadenas cortas. 

Es decir, Estados Unidos prioriza la relocalización de sus industrias de Asia en su propio territorio y con trabajo norteamericano, la explotación de recursos hidrocarburíferos para hacer frente a su programa industrial, y el comercio internacional basado en acuerdos entre naciones y, principalmente, la integración con su mercado regional. 

La geopolítica de los aranceles vino a echar por tierra sus los acuerdos de libre comercio, aunque en América, su propio continente, todavía queda mucho trabajo por hacer en ese sentido. 

Sin ir más lejos, la semana pasada se terminó de suscribir el acuerdo de libre comercio de los países miembro del Mercosur con los miembros del EFTA, una liga de países nórdicos que nuclean al reino de Noruega, el principado de Liechtenstein, Islandia y Suiza. La firma fue auspiciada en Brasil por el presidente Lula y la negociación fue una continuidad diplomática desde Macri hasta la fecha. 

América todavía sufre varios vestigios coloniales de siglos anteriores. 

El Reino de Dinamarca ocupa la gran masa gélida de Groenlandia y hace de tapón de Estados Unidos en el dominio del Polo Norte, mientras del otro lado la Federación Rusa se posiciona desarrolla el Corredor Transártico para liderar la logística nor polar. 

El vecino del norte-norte, la liberal Canadá, es una de las joyas de la Corona Británica, forma parte del Commonwealth y del eje insular anglosajón. 

El noreste sudaméricano es ocupado por los franceses, en la denominada Guayana Francesa, dedicada a la pesca y con importantes recursos minerales en bauxita (aluminio) y tantalita (condensadores en electrónica), que satisfacen la industria gala.

La América mirada desde el Cono Sur y su Atlántico, resalta el colonialismo británico y su anillo insular en Santa Elena, Ascensión, Malvinas, San Pedro y Esquivel, que le sirve como proyección logística hacia el continente antártico. 

En cuanto a la economía, América reproduce las mismas prácticas coloniales que imperaban en el siglo 19 con Inglaterra, aunque ahora con China. Dominan las principales exportadoras en granos y carnes, cuentan con puertos, cerealeras y barcos propios, mineras que explotan y exportan nuestras tierras raras, nos compran buena porción del petróleo producido, todo a cambio de masivas importaciones de manufacturas a precio subsidiado de remate, con las cuales nos es imposible competir. 

En ese concierto, Argentina siempre fue una Nación importante de América. Nuestra proyección antártica, conexión con el Pacífico a través de Magallanes, nuestros puertos en el Atlántico, las tierras más fértiles del mundo, energía en abundancia en la plataforma marítima y terrestre, así como minerales críticos de la industria tecnológica del nuevo siglo, entre tantos otros recursos, como la extensión ideal para la crianza bovina de primera categoría. 

Estados Unidos tiene puesto el centro de sus negociaciones sobre tres puntos cardinales: Brasil, Venezuela y Argentina. 

En el primer caso, se trata de la potencia regional de Sudamérica, la cual fue erigida y financiada para hacer de tapón al desarrollo nacional argentino, y nuestra Patria siempre vista como una amenaza para el interés anglosajón y francés, los dos ocupantes extracontinentales de la región. 

La diplomacia brasileña fue históricamente aliada del interés británico y francés -estos últimos con quienes acordaron en 1900 sobre la frontera de la Guayana-, siguiendo la suerte de los acuerdos de Utrecht siglos atrás. 

Hoy ese gobierno es administrado por un personaje singular, defensor de su Patria pero histórico aliado de la socialdemocracia europea y el laborismo inglés. 

La administración norteamericana observa sobre Brasil la continuidad de una Nación que quiere una silla en el Consejo de Seguridad de la ONU. 

Lula, en su recibimiento a Macron años atrás para una de las conferencias del cambio climático, se paseó con el presidente francés por el Amazonas, tiempo después de que este último declarara que ese territorio debía ser tutelado por una autoridad supranacional. Vale decir, Brasil ha tendido una alianza histórica con la Guyana francesa y la presencia de Francia y Holanda -Surinam hasta 1970- en Sudamérica, que les sirvió de tapón sobre la expansión del poder venezolano y su dominio del mercado energético, al igual que utilizaron a los orientales uruguayos respecto de Argentina. 

Luego de los desaires supuestamente originados en el juzgamiento del ex presidente Bolsonaro, Trump y Lula tendieron puentes en Nueva York para comenzar una negociación que salvaguarde los intereses de ambas potencias y permitan una nueva reconfiguración. 

El caso venezolano es más paradigmático. 

La histórica alianza entre Estados Unidos y Venezuela convivió en gobiernos “liberales” y “socialistas”. Las compras de petróleo nunca cesaron, al igual que los acuerdos para la determinación del precio internacional del crudo. 

Sin embargo, fueron los demócratas quienes patearon el tablero, y en la presidencia de Obama comenzaron a catalogar como  terrorista a Nicolás Maduro. 

La preocupación reciente de Trump por el narcotráfico y la ocupación marítima del Caribe, con algunas escaramuzas de barcos mercantes que fueron interceptados o bombardeados por supuestamente llevar drogas hacia territorio yanki, son los gritos del Tero que en un lado pone su voz y en otro sus huevos. 

El problema que debe resolver Estados Unidos es cómo frenar el crecimiento de la economía China, que es la base de su carrera armamentística, en tanto no posee la máquina de imprimir dólares. 

Uno de los ingredientes fundamentales de la industrialización es la energía, cuyo abastecimiento en el caso chino depende en gran medida de Venezuela. 

Para Venezuela también son importantes las compras chinas, en definitiva, el 70% de sus ventas de petróleo la tienen como destino. En segundo lugar, Estados Unidos, con poco más del 20% de los despachos energéticos. Estos datos son de 2023. 

A partir de las sanciones de mayo de este año, ahora el petróleo venezolano se reparte en gran medida entre China e India.  

En el proyecto industrial de Estados Unidos, en el cual convoca a las petroleras a perforar y perforar, el petróleo venezolano también tiene su valor y el deseo de Trump es poder retomar una senda de crecimiento en la compra de ese crudo. 

Pero las negociaciones no son lineales, necesitan su contexto, los exagerados movimientos militares en el Mar Caribe para derribar alguna que otra barcaza, sirven de mensaje para Venezuela para posicionarse ante una inminente negociación que sirva a ambas costas. 

Si el nuevo orden es proteccionista y prioriza las cadenas cortas de distribución, por más que haya afinidad ideológica con China por parte de la administración venezolana, los negocios pueden primar ante un inminente bloqueo internacional de China en el Pacífico o el Atlántico. 

La militarización del Mar Caribe significa el aumento del costo logístico de transportar el petróleo hasta lugares tan distantes como Asia. 

En cuanto a la zona austral del Continente, nuestra Patria tiene mucho para ofrecer más allá de sus tierras fértiles y minerales críticos. 

Si bien nuestro ombligo nos convoca a considerarnos las víctimas de una suerte de neocolonialismo yanki en el Cono Sur a través de un empréstito, la presencia militar norteamericana en el Atlántico Sur tiene objetivos mayores: la discusión de la Antártida y las pretensiones británicas por dominar toda la región. 

Frente al tratado de defensa recíproca celebrado entre Chile e Inglaterra, junto con las pretensiones de un sector de la clase dirigente chilena por quedarse con una parte de la Patagonia, Estados Unidos considera que llegará tarde para cuando en 2048 se discutan las fronteras del Continente Blanco que, a diferencia del Ártico, no se derritió todavía. 

En síntesis, muchas anécdotas, pretensiones y ambiciones se cruzan en la historia de amor reciente entre el Secretario del Tesoro Bessent y el Presidente Milei. 

Se tratará entonces de profundizar en los gestos y en lo no dicho, en las negociaciones de un nuevo orden internacional que, además de negociarse como dice el nombre entre países, configura un nuevo tejido de poder continental. 

Las divisiones entre izquierdas y derechas, fascistas y democráticos, poco explican la realidad actual, en la cual todavía subsisten vestigios coloniales de potencias extranjeras de un continente en franca decadencia: Europa. 

Quizá haya llegado la hora de América, de los pueblos nuevos, y hay que sacarnos lo viejo de encima, entre lo cual está el tratado de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea. 


#2 - El tiro de desgracia

Las mentiras de las encuestas son muy tentadoras. 

En este caso, la encuesta elegida no es de intención de voto o imágenes de políticos, sino de los gastos que ocupan el salario del trabajador argentino. 

Se trata de un estudio de la consultora Bumeran, que más allá de sus dudosas metodologías, describe una realidad acorde con la experiencia: el 73% de los gastos se van en alquiler y alimentos. 

En el último contexto semanal que publicamos días después de las elecciones del 7 de septiembre en la Provincia de Buenos Aires, anticipamos lo que se anunció en las últimas 48 horas: 

“Desde el gobierno, esperan un último manotazo de ahogado: la ayuda norteamericana prometida por Scott Bessen, el secretario del Tesoro yanki. Un nuevo blindaje, como el anunciado por Cavallo allá por el 2001. Las propuestas que circulan incluyen la eliminación de las bandas cambiarias para normalizar un tipo de cambio a $1600, nuevas líneas de financiamiento por parte de Estados Unidos y el BID, que garanticen el ingreso de dólares, acumulación diaria de reservas para cumplir con el acuerdo del FMI y prometer garantía cambiaria sin comprometer el pago de la deuda del Tesoro Nacional.”

Todavía los detalles de la ayuda norteamericana son inciertos y todavía nunca ocurrieron: sólo son una bala de plata que se decidió mostrar ante la opinión pública. 

Por ahora, Trump consideró que mejor ir de a poco: los anuncios por redes sociales de “respaldo absoluto” fueron el anzuelo para calmar las corridas contra el peso de las últimas semanas. 

En la reunión pública del martes entre Trump, los Milei, Caputo y Bessent, el presidente norteamericano advirtió que por ahora no hace falta ayuda, que nos “la vamos a poder arreglar”. 

El equipo económico lejos está de haber solucionado el problema, sino todo lo contrario. La desesperación por garantizar dólares puede llegar a ser su propio tiro de desgracia. 

Recordemos que el objetivo del equipo económico desde el año pasado está en inundar de dólares de corto plazo la Argentina, para garantizar un tipo de cambio bajo como ingrediente preferido para un triunfo electoral. 

Un día fueron “las privatizaciones” y “el Blanqueo” de la Ley Bases, otro día fue la “dolarización endógena”, otro día el “dólar colchón”, otro fue el préstamo del FMI, otro fue el BID, otro fue la promoción del carry trade tras la salida del cepo. 

Todos los planes desde hace un año y medio se limitan al corto plazo de garantizar dólares para estabilizar el tipo de cambio, con ello contener la inflación y poder llegar a las elecciones con el impulso de la imagen positiva del comienzo del mandato. 

Los planes fueron bastante complicados, en tanto los fundamentos de la economía no se basan en los relatos comunicacionales, sino en los datos reales: 

  • El déficit fiscal nunca desapareció, sólo se ocultó mediante la capitalización de intereses de deuda y la falta de pago de las partidas presupuestarias habituales. 

  • El gasto público nunca disminuyó, sólo se incubaron nuevas deudas previsionales y con las provincias.

  • La inflación nunca bajó, sólo pasó a aumentar a los mismos niveles que en el comienzo de Fernández. 

  • El tipo de cambio nunca se estabilizó, sólo se contiene mediante la venta de futuros y reservas, el aumento de las tasas en pesos para el carry trade y la eliminación sistemática de retenciones para exportadores. 

  • El RIGI no radicó ninguna inversión de importancia, sólo sirvió para anunciar promesas de contratos futuros y la inversión extranjera directa cayó. 

La rentabilidad del sector productivo o manufacturero, que apalanca el desarrollo de una economía y la creación de empleo, está por el suelo. 

Cierran decenas de empresas por día y la apertura comercial conduce a las grandes compañías a reemplazar trabajadores por importaciones de los productos que antes fabricaban. 

En este sentido, los bajos precios de los importados pasan a compensar la rentabilidad del sector manufacturero, que cuando se trata de una empresa grande aprovecha sus licencias de importación para reconvertirse y aguantar el parate de su producción. 

La cagada es que la obstinación del gobierno anarcocapitalista por destruir la Argentina los está destruyendo a ellos mismos. 

Este fin de semana, en la desesperación por creer que si no conseguían inundar de dólares en el corto plazo la plaza financiera se terminaba el gobierno, acudieron a distintas herramientas de la política económica que, probablemente, serán el tiro de desgracia que terminará con este sufrimiento (aunque pagando un precio muy doloroso).

La eliminación de las retenciones en todos los productos de exportación de materias primas alimenticias provocaron un aluvión de solicitudes de exportación, lideradas por quince embarcaciones reservadas por COFCO, la exportadora china que ocupa el top nacional.

En algunos días se alcanzó el límite de 7 mil millones de dólares de solicitud para liquidación de divisas, y ahora la preocupación invadió a todas las oficinas de Economía. 

El problema es doble. 

Por un lado, cómo hacer para que el mercado absorba 7 mil millones de dólares en pocos días sin que se desplome el tipo de cambio, provocando hacia futuro una merma en quienes quieran liquidar divisas. 

Por el otro, pese a contar con las tierras más fértiles del mundo, cuando se sacan las retenciones hacemos que todo el alimento (en forma directa o como insumo) se pague dentro del país a precio internacional, como si fuéramos Luxemburgo o una isla (y no quienes lo producen en abundancia).

Veremos cuánto tiempo requerirá el mercado para absorber el aumento de los alimentos, pero de movida hablamos de un alineamiento de los precios locales en un 20 a 40% más. 

Pronto estas medidas apresuradas y desesperadas serán preocupación, pero por sobre todas las cosas de la administración norteamericana, que ya ordenó con la declaración de Bessent la restitución de las retenciones en la materia prima de exportación, que sorprendentemente fueron aprovechadas en mayor medida por China (quince embarques). 

La medida significa un daño superior en aquello que ocupa el mayor porcentaje del gasto: alimentos y alquiler. 

¿Por qué alquiler? Porque se ajustan sobre una inflación que es dominada por el alimento, porque muchos de los propietarios tienen también una parte importante de sus ingresos ocupada por el gasto en alimentos. 

En definitiva, si el objetivo del gobierno con todos estos anuncios eran sobrecumplir las necesidades financieras hasta las elecciones, pifiaron en el diagnóstico, porque el problema electoral no era financiero, sino político y económico. 

No hay modelo económico ni programa político, y el problema es del conjunto de la Argentina, porque si el gobierno ofrece un sentido inexistente, la oposición por ahora se limita a decir que el camino del gobierno no es bueno.

Por ahora, una certeza, se está trabajando para una nueva paliza y un nuevo estado de incertidumbre, aunque ahora decepcionando a su último amiguito, el del norte, al cual le vendió que el problema era de financiamiento.  

 

#3 - Adopción subrogada

Un bebé nació en forma prematura en noviembre de 2024. 

Su mamá cordobesa había concertado un contrato de gestación subrogada con una mujer francesa. 

Al nacer, la francesa decidió no reconocer ni hacerse cargo del bebé, mientras que la madre gestante abandonó al hijo recién nacido. 

Frente a esta situación de desamparo, intervino la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, que solicitó a la Justicia de Córdoba que lo declarase en adoptabilidad para procurar un hogar. 

En forma temporal el bebé fue asignado a una familia de guarda. 

Finalmente, la jueza de familia María Pascual resolvió que el menor se encontraba en “situación de adoptabilidad”, siendo su abandono “una vulneración directa a la dignidad humana”. 

Luego señaló que “la vida no es un producto y un niño no es un objeto que debe cumplir ciertas exigencias… cosificar a un niño es negar su humanidad… es verlo como el resultado de una inversión económica, como un bien que debe satisfacer al cliente. Cada niño, sin importar cómo ha sido concebido, merece respeto, cuidado y amor”. 

En el caso, la gestación subrogada se hizo sin un procedimiento judicial previo, sino mediante un contrato privado e irregular entre una cordobesa y una francesa, sin considerar la eventual situación de que la madre subrogada rechazara el recién nacido.

Sobre este punto, la jueza explicó que “la ausencia de norma expresa no impide al Estado actuar en protección del niño, ni suspende la aplicación de principios superiores que orientan el sistema de protección de la niñez”. 

La madre biológica había aportado sus óvulos, aunque nunca viajó a la Argentina, y rechazó la responsabilidad sobre el niño cuando se enteró que presentaba problemas de salud, como si fuese un “producto fallado”, según la sentencia.

Desde la fiscalía interviniente, luego de incautar teléfonos, computadoras  y el dinero del pago que estaba en poder de la agencia encargada de vender el servicio de gestación subrogada, explicó que en este tipo de contratos las gestantes muchas veces son víctimas de trata de personas, por lo que no enfrentan cargos legales, sino que se persigue a las agencias que intermedian en este tipo de contrataciones ilegales. 

Los debates sobre subrogación de vientres siguen pendientes de resolución, en tanto chocan entre valores protegidos como la vida, la niñez y la familia, frente a la posibilidad de un mercado donde el cuerpo de la persona gestante es concebido como una máquina y el fruto de su vientre como un bien producido y objeto de comercio.

Mientras tanto, uno de los planteos sobre su ilegalidad reside en la interpretación que se realiza sobre la ley de Trasplante de Órganos, en tanto el principio elemental es el altruismo por parte del donante, prohibiendo cualquier tipo de comercio sobre los órganos donados, por no considerarlos como mercancía en los términos del Código Civil y Comercial. 

Dejanos un comentario

Para dejarnos un comentario, tenés que ser parte de nuestra Comunidad Suscribite ahora.

Enviar