“El pueblo quiere soluciones argentinas para los problemas argentinos” Evita.

¿Cómo pretender que se reconozca su legado en un mundo que no tiene Historia, sino pantallas, “me gustas”, “retweets” y visualizaciones? A pesar de no tener una respuesta contundente a esta pregunta, creo que es necesario, justo y relevante hacer mención a uno de los tantos legados que nos dejó Eva Perón: su participación en la reforma de la Constitución Nacional del año 1949, porque “una falsa conciencia histórica abona el terreno para una errónea conciencia política” y porque es bien sabido que se ha intentado adulterar la figura de Evita, silenciando el aporte que ella realizó al cuerpo doctrinario de la Revolución Justicialista y despreciando la enorme capacidad e inteligencia política que ella tenía. Por estas dos vías, se llega a la “Evita cotillón” que le gusta a la mentalidad del "mediopelo", que se ofrece como mercadería en el mercado de cotillón y bijouterie. Ocultar acciones y distorsionar a nuestros personajes históricos es falsificar la Historia. Reconocemos que, sin Historia, no hay posibilidades de realizar un proyecto de liberación nacional. Por ello, en esta oportunidad, debemos comprender qué hizo, qué consecuencias tuvieron sus actos y qué nos dejó de herencia Eva Perón, en este núcleo vital de la vida política argentina como lo fue la sanción de la “Constitución de los argentinos”, a 76 años de su promulgación. 

Evita, en el año 1948, ya escribía en el diario Democracia sobre la necesidad de reformar la Carta Magna: 

             La Historia del Hombre es la historia de una búsqueda incesante de la Justicia (...) Los argentinos integramos un pueblo singularmente amante de la Justicia (...) La articulación de la reforma constitucional que va a realizarse es una etapa de esa azarosa y noble búsqueda de la Justicia. Ya no es justo, por ejemplo, para nosotros, ni para nadie, el individualismo económico y jurídico. Los pueblos claman por sus derechos, claman, mejor, por su derecho esencial a la vida. Y la Constitución que nos rige está inspirada en ese individualismo económico y jurídico que ha perdido validez por su injusticia (...) 

          Hoy es imperioso, porque el país no puede vivir encuadrado en moldes antiguos, que lo ciñen y lo ahogan (...) nadie cree que un pueblo deba vivir esclavizado a un texto frío, a una Constitución antigua, mientras que se destaca, como verdad incontrovertible, que la Constitución debe estar al servicio del pueblo. Porque no hay tiranía peor que la de la ley, cuando es inadecuada a las necesidades del conglomerado social. (…) 

          Es preciso dar a la propiedad un nuevo sentido, un sentido social (…) La inminente intervención de la mujer en la vida política argentina impone la consideración de normas jurídicas correspondientes en el nuevo estatuto constitucional. Además, el pensamiento inspirador del General Perón ha trascendido al pueblo, movilizándolo a favor de las reformas. Ese pueblo ha sentido sus necesidades, las conoce y las impondrá en la Asamblea Constituyente. Por ellas, sustentó la revolución típicamente argentina, que estamos viviendo. 

            El pueblo, pues, inspirado por su conductor, desea que se consolide en un cuerpo constitucional lo que esta revolución ha logrado, para que luego, al amparo de normas justas, pueda desarrollarse la existencia nacional en su plenitud. Quiere ese pueblo soluciones humanas para los problemas humanos, y soluciones argentinas para los problemas argentinos. Económicamente independiente y socialmente feliz, afianzado sobre un texto constitucional justo.

La participación de la juninense la enmarcamos en dos realizaciones: la primera es la inclusión del “Decálogo de los derechos de la ancianidad” en el texto constitucional, y la segunda, su aporte político para consagrar la reelección presidencial.

           Decálogo de los Derechos de la ancianidad

        “Desgraciados los pueblos que no ennoblecen y enaltecen a la ancianidad, porque esos pueblos no serán grandes jamás” Evita.

"El General Perón fue también, desde los albores de su actuación en la Secretaría de Trabajo y Previsión, un abanderado de la niñez argentina (…) La nueva Constitución ha de legislar, entonces, para los niños del porvenir. Pero como la Revolución Peronista no actúa solamente sobre las fuerzas del porvenir, sino que también actúa en el ocaso de la vida, ha de brindar en la Constitución una cosa humana, y sobre todo, esencialmente peronista, cual es la de apoyar y dignificar la vejez argentina”. Estas fueron palabras pronunciadas por Evita el 24 de noviembre de 1948 en el Luna Park con motivo de un acto organizado por la C.G.T en apoyo a la reforma constitucional. Eva Perón fue la primera mujer argentina en realizar un aporte jurídico a un texto constitucional y fue la incorporación de los derechos de la ancianidad. El antecedente directo fue la Declaración de los Derechos de la Ancianidad proclamada el 28 de agosto de 1948 cuando ella misma, en representación de la Fundación de Ayuda Social, anunció el Decálogo y lo puso en manos del Presidente Perón. Subyacía, en su sentir, la necesidad y obligación de transformar el tradicional (injusto) concepto de beneficencia en justicia social. Ella encontró “lagunas” en la asistencia a los ancianos y por ello puso en marcha a la Fundación para dignificar a la vejez argentina. La Fundación estudió las legislaciones de diferentes países como Noruega, Inglaterra, Dinamarca y Estados Unidos, pero llegó a la siguiente conclusión: 

          Nuestra inquietud ha buceado todas las tentativas del pasado, ha observado todas las legislaciones e interpretado los más diferentes textos doctrinarios, pero en ninguno de ellos ha encontrado el sentido sencillo de clara y prístina emoción cristiana que nosotros pretendemos imprimir a la labor siempre sana y enaltecedora de un pueblo que va en apoyo del anciano que sirvió a su patria, a las instituciones y a su familia con el fervor honrado del sacrificio constante de los días de su trabajo. 

           Es por eso que entendemos que esta Fundación debe iniciar su tarea ante el problema de la vejez (y, en consecuencia), “con el propósito de superar esos inconvenientes que aparecen como insalvables en los más sabios sistemas de previsión, es que esta Fundación auspicia, promueve y concreta el ‘Decálogo de los Derechos de la Ancianidad.

El Decálogo comprendía: derechos de asistencia, vivienda, alimentación, vestido, cuidado de la salud física, cuidado de la salud moral, esparcimiento, trabajo, tranquilidad y respeto hacia los adultos mayores. Fueron posteriormente incluidos en la Constitución Nacional sancionada en 1949, convirtiendo a la Nación Argentina en “precursora” en el ámbito del reconocimiento de esta asignatura de derechos humanos. 

             La reelección presidencial

No concibo al justicialismo sin Perón” Evita.

Para abordar la comprensión de la historia existen dos procesos: la heurística, que es la búsqueda o investigación de documentos y fuentes históricas, y la hermenéutica, que es la interpretación subjetiva de los documentos encontrados. La eliminación de la cláusula de no reelección del artículo 77 trajo diferencias entre los convencionales peronistas, algunos historiadores dividían a estos en dos grupos, el ala “evitista”, que pretendían una sucesión presidencial en la figura de Eva Perón, y el grupo bonaerense, que veían en Mercante al legítimo sucesor presidencial tras su virtuosa gestión como gobernador de la Provincia de Buenos Aires. 

Lo cierto es que no se ha hallado documentación precisa, el hecho no está del todo dilucidado, más allá del relato que posteriormente citaré de José María Rosa en “La Historia de nuestro pueblo”. Pero junto a este y la frase que inicia este apartado, que es la frase que aconsejó Evita a los trabajadores para colocar en la sede central de la C.G.T y a su vez la escribió en “Mi Mensaje”, podemos deducir que Eva Perón apoyaba la reelección del Gral. Perón. 

           El 1° de febrero un grupo de peronistas de primera línea fue a visitarlo a la quinta presidencial de Olivos. Y, nuevamente, Perón se negó a que se incorporara la cláusula de reelección. Era indudable que ésta parecía la última palabra y así lo interpretó el mismo Mercante. 

         La noticia corrió como reguero de pólvora y, seguramente, a la oposición le debió volver el brillo a los ojos, esbozando una sonrisa socarrona. Tanto Page, como Luna, hacen referencia a comentarios del convencional peronista Eduardo Colom. Éste relató que Perón entendió que Mercante estaba ‘trabajándose la sucesión presidencial, en lugar de interpretar al jefe’. 

          Para González Arzac, los convencionales se habían tomado demasiado a pecho su renunciamiento. Sucedió, a puertas cerradas, un serio altercado entre Mercante y Eva: ‘A mí no me interesa saber que usted no ha creído en Perón -dijo ella- cuando todo el pueblo argentino cree en él’. Mercante se disculpó trayendo a capítulo los argumentos expresados por Perón. Pero Eva se negó a escucharlo y cortó las argumentaciones de su interlocutor. 

           Nunca se ha ponderado lo suficiente la intervención que tuvo el Secretario de Asuntos Técnicos Dr. José Figuerola. Enrique Pavón Pereyra señala que fueron los argumentos de Figuerola los que invalidaron las razones de Perón para negar su conformidad al tema de la reelección presidencial. Aspecto en el cual Perón parecía no ceder. Fue en ese momento que argumentó Figuerola: no permitir que un mandatario que goza de la confianza de su país no sea reelegido, puede ser antidemocrático, ‘porque es tan antidemocrático imponer a un pueblo un gobernante que merece su repulsa, como impedirle que reelija por otro periodo presidencial a un hombre, a un estadista, que notoriamente acumula sus preferencias’. Perón bajó la guardia ante la reflexión de Figuerola y optó por dejar que la Asamblea Constituyente decidiera en forma soberana. 

           ¿Cómo salir de este entuerto? Para Félix Luna, ‘Evita fue la que supo resolver el problema, sin sutileza, pero con suma eficacia’. Se comunicó telefónicamente con Miguel Asquía y le ordenó retirar el despacho del artículo 77°. La modificación ya era un hecho y la reelección posible. Los desposeídos, ‘los grasitas’ podrían seguir siendo interpretados por su líder.

Finalmente, Mercante, Presidente de la Asamblea Constituyente, fundaba de esta manera la reelección presidencial: 

          La suerte de esta empresa argentina depende de esta posibilidad constitucional, de que el General Perón sea reelegido Presidente de la República por el voto libre de sus ciudadanos…debe quitarse de la Constitución ese impedimento que no aconseja ni la prudencia política ni la circunstancia histórica que vive el país”.

Eva Perón dio su decidido apoyo a la reforma de la Constitución Nacional, tal es así que viajó tanto a Mendoza como a Córdoba precisamente con la finalidad de sostenerla. Impulsora directa de la inclusión de los derechos de la ancianidad y férrea promotora de la reelección de Perón, jamás debemos escindir la figura de Evita de la del General Perón. Ella, como enorme mujer política, fue una locomotora a toda velocidad y, entre tanto legado que nos dejó, aquí yace uno de ellos: su intervención jurídica y política en la Carta Magna, denominada por ella misma como “la Constitución del pueblo”. 




Bibliografía:

-“Historia Argentina”. Tomo XIV El justicialismo. Editorial Oriente

- Rosa, José María “La Historia de nuestro pueblo”. Editorial CEYNE S.A.

-Javier Azzali, “Constitución de 1949”, Editorial Punto de Encuentro. 

-Iciar Recalde, “Santa Eva Perón”, Ediciones Fabro.

- Roberto Surra, “INCORREGIBLES un anecdotario peronista” Ediciones Sur y Sur

-Loris Zanatta, “Eva Perón: Una biografía política” 

- “A 70 años de la Constitución de 1949: Eva Perón y El Decálogo de Los Derechos de la Ancianidad”. Por Pablo A. Vázquez.

-“Evita y nuestro tiempo. Su lucha y la constitución” Por Jorge Francisco Cholvis. 

-“La más profunda reforma” Por Hernán Brienza

-“ A 75 años de la Constitución peronista que buscó “el gobierno de los sectores populares” pero sufrió los vaivenes del devenir político”. Por Pablo Americo.

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