Isabel María Estela Martínez de Perón: Una vida de lealtad

Por Dante López Raggi


En la tierra del norte argento:

Es importante indicar que las crónicas políticas relacionadas con figuras nacionales son sumamente fascinantes. En particular, el caso de Isabel revela notables logros derivados de su vitalidad. La lealtad, el amor y la formación política han sido fundamentales en su recorrido, constituyendo los cimientos más significativos de su camino.

Al examinar su identidad en cuestión, es primordial marcar que se recurre de manera constante a la falsificación de sucesos históricos, con el fin de tergiversar la verdad. En consecuencia, las corrientes ideológicas liberales y de la izquierda marxista cosmopolita han reducido su papel a una mera acompañante de su amado o limitándola a una realidad de soledad en una condena en prisión, entre otras inexactitudes, con el objetivo de distorsionar la realidad. Tal conjunto de mentiras, repetidas incansablemente por los agentes del poder financiero global, busca crear un velo histórico que impida a las personas reconocer un esfuerzo genuino por la felicidad colectiva.

Con dirección a entender esta narrativa de dedicación y nobleza, es relevante mencionar que nació el 4 de febrero de 1931, a las 19:50, en La Rioja. Creció en una familia de clase media alta; aquí la religiosidad católica era un aspecto central de su vida. Su hermano Dardo, Oscar Martínez, expresó en el diario «La Razón”: “Toda nuestra familia es profundamente creyente, y las tradiciones de la Iglesia Católica siempre se respetaron. Por eso fuimos confirmados en la fe«. (La Razón, p. 5).[1]

Al haber estado inmersa en el estudio de danzas y en actividades católicas, a los 21 años, en 1951, se unió al Teatro Nacional Cervantes. En 1955, fue contratada por el bailarín cubano Joe Herald con la finalidad de formar parte de una compañía de danzas clásicas y modernas. Esa ocasión le permitió compartir escenarios con reconocidas bailarinas del Cervantes y realizar una gira artística por varios países de América del Sur y Centroamérica, cautivando al público con su talento.


El amor más puro:

En su trayecto artístico, logra establecer un vínculo con el fundador del Justicialismo, convirtiéndose en su igual, sin prever que juntos formarían una dupla presidencial dedicada a la liberación patriótica.

De modo que es fundamental señalar que estos acontecimientos se iniciaron en la Nochebuena de diciembre de 1955 en Panamá, cuando Isaac Gilaberte, amigo y chofer privado, junto a Luiggi Romerza, un periodista italiano que mantenía amistad con el General desde 1939, y Carlos Pascalli, un ingeniero, decidieron invitar a un grupo de baile y así conocieran al líder exiliado en el Hotel «Washington» en Colón, Panamá.

El doctor Diego Mazzieri, en su obra, detalla que, tras la aproximación de las chicas con él, los tres hombres aludidos anteriormente organizaron una invitación al ballet con el propósito de conmemorar la festividad navideña en un balneario: «Acto seguido Carlos Pascalli, Gilaberte y Luiggi Romerza invitan al ballet a pasar la Navidad todos juntos en el balneario “María Chiquita” del cubano Armando Parra, amigo del General. Allí Perón terminaría por conocer a quien años más tarde resultara su tercera esposa, y no en ningún cabaret como la mitomanía «gorila» pregona. De todas formas, es de hacer notar que, a lo largo de su exilio, Perón frecuentó varios espectáculos de danzas, e incluso, se organizaban en sus esporádicas estadías en distintas localidades de América varias guitarreadas, mateadas y reuniones de amigos entre folclores y tango» (2023: 79).

Hay relatos que describen el acercamiento de ellos dos, los cuales refutan la narrativa errónea difundida por la mass media ideológica. Estas narrativas argumentan que ella no era más que una meretriz bailarina, atrapada en un entorno de excesos en el Caribe, donde se dice que la pareja se conoció en un bar nocturno denominado «Happyland». Aun así, no se ha presentado evidencia tangible, ya sea fotografías o testimonios, que confirme la supuesta presencia del «tirano prófugo» en tales locales de ocio nocturno, ni de su amada tampoco.

En su análisis, el doctor Mazzieri menciona la obra «Con Perón en camiseta» de Carlos Pascilla, que describe el instante en que María Estela y Juan Domingo entrelazan sus miradas en la eternidad. Esta relación va más allá de interpretaciones superficiales y pretende proporcionar una visión más completa de su conexión, distanciándose de las distorsiones históricas promovidas por la cultura del sensacionalismo.

El 23 de diciembre llamó a la puerta del Edificio Lincoln el ex militar cubano conocido como Cabo Parra, quien expresó ser portador de un mensaje de un coro de artistas de Joe Herald, productor musical y de danzas, cubano. ¿Qué pretenden estas chicas, presto de una indisimulable desconfianza?

A lo que su interlocutor respondió: “Ellas quieren dedicar al señor general a la velada en vísperas de la Navidad”

Una hora después la propia Isabel, como si hubiera recibido una contraseña de parra, se animó a enfrentar al toro: – “¿Sabe mi General, que yo he contraído una promesa que debo cumplir apenas lo vea?”

Perón contestó: “Cúmplala entonces”. Entonces Isabel lo abrazo fuerte a Perón, circunstancias que Pascalli dejó anotada en su Diario el Viaje. Acto seguido le dijo: “General yo no quiero postergar mis compromisos con Herald, esto es… yo lo que quiero…” y través una breve y pensativa pausa manifestó:

“¿General no necesita una secretaria?”

-Perón contestó: – “Así es.”

-Isabel: “¿Yo podría ayudarle, incluso como camarera además de secretaria?”

-Perón: – Ocurre que yo no tengo dinero”

-Isabel: – No importa, trabajaría gratis”

-Perón: “No es fácil aceptar su empeño. ¿Acaso aceptaría probar mi comida a diario?”

-Isabel: “En ese caso sería yo quien tendría que pagarle, a cambio de la dicha y el honor de poder hacerlo” (2023: 79)

Consecuentemente a la celebración de las fiestas, el coronel en su confinamiento recibió la noticia de que se hallaba sola en el hotel «Roosevelt», aquejada por una enfermedad y fiebre. Sin dudarlo, se dirigió a su parador con la intención de proporcionarle los medicamentos necesarios.

Ese gesto de generosidad fue profundamente apreciado por la joven, quien más tarde retribuyó la atención cuando él cayera enfermo. En el texto «Perón tal como es» de Enrique Pavón Pereyra, se narra que la muchacha, tras el acto de bondad, asumió el rol de enfermera y, con gran respeto, le solicitó acompañarlo en sus reuniones en calidad de secretaria, dejando de lado su carrera artística. Se menciona que probaba los alimentos del coronel y así asegurarse de que no estuvieran envenenados, lo que generó en él un sentimiento de respeto, cariño y confianza en ella (Pavón Pereyra: 23).

En ese instante que esas miradas se unieron en una noche de festividad cristiana, se inició una relación de mutua fidelidad. Desde este entonces, comenzó una relación basada en un compromiso mutuo. La pareja no solo compartió intereses políticos y viajes, sino que también enfrentó desafíos; uno de los tantos fue el atentado fallido en Caracas en 1957, que resultó en la explosión de su automóvil «Opel»[2].

Finalmente, formalizaron su unión mediante el matrimonio, produciéndose el 15 de noviembre de 1961 en la residencia del Dr. Florez Tascón en Madrid, España, con la bendición de dos sacerdotes llamados Elías Gómez Domínguez de la Orden Mercedaria y Luis More Serra, lo que llevó a que ella se convirtiera en «de Perón».

Fui el principal conocedor y testigo de excepción tanto de sus profundas creencias católicas como de su conducta ejemplar en consonancia con la fe cristiana. Cultivaban un trato filial y amistoso con Dios, tenían los Mandamientos como norma de conducta a seguir y practicaban rigurosamente los sacramentos. Muchas veces me han ayudado en la celebración de la Santa Misa, participando en ella con la máxima veneración. Incontables son los niños que llevaron, como padrinos, a las aguas bautismales. Y lo que es básico en nuestra religión: la caridad para los humildes y necesitados eran en ellos extraordinario, realizándola con el talante evangélico de que “no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda”, palabras del padre Elías Gómez Domínguez respecto de los esponsales Perón (Pavón Pereyra: 1973).

Foto histórica escaneada del libro “Isabel María Estela Martínez por siempre de Perón” Diego Mazzieri.

Isabel cocinando fideos con Juan Domingo Perón.  Foto histórica escaneada del libro “Isabel María Estela Martínez por siempre de Perón” Diego Mazzieri

Perón  junto al padre teatino Luis Moré Serra y amigos.

Isabel y Perón en su casamiento, el 15-11-61


Altura en formación y una lealtad inexorable:

Redactar la biografía de «Isabelita» (tal apodo se lo adjudicó el pueblo) resulta una tarea compleja, ya que es probable que quienes lean este artículo señalen la omisión de algún aspecto relevante. Es necesario evitar tales controversias, por lo cual es aconsejable profundizar en los textos literarios mencionados a lo largo del análisis; allí se consigue información más detallada sobre su trayectoria.

En la revisión de su carrera, se destacan dos características importantes: su instrucción y su sólida responsabilidad con su compañero y al proyecto argentino que impulsó el conductor. Tales cualidades fueron determinantes en su papel dentro del ambiente político de la época, reflejando su dedicación y fidelidad.

Respecto a su instrucción, es crucial señalar que comenzó en 1956. Es inevitable recalcarlo, ya que las versiones distorsionadas que circulan de su persona continúan hasta hoy. Se le ha acusado de tener ambiciones personales o de no estar capacitada para asumir la presidencia luego de la muerte de su esposo; incluso se ha acusado sin fundamento que «Trabajaba en la CIA«. Sin embargo, la evidencia histórica respalda su capacidad y nobleza.

En la «Correspondencia Perón-Cooke, Tomo II», se encuentra una carta en la que el señor Cooke la tildaba de «mala consejera«, lo que provocó la respuesta del líder del Peronismo: «Isabelita, a la que he preparado durante diez años, está allí en acción y cuidándome». La lucha que la pobre debe desarrollar frente a los descarriados y tramposos no es para contar. Ella está clara de la misión que tiene y de los fines que perseguimos«.

La misiva fue redactada en el transcurso del año 1966. En ese periodo, la compañera del adalid ya desempeñaba funciones de embajadora en función del Comando Superior Peronista. El objetivo que le encomendó su colega consistía en detener las aspiraciones de fragmentación dentro del Movimiento Nacional. En la obra de Diego Mazzieri, se observa cómo su querido elaboró de manera meticulosa un manual de estrategias políticas: “Antes del viaje, el general Perón le enviaba a Michelini copia de un meticuloso «Manual de operaciones» que el líder le había entregado a su esposa para que ella lo consulte en todo momento. El manual estaba dividido en método, misión, institucionalización del movimiento, organizaciones, acción, formas de ejecución, conductas a seguir y algunos consejos personales. En el documento estaba plasmado con quien su esposa debía reunirse al arribar al país y las órdenes de discreción estricta”. (2023:141).

Por lo cual, el 10 de octubre de 1965, la embajadora arribó a su patria con el propósito de iniciar un proceso de unificación. Su presencia marcó el comienzo de una serie de reuniones con diversos sectores, incluyendo la CGT, el Frente Feminista Justicialista y destacados líderes políticos. Aunque, el 2 de enero de 1966, realizó un breve periplo de regreso a España a solicitud de su marido, expresando su orgullo por su pareja, describiéndola como una «fiel compañera».

Empero, su anhelo de mantener la paz y evitar que las corrientes nacionales se fragmentaran continuó, dado que el 7 de diciembre de 1971, regresó a su patria, acompañada por José Ignacio Rucci y otros allegados, dispuesta a cumplir con su deber de fidelidad: proteger los hogares peronistas de posibles divisiones o traiciones.

Fue en la madrugada del martes 7, a las tres en punto, que un autobús «Magirus Deutz» la esperaba en el aeropuerto internacional de Ezeiza con la finalidad de llevarla al «Hotel Internacional». A partir de esa situación, la noticia se esparció rápidamente por las calles, provocando que los alrededores del aeródromo se llenaran de miembros de la «J.P». En aquella ocasión, muchos de los presentes se colocaron cintas celestes y blancas en el hombro izquierdo, optando por «mantener el orden»[3].

Por otro lado, los grupos sindicales y de la rama femenina se dispersaron en numerosos grupos de no más de cien personas. Alrededor de las nueve de la mañana, el ambiente era vibrante: diez mil entusiastas peronistas, de los cuales un tercio eran jóvenes, hacían resonar sus voces acompañados de trompetas, clarinetes y una multitud de bombos; agitaban cientos de carteles y pancartas con mensajes de apoyo a la próxima primera dama.

Isabel de Perón llega a la Argentina, detrás de ella se encontraba Héctor Cámpora. Foto histórica, escaneada de la revista Siete Días Ilustrados 13.12.1971

Relato sobre las consignas que Juan Domingo Perón anunció para la misión. Foto histórica, escaneada de la revista Siete Días Ilustrados 13.12.1971

Relato sobre lo que sucedió el día que Isabel de Perón llego a la Argentina, las imágenes muestran la de gente que hubo ese día. Foto histórica, escaneada de la revista Siete Días Ilustrados 13.12.1971

La movilización popular alcanzó su punto culminante, permitiendo que Isabelita llegara a su destino y pudiera proseguir con sus actividades programadas. En su agenda, se destacó un hecho de particular relevancia que tuvo lugar el día 8 del mismo mes, donde la señora se reunió con los integrantes de la «Alianza Libertadora Oficial», realizando la siguiente declaración: «Soy nacionalista y orgullosamente cristiana». Queremos una patria grande y generosa, una Argentina potencia, un hombre nuevo consciente de sus responsabilidades y amante de la justicia social. Es la hora de los pueblos. Pensamos en el futuro de Latinoamérica y del mundo entero, que estará centralizado en la unión solidaria de todos los trabajadores» (Diego Mazzieri: 165).

El día 14 del mismo mes se realizó una importante congregación: el «Segundo Congreso Nacional del Partido Peronista Femenino», llevado a cabo en el Club Atlético Boca Juniors. El acontecimiento reunió a aproximadamente 1.500 mujeres; convirtiéndose en las protagonistas de la convención.

A lo largo del encuentro, las autoridades estaban atentas a la posible llegada de ‘Las novicias rebeldes’, un grupo de chicas lideradas por Haydée Pesce, que se oponían a la impronta de Juanita Larrauri, la conductora oficial de la rama femenina del Justicialismo. La tensión entre estos sectores reflejaba las divisiones internas.

Con el fin de evitar cualquier altercado en el Congreso, Juana implementó una estrategia denominada «Guerra Zapa», inspirada en las tácticas de San Martín en los Andes, destinada a perder sus enemigos. La muchacha comunicó a los medios de comunicación que el evento comenzaría a las 18:00, buscando así garantizar la seguridad de Isabelita.

Así y todo, seis autobuses repletos de compañeras se estacionaron en la calle Villafañe, ansiosas por arribar al Congreso. Su arribo provocó un tiroteo en la calle Chile, a cuyo influjo se observó la presencia de varios jóvenes de vigilancia que portaban brazaletes con las siglas «J.P». En pleno periquete, surgió una oportuna llamada telefónica de José López Rega; en esa comunicación les prometió que «la semana que viene Isabel las recibirá«, garantizando que bajen sus armas. [4]

Definitivamente, a las 19:00 horas, el estadio cerró sus puertas, disipando los temores y dando inicio al suceso. Sin embargo, la calma fue efímera, ya que algunas representantes de la J.P, a pesar de ser una minoría, generaron un ambiente hostil en el recinto.

Algunos de los cantos expresados por las damas incluyeron «Perón, mazorca, traidores a la horca«.[5]

Por más que las canciones se referían a «Si Evita viviera sería montonera«, estas fueron superadas por melodías que promovían la reconciliación, lo que permitió que la jornada se desarrollara sin contratiempos. Por tanto, la actividad avanzó con los discursos de las representantes de la sección femenina de cada una de las provincias, quienes aportaron sus perspectivas y experiencias.

En un clima de intensa emoción y fervor por parte del público, Isabel tomó la palabra en el final de la conferencia. Durante su discurso, evocó los lemas de Evita, con lágrimas en los ojos, recordó las arduas luchas que han enfrentado las mujeres a lo largo de la historia y propuso la creación de comisiones dedicadas a investigar las condiciones de vida de las trabajadoras, abordando temas cruciales en torno a los derechos femeninos y los problemas que enfrentan las trabajadoras del hogar.

Al concluir la congregación, el entorno se llenó de aplausos y se entonaron las estrofas de la canción «Hoy viene Isabelita, mañana Juan Perón«, lo que generó un sentido de cohesión y celebración entre las asistentes. Además, compartió abrazos con sus compañeras y dirigió saludos cálidos a la audiencia. Finalmente, la jornada culminó con la interpretación de la marcha Justicialista, simbolizando la continuidad de la concordia y su deber

Bajo la consigna “Bienvenida Isabelita, embajadora de paz”, se realizó el segundo Congreso nacional del Partido Peronista femenino realizado en el “Salón Azul del Club Atlético Boca Juniors”. Documento histórico escaneado de la revista Siete Días Ilustrados 20/12/1971.

Juanita Larrauri e Isabel María Estela Martínez de Perón entonando la marcha Peronista. Documento histórico escaneado de la revista Panorama 21/12/1971


La tercera posición ofrecida a los pueblos:

Un episodio significativo se produjo en el año 1973; en este entonces Mao Tse Tung extendió una invitación a los cónyuges, pero el jefe del Movimiento Nacional declinó la oferta debido a la inminente asunción de Héctor Cámpora. No obstante, decidió enviar a su amada con el afán de entrevistarse en Beijing con el primer ministro Choy-En-lai. Por tales razones. la madama Justicialista, acompañada por López Rega y Gloria Bidegain, emprendió un viaje con destino a la República Popular de China. Incluso Mao muchas veces le ofreció al coronel que dejara su exilio en Madrid y se trasladase a China.

El hecho fue tan relevante que logró unir a diversos sectores políticos, que, por encima de sus diferencias, lo celebraron. La revista Montoneros, «El Descamisado», proclamó que «El peronismo abre frentes en el tercer mundo», reflejando el impacto de la visita en el contexto de la época.

Después de su estancia en China, la comitiva continuó su recorrido a Corea del Norte. Aquí fue recibida por «El Gran Camarada Brillante”, Kim Il Sung, el fundador del país, en el curso de los días 15 y 16 de mayo.

En la capital norcoreana, Pyongyang, el padre creador de Corea tomó la decisión de bajar su bandera con el propósito de elevar una representación de Argentina. Esa acción simbólica de fraternidad fue seguida por la llegada de la delegación, que se hospedó en la residencia de Kim Il Sung.[6]

El siguiente acaecimiento se dio antes de que regresaran a su tierra; en ese tiempo, tal matrimonio recibió en Puerta de Hierro, Madrid, a Nguyen Thi Binh, ocupando el cargo de comisaria general política del «Frente Nacional de Liberación de Vietnam» y de ministra de Relaciones Exteriores del Gobierno Revolucionario Provisional de Vietnam del Sur, el cual luchó contra los Estados Unidos en la guerra de Vietnam.[7]

Por último, esta proeza ocurrió en su labor de vicepresidente el 15 de junio de 1974. La destacada figura se vio en la necesidad de cumplir con las responsabilidades inherentes a su función. En tal marco, decidió emprender su marcha en dirección a Italia y el Vaticano. En el aeropuerto de Ezeiza, su amado la despidió, mientras se dirigía a Roma, marcando el inicio de una travesía que no fue sólo geográfica, sino también simbólica en términos de su compromiso.

Una vez instalada en su alojamiento, organizó una reunión con un grupo de estudiantes argentinos y mancebos oriundos de Italia. En el transcurso de la entrevista, los participantes expresaron su admiración por la «Tercera Posición», interpretándola como una defensa contra las diversas formas de imperialismo económico, político o ideológico.

Tras ese encuentro, se llevó a cabo una reunión con el mandatario y el primer ministro de la nación en cuestión: «El presidente Giovannu Leone y su esposa, doña Vitoria, la recibieron el día 16 de junio en El Quirinal, donde se brindó un ágape, un almuerzo y un brindis en homenaje a Perón». En esa ocasión, el presidente Leone ponderó las decisiones gubernamentales de posguerra del general Perón considerándola «un ejemplo a seguir» (Diego Mazierri: 214).

Unos días más tarde, el 18 de ese mes, ofreció una conferencia titulada «La mujer en la política» en el Instituto Italo-Latinoamericano. De cara a un auditorio lleno, expuso las siguientes ideas: «Contribuir a la felicidad del ser humano respetando sus derechos inalienables y facilitando su desenvolvimiento en procura de una constante evolución hacia destinos de paz y felicidad, donde el sacrificio personal pueda ceder paso al esfuerzo comunitario que procura el bienestar general.

Así convergeremos hacia la comunidad organizada bajo tales principios filosóficos, considerando que aquello que es bueno para el individuo, también lo es para la comunidad en que se desarrolla. De esa forma lograremos un renacimiento más luminoso que el anterior, porque el nuestro, contando con la misma fe en los destinos, cuenta con un hombre más libre y por lo tanto con una conciencia más capaz«, fragmento del extenso discurso brindado en el Instituto Italo-Latinoamericano.

Luego del acontecimiento detallado, el mismo día se produjo una jornada en la Santa Sede. La vicepresidente y el Sumo Pontífice sostuvieron una reunión que fue única. En tal ocasión, el Papa Pablo VI decidió apartarse de los protocolos habituales de la Santa Sede, ya que las audiencias suelen tener una duración de treinta minutos, pero esa vez se prolongó por más de una hora. En aquella audiencia, la dignataria tuvo la oportunidad de compartir con el Papa su perspectiva de la «Doctrina Peronista» y el concepto de «Tercera posición».

En la biblioteca de su despacho, el líder espiritual destacó la relevancia de la nación argenta en cuanto al universo cristiano y la significación de que una mujer hubiera llegado a ocupar un cargo tan elevado: «Demostración de que el Nuevo Mundo ya está comenzando a dar ejemplos al Viejo», sentenciando que la Argentina era uno de los «baluartes católicos del universo» (Diego Mazzieri: 231).

Al concluir la reunión, se marchó con emoción, llevando consigo tres rosarios bendecidos y una medalla en su honor, obsequios de Paulo VI.

En la foto se ve a la esposa de Mao, Jiang Qing entre Gloria Bidegain, e Isabel de Perón, y también a López Rega. Imagen tomada por el politólogo Juan Luis Gonzales.  Hoy está imagen, se encuentra expuesta en un cuadro en la embajada de China en Argentina, en homenaje al primer viaje oficial entre ambas naciones.

Isabel Perón con el primer ministro de China Comunista Chou En Lai. Documento histórico escaneado de la revista “El Descamisado” Año 1 – N°1 – 22 de mayo de 1973.

Revista “El Descamisado” del 22 de mayo de 1973, relato todo lo sucedido en el viaje que realizo Isabel y la comitiva argentina. Documento histórico escaneado de la revista “El Descamisado” Año 1 – N°1 – 22 de mayo de 1973

Revista “El Descamisado” del 22 de mayo de 1973. Documento histórico escaneado de la revista “El Descamisado” Año 1 – N°1 – 22 de mayo de 1973.

Revista “El Descamisado” del 22 de mayo de 1973. Documento histórico escaneado de la revista “El Descamisado” Año 1 – N°1 – 22 de mayo de 1973.

Isabel de Perón y Nguyen Thi Binh en Puerta de Hierro, Madrid. Documento histórico escaneado de la revista “El Descamisado” Año 1 – N°5 – junio de 1973

A partir de los hechos relevantes gestados por la señora, se logra discernir su agudeza y la honestidad inquebrantable que la definía. Por tal motivo, las mentiras que se esparcen por el imaginario social de la población nuevamente quedan sepultadas por la verdad histórica.

Inclusive, su querido, al seleccionarla en calidad de compañera de fórmula, afirmó sin reservas que fue su mejor alumna: “Hace muchos años que converso y que voy tratando de pasar las grandes reglas y los grandes principios de conducción a Isabel. Tengo confianza que ella no nos ha de defraudar. La tarea de la organización general no es una cosa simple, pero ella, siempre y cuando ustedes la ayuden, puede llegar a alcanzar la organización que aspiramos. Es mi compañera, es mi amiga, es mi alumna” (Diego Mazzieri: 198)


Conclusión:

En el presente artículo, se buscó analizar las gestas significativas realizadas por María Estela Martínez. Su sentido de la moralidad se manifestó en la ayuda a su esposo, así también después de su fallecimiento, momento en el cual informó al pueblo sobre la noticia más inesperada. A través de una transmisión por cadena nacional, con una mezcla de certeza y lágrimas en sus ojos, expresó: «Con gran dolor debo transmitir al pueblo el fallecimiento de un verdadero apóstol de la paz y la no violencia«, rindiendo homenaje al hombre que había sido su compañero en diversas experiencias, tanto positivas y negativas. Se vio en la necesidad de despedir a quien fue su socio en la planificación de un futuro próspero para su terruño natal. El sueño que habían concebido juntos ahora recaía únicamente en sus hombros. Así, en un breve lapso de 20 meses, promulgó una serie de leyes y decretos que marcaron su gestión:

– Ley de Promociones Industriales para las empresas argentinas. Otorgamiento de créditos en moneda nacional y divisas por parte del banco de Desarrollo y extensión impositiva por espacio de tiempo determinado

-Ley de Transferencia de Tecnología al Exterior N°20794/1974. Por esta ley la tecnología producida en la República Argentina por personas físicas o jurídicas de derecho público o empresas de capital extranjero con domicilio en el exterior que tuviese filiales o sucursales en el país, podían vender y exportar tecnología percibiendo beneficios o regalías de sus patentes en el exterior.

– Ley de Represión Integral del Trafico de Drogas N°20771

– Ley Nación Antiterrorista, su objetivo fue tipificar y sancionar con las reglas jurídicas ante los jueces, los ilícitos del terrorismo bélico o terrorismo económico, entiéndase como desabastecimiento, vaciamiento de empresas, locales, etc.

-Ley integral de Contrato de Trabajo N°20744 del año 1974

– Ley de expropiación de la quiebra de Editorial Codex S.A. Por este decreto se creo la gran empresa editorial del Estado argentino

– Ley 20753 creo la Universidad del Centro

– Ley de Seguridad 20840

– Decreto N° 652/74 la nacionalización de las bocas de expendio de combustible.

– Decreto del Poder Ejecutivo de 1976 disponiendo la intervención de la Compañía Ítalo-Argentina de Electricidad.

– Decreto estableciendo que todas las radioemisoras administrativas por el Estado son propiedad del estado, por lo tanto, se comprende los bienes públicos del estado nacional argentino.

A estos principales actos de gobierno, hay que agregarles las sucesivas políticas:

– Exportación de camiones fabricados en la República Argentina.

– El lanzamiento de las «Mesas de trabajo», con el fin de combatir el costo de vida y el desabastecimiento.

– Inauguración de instituciones dirigidas a la salud, como por ejemplo el «Instituto Nacional de Cardiología”, el “Centro de Rehabilitación laboral para lisiado” y “La escuela Nacional de Salud mental”, entre otras

– Lanzamiento de los planes de vivienda titulados: «17 de octubre», «Eva Perón» y «Alborada», en total se construyeron más de 10.000 viviendas.

– Se implemento el operativo “Camello”, junto a la Fuerza aérea se pudo llevar juguetes y golosinas a los infantes de todo el territorio

– Se lanzo el Plan Nacional de Salud Materno-Infantil (5 millones de madres y niños fueron asistidos)

– Se creo el CENARESCO para rehabilitar a las víctimas del consumo problemático.

– La Dirección nacional de Emergencias Sociales destino 1.200.000 kg de víveres, ropas y enseres para pobladores de escasos recursos de todo el país.

– Se organizaron para más de 1 millón de niños, los torneos infantiles “Evita” y “Hombre nuevo”

– No se contrajo ninguna deuda ni prestamos, con ningún organismo usurero internacional.

– Retorno del cuerpo de Eva Perón

– Instalación simbólica del Gobierno nacional por un día en el Sector Antártico Argentino, con el fin de reafirmar la soberanía jurídica en aquel territorio

 -Expulsión del embajador de Gran Bretaña por actos improcedentes ante la protesta por la navegación ilegitima del buque de guerra inglés. Recodemos que este hecho finalizó el 4 de febrero, en el momento que el destructor de la armada nacional ARA “Storni” disparo sus cañones bombardeando a un buque británico para expulsar al buque de guerra británico “Shackleton” de nuestros mares.

Estas fueron varias leyes, decretos y determinaciones estatales durante la administración mencionada. Por ende, la magnitud de la gestión es tan vasta que resulta difícil abarcarla en su totalidad en un apartado. Aun así, se sugiere la lectura de los libros «Isabel Perón. Intimidades de un gobierno» y «M-76, Motivos y Pretextos», escritas por Julio Gonzalez, en sus hojas se hallará mucho más de las resoluciones nombradas.

La conducta de la señorita Justicialista se puede caracterizar como una vida de lealtad, dejando un legado de virtudes humanas y habilidades políticas al pueblo argentino. Su aspiración de reconstruir lo que se ha denominado el «Continente de la Esperanza» resuena en la memoria colectiva de la nación. Al examinar el pasado histórico, los pueblos de Hispanoamérica tienen la oportunidad de apropiarse de los logros conquistados, con el fin de impulsarse hacia un futuro más prometedor y construir una prosperidad comunal.

Por ende, al reflexionar acerca de la eminencia de la primera mujer presidente del mundo, se posibilita identificar los valores humanos y las acciones gubernamentales que contribuyeron al engrandecimiento de nuestra nación. Si Hispanoamérica quiere reelaborar una unidad de destino, es hora de imitar el arquetipo de Isabel María Estela Martínez, por siempre de Perón.

Introducción a una filosofía del nuevo mundo.

Analizar y modificar la realidad en una centuria adoleciente, debido a los paradigmas y métodos científicos de la erudición progresista e iluminista, implica que la transformación de las problemáticas socioeconómicas que se pretende llevar a cabo en la actualidad son una utopía dolorosa. En este contexto, el teólogo Jorge Biturro argumenta que: «El hecho de que no podemos curar todas las enfermedades psíquicas, la permanencia de la ignorancia, el hambre, la enfermedad, la horripilante posibilidad de una conflagración atómica y el recurso a la violencia como causa justificante de derecho y de ley, no están mostrando a las claras la imposibilidad de conocer toda la vida humana por el solo camino de la ciencia». Y pese a que una y otra vez fallamos en nuestros intentos, somos colectivamente como los neuróticos; no queremos reconocer que la falla se ubica en nuestros conceptos materializantes y materializados, y les atribuimos el defecto a las estructuras sociales, a las condiciones culturales o a cualquier otro chivo emisario. Todo con tal de no reconocer, como es a todas luces evidente, que el error está en tratar un material vivo con conceptos que valen solo para lo muerto.” Introducción al filosofar (1978: 2)

Debido a los paradigmas y métodos materialistas, el amor por la Sophia, el bienestar colectivo, la fe genuina, los comportamientos morales y éticos están siendo considerados fenómenos del pasado. En tal sentido, estos elementos primordiales están siendo rápidamente sustituidos por un extremo lucri rabies, lo que resulta en una vulgarización cultural de la existencia humana y permite que el Imperio del Dinero prevalezca, fragmentando así los lazos sociales.

En consonancia con lo expuesto, la casa común de todos enfrenta actualmente una profunda crisis, obstaculizando nuestra aspiración de ser «una unidad de destino en lo universal«, de la manera en que lo comunicó José Antonio Primo de Rivera. No obstante, esa «unidad» se ha transformado en un objetivo inalcanzable.

Pese al desánimo que enfrenta el mundo, en el ethos de los pueblos hispanoamericanos persiste la expresión popular «La fe es lo último que se pierde«, que busca motivar a quienes se encuentran en dificultades a superar sus problemas y adversidades. Por lo tanto, es esencial que la humanidad mantenga la confianza de vivir en una comunidad constituida bajo un corpus de preámbulos morales, éticos, espirituales y culturales heredados de la Cristiandad, lo que a su vez permitiría erradicar la cosmovisión iluminista, el materialismo, la avaricia del dinero y la simplista dicotomía de «Nosotros somos los buenos y los otros son malos«.

En el presente, es posible recuperar la fe y la certeza que se establecieron en el Nuevo Mundo, permitiendo que la población mestiza emerja en la historia con su propia misión, visión y metodologías autóctonas en virtud de enfrentar sus retos. Sin embargo, con el fin de que esto ocurra, es vital revisar los eventos históricos que llevaron a la región a ser considerada «El continente de la esperanza«, señalado por el Papa Pablo VI en 1968.

Por esa razón, es vital estudiar ciertos acontecimientos políticos e históricos del siglo XX en Argentina, que servirán de ejemplos en relación a la reconstrucción de un territorio lleno de certidumbre. Por ello, es importante resaltar la figura de Isabel María Estela Martínez de Perón, quien logró forjar un camino próspero en medio del Armagedón extranjero, expoliador y usurero.


Discurso del 1° de mayo de 1975:

Nosotros los justicialistas mantenemos nuestra posición al afirmar que la responsabilidad de la hora corresponde a todos por igual, y en la lucha por la grandeza de la patria cada argentino, piense como piense políticamente, tiene un puesto de lucha que no puede transferir a nadie sin caer en deshonra. Anhelamos una revolución en paz y una definitiva comunicación fraternal entre todos los habitantes del país.

La idea de patria se extiende, en mi concepto, mucho más allá del simple enunciado literario. Patria no es el suelo que el ser humano pisa, sino la esencia ideal que vivifica sus almas por haber emergido de lo más profundo de su unidad, allí donde convergen el amor infinito a sus tradiciones y costumbres hermanadas estrechamente con lazos familiares, con el anhelo profundo de una total integración con todo aquello que involucra a la patria misma. Patria es el alfa y el omega de una existencia humana por propio designio de Dios. Honrarla y defenderla es patrimonio de las almas fuertes, traicionarla es condición de seres abyectos que se pierden en el deshonor más vil en que una persona puede caer.

Basados en estas premisas es que repetimos incansablemente que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Ello sintetiza nuestro anhelo de unidad y solidaridad tan necesarias en nuestra época actual para sobrellevar la difícil crisis mundial que estamos atravesando.

Y dentro de este sentimiento de patria, considero mi obligación el rendir un justo homenaje a quien fuera tres veces presidente de los argentinos, el señor teniente general don Juan Perón. Nuestro Gobierno del pueblo tiene plena seguridad que, en los postulados de su Doctrina Nacional, se encuentran claramente delineados el destino y la felicidad de la patria. Por ello, reafirmo mi decisión inquebrantable de no apartarme ni un sólo instante de sus cristianos derroteros.

El propio general Perón, en ocasión de su mensaje al Honorable Congreso de la Nación en el año 1950, dejó frases premonitorias que hoy tienen una tremenda vigencia, dado que las circunstancias de la lucha por la libertad siguen siendo las mismas. Dijo en la mencionada ocasión: «La unidad nacional debe ser como la estrella polar para el pueblo argentino, la unión de todos, la única razón de la grandeza de los pueblos, la unidad nacional para que, cuando sea necesario gozar, gocemos todos también. La unidad es la coincidencia fundamental de todos en orden a los principios esenciales que deben orientar la marcha de la nación».

 “Y ningún argentino bien nacido puede dejar de querer, sin renegar de su nombre de argentino, lo que nosotros queremos cuando afirmamos nuestra irrevocable decisión de constituir una nación económicamente libre, socialmente justa y políticamente soberana.

Podrá quedar tal vez en nuestra patria alguien que no pueda concebir una nación justa, o algún astuto dirigente marxista a sueldo de intereses extraños a quien no le convenga nuestro justicialismo, porque le hemos hecho perder todos los argumentos que antes tenía; quedará quizá algún viejo resabio de los monopolios, que añore las épocas de cuando se pagaba la traición, y que no quiera saber nada con esta Nueva Argentina que nosotros proclamamos económicamente libre, y tal vez queda algún grupo de hombres sin patria y sin bandera que no pueda querer que seamos una nación políticamente soberana, desde La Quiaca hasta la Antártida y de los Andes hasta las Malvinas … Pero ningún argentino de bien puede negar su coincidencia con los principios básicos de nuestra doctrina, sin renegar primero de la dignidad de ser argentino.

Hoy, a veinticinco años de distancia de tan visionario mensaje, la figura del general Perón surge a la inmortalidad señalando al país el rumbo de su destino, y el pueblo argentino, volcado masivamente en las urnas, dio el veredicto inapelable de su total apoyo a esa doctrina revolucionaria. Nosotros, sus sucesores constitucionales, recogemos el honroso legado y comprometemos nuestra vida y nuestro honor en mantener la línea ide su obra y pensamiento, porque ese es nuestro deber para con la patria. Esa línea doctrinaria puede definirse exactamente así: queremos ser una nación Socialmente Justa, Económicamente Libre y Políticamente Soberana. Queremos la armonía entre los valores materiales y los valores espirituales y la armonía de los derechos del individuo y los de la sociedad. Y queremos realizar todos los principios con la finalidad suprema de alcanzar la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.

Como presidente de la República Argentina vengo a reafirmar ante Vuestra Honorabilidad, que somos fieles ejecutores gubernamentales de la generosa doctrina humanista que el general Perón forjó, con los ideales más puros y amados que alientan desde siempre en el alma del ser nacional.  Porque los auténticos conductores de pueblos lo fueron por su sensibilidad y su capacidad de intérpretes de la realidad histórica los situó y humana, del lugar donde el destino los situó para cumplir su. ineluctable cometido. De las circunstancias a las que pertenecían y de las que participaban, extrajeron los principios fundamentales de sus idearios y de sus acciones. Supieron ver y supieron escoger de lo particular, de lo propio y de lo inmediato los valores esenciales universales del mundo y de la vida. No fueron a buscar dentro, en la intimidad de la vida nacional y en la tradición espiritual que conforma.

Esto fue lo que hizo el general Perón y así surgieron la Doctrina y el Movimiento Justicialista, que sustentan todos los actos de nuestro Gobierno. Basados en estas premisas, es que hemos establecido el diálogo en la República Argentina, para que participen de él todas las fuerzas representativas de la nacionalidad. Diálogo constructivo del tiempo nuevo que estamos instaurando, de la revolución en paz que estamos realizando entre todos y que está encauzando a la nación por sus carriles, aunque su marcha triunfal pueda verse afectada por los lógicos inconvenientes de toda adaptación a sistemas organizados.

Prueba evidente de esta conquista angular de nuestro futuro es, justamente, el recrudecimiento de los atentados que padece el país y que son instrumentos de la antipatria. Si la marcha constitucional del gobierno popular no hubiera marcado un pronunciado avance, o si hubiera permitido que el pueblo continuara en su estado de letargo y ansiedad, de seguro que no habría en nuestra patria ninguna mano mercenaria, lista para el crimen alevoso. Por el contrario, hemos jalonado el camino de la nación con múltiples realizaciones que, por su evidencia real, han de vuelto la sonrisa a los argentinos y la esperanza a las familias de todo el país. Prueba de ello son las múltiples manifestaciones que recibimos, cuando tomamos contacto directo con el pueblo, tanto en la Capital como en las provincias que hemos visitado.

Esto sí que perturba a quienes tienen sus ojos colocados en nuestras reservas energéticas, de materia prima y alimenticias. Pero mientras exista un argentino con sentido de nacionalidad y del deber, no habrá arma que pueda doblegar su cerviz. Es bueno que los personeros del sometimiento y de la dependencia sepan que el pueblo argentino seguirá impertérrito su marcha hacia los grandes objetivos que se ha trazado. Seguiremos fortaleciendo cada día nuestra fe en nuestras instituciones, en nuestras organizaciones, luchando cada uno de nosotros con nuestro particular enfoque de la verdad argentina, rivalizando solamente por entregar lo mejor de cada uno para el triunfo final y definitivo de la causa nacional que nos hermana. Nadie, sean cuales fueren sus ideales políticos, puede ya equivocarse sobre la actitud a asumir: o se está con la organización comunitaria y solidaria de la vida argentina, con la gran estructura democrática sobre la que se reconstruirá nuestra nacionalidad, o, por el contrario, se está con los intereses espurios que buscan someternos y dominarnos en su exclusivo beneficio.

Fundamentada nuestra acción en la filosofía humanista del justicialismo que es patrimonio definitorio de la gran mayoría del país, debemos procurar por todos los medios, mantener siempre presente la gran consigna: arribar felizmente a una Comunidad Organizada. Aquello que está débilmente estructurado se destruye con suma facilidad, sobre todo si la influencia que predomina atiende solamente los intereses sectorizados. Esa es la grieta por la cual el precioso contenido común se derrama y por donde penetran los agentes que disocian y paralizan, provocando la enfermedad en el organismo nacional. Para evitar que esa tarea disociadora prosiga con sus efectos destructivos, fue que el pueblo argentino votó masivamente a una doctrina saneadora.

Nuestros días de esfuerzo tienden a la unidad de los argentinos, sobrellevando caprichosas situaciones de opiniones e intereses personales, con la tolerancia que todo gobernante que se precie debe tener, sin abandonar el timón de la patria, que es su real objetivo No es tarea fácil dirigir a seres humanos, debido a sus múltiples concepciones de la vida, a sus motivaciones personales y a las presiones de sus intereses. Mucho más sencillo es empujarlos, pero casi invariablemente la rebelión es la meta final de este mal proceder Como sabiamente decía el general Perón, al hombre hay que amarlo e interesarlo, luego convencerlo para lograr el apoyo. Y el mejor de todos los métodos es el de aplicar siempre la verdad, prometer aquello que se pueda cumplir y predicar con el ejemplo, con los ojos puestos en la única meta digna de mover las voluntades humanas: la felicidad y la grandeza de la patria.

La vida de un gobernante no es cómoda ni sencilla, está plena de limitaciones; por el contrario, es complicación y permanente sacrificio si realmente quiere servir a su pueblo respetando la difícil misión que el destino coloco en sus manos. Es preciso llegar al cargo dotado de una amplia provisión de prudencia y de comprensión. Con prudencia podrá convivir con los demás seres humanos, incluso con sus adversarios, evitando preocupaciones y disgustos personales. En tanto mediante la comprensión, evitará las luchas estériles y el desgaste innecesario de fuerzas, las bien dirigidas, serán útiles a la sociedad que gobierna.

Y en tantos años de continua lucha y de observar las variantes de las pasiones políticas, tuvimos la suerte de preparar nuestro espíritu al lado de un insigne Maestro de la Conducción. La vida política podrá definirse como el sistema de adaptación del pensamiento humano idealizado, dentro del medio ambiente que lo rodea, el cual puede variar dentro de la lógica evolución existente en el devenir entre causa y efecto. La modificación cíclica u ocasional del medio suele crear dificultades que repercuten en el ideal básico, iniciando la búsqueda de la adaptación en los seres humanos.

Estas situaciones constituyen un nuevo problema para amoldar la naturaleza humana, dentro de la escala de valores y principios que el ideal contiene en su esencia de causa, expuesta en los cambios evolutivos como testimonios preponderantes de sus efectos.

La experiencia y la historia nos demuestran fehacientemente que no es posible unificar realmente a los pueblos sin el concurso libre de sus voluntades, y ello se logra mediante la afirmación de un verdadero ideal transformado en conciencia nacional, allí donde converge el punto exacto del sentimiento patriótico y la fe religiosa por encima de todas las pasiones e intereses humanos.

Los índices de valores morales surcan el cielo de las naciones en el tiempo como expresiones de su propia grandeza, aunque la demostración de quienes destruyen y generan violencias sean más espectaculares que la de aquellos que, en el silencio de la responsabilidad, construyen para su patria. En el descorrer del tiempo, solo se contabiliza lo positivo. Y como decía fray Luis de León: «Nunca es durable lo que es violento y es violento todo lo que es malo e injusto».

Todo cuanto manifestamos está latente en nuestra obra de gobierno. Cada uno de los señores ministros ha evaluado sintéticamente lo específico a su área, quedando en las cifras estadísticas plasmadas en la reseña general de actividades desde el 1° de mayo de 1974 hasta el presente, las realidades proliferas de un saludable avance en todos los terrenos. Hemos realizado mucho más de todo cuanto pudiera prometerse y lo hemos hecho con grandes sacrificios, puesto que la situación económica del país no fue todo lo óptimo que hubiéramos deseado al comenzar nuestra tarea gubernamental en 1973. La herencia ha pesado y pesa aun duramente sobre nuestros hombros. Pero contamos con la fortaleza del maravillosa causal de fe y confianza de un pueblo consciente del esfuerzo que el Gobierno del pueblo desarrolla para reconstruir su grandeza. Aunque las diferentes áreas ministeriales han informado individualmente, quiero referirme brevemente a cada una de ellas.

La tarea que debió realizar el Ministerio del Interior fue ardua y dificil, dado que el panorama político se vio un tanto convulsionado. Pero la serenidad y la prudencia va corrigiendo las dificultades y todo está hoy encarrilándose por senderos de convivencia. Actitudes esenciales de la vida argentina son el culto a la paz, al trabajo y a la justicia. Por ello todo lo que atente contra esas virtudes que nos caracterizan como personas, como comunidad y como nación, es extraño a nuestra tradición espiritual y procede de los intereses que han buscado siempre arrebatarnos nuestro destino de grandeza moral y material. Saben muy bien que vamos indefectiblemente hacia la Argentina Potencia, porque la capacidad de desarrollo pleno de un país debe contar, en primera instancia como contamos nosotros con un pueblo espiritual y humanísticamente desarrollado. Desde el área del Interior se trabajó intensamente en procura del diálogo con los partidos políticos, buscando la coincidencia nacional. De igual manera se mantuvo estrecho contacto con ambas cámaras legislativas y tal como el Señor ministro lo expresara en su informe, el balance se torna positivo y el panorama nacional prosigue su marcha democrática salvando las dificultades poco a poco.

En lo que respecta a la política internacional de la República Argentina, podemos decir con la satisfacción del deber cumplido, que todas sus actividades han sido positivas y se han mantenido dentro de la tradicional vocación universalista de nuestro país, hermanados con el mundo en nuestro permanente sentimiento de libertad y respeto a las soberanías. El mantenimiento de relaciones con los Estados extranjeros y la cooperación con cada uno de ellos, en todos los campos en los que resulta viable, se han venido realizando sobre la base del principio de no intervención y el respeto a sus sentimientos religiosos y al pluralismo ideológico. Junto a las hermanas continentales, hemos alzado vigorosamente nuestra posición irrenunciable de lograr la integración del continente latinoamericano, mediante la fraternal cooperación mutua y un permanente diálogo. Tenemos la plena seguridad de que ha llegado para nuestro continente la hora de las grandes decisiones a las cuales ninguno de los pueblos que lo componen puede quedar marginado. Como lo señalaba el general Perón, la historia nos ha ofrecido con amplitud tres elementos fundamentales: nuestro tiempo latinoamericano, nuestro espacio geográfico y la valiosa calidad humana de nuestros hermanos.

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto ha comprendido muy bien las ideas del general Perón y todo su accionar se ha encauzado en dicho sentimiento de unidad y universalidad. Así fueron tomando materialización aquellos conceptos del General cuando decía: «La pertinencia en levantar fronteras ideológicas no hace sino demorar el proceso y aumentar el costo de construcción de la sociedad mundial. Para construir la sociedad mundial, la etapa del continentalismo configura una transición necesaria. Los países han de unirse progresivamente sobre la base de la vecindad geográfica y sin imperialismos locales y pequeños. Esta es la concepción de la Argentina para Latinoamérica: justa, abierta y, por sobre todas las cosas, sinceras». Las relaciones referentes al Culto corresponden a las jurisdicciones de este Ministerio, y son con las autoridades eclesiásticas sumamente cordiales, tal como corresponde a un gobierno cuyos sentimientos cristianos integran el sentido universal de la doctrina de Cristo. El permanente diálogo con los altos dignatarios de la Iglesia Católica nos permite conocer profundamente el sentir de sus feligreses y una mutua colaboración nos ha brindado resultados inapreciables.

Quiero destacar en esta oportunidad, la extraordinaria acción pastoral de su Eminencia Reverendísima, el cardenal doctor Antonio Caggiano, quien siempre tendrá vigencia en el sentimiento religioso del pueblo argentino.

En lo que atañe al sector de la Justicia, nuestro Gobierno justicialista ha sostenido desde sus comienzos que, a los efectos de la continuidad de los principios de Justicia Social que inspiran su labor tuvieran vigencia no sólo en el presente sino también en el futuro, era preciso que los mismos fueran fijados en normas jurídicas. Ello ha sido una constante preocupación del Ministerio de Justicia, y su fecunda labor, elaborada con prudencia y visión de futuro, merece nuestro reconocimiento. No escapa a nuestra comprensión las dificultades que han incidido sobre el ánimo de quienes, en momentos aciagos y difíciles, deben desarrollar sus patrióticas funciones judiciales. Así como en la Casa de Dios existen múltiples moradas, también en la patria existen múltiples ocasiones de servirla con la altura y la grandeza de ánimo que la hora de las definiciones requiere. Agréguese a todo ello, como elemento trascendente, la búsqueda de bases programáticas comunes que sirven para la elaboración de un nuevo texto constitucional, que determinará la fisonomía institucional de la República. Esta tarea ha de cumplirse, como lo enunciara en su hora el general Perón, con el concurso de todos los sectores políticos y de las entidades dedicadas al quehacer jurídico e institucional. Se ha trabajado en el terreno de las leyes, comprendiendo que el paso del tiempo hace necesario un ajuste acorde con la evolución humana. Y se han contemplado, tal como se lo antes presado en el informe reciente, todos los aspectos concernientes al área del Ministerio de Justicia.

Corresponde internarnos en el área del Ministerio de Defensa, con su injerencia en las Fuerzas Armadas de la nación, y sin poder soslayar el tema de la seguridad nacional. Cicerón decía: ‘Nada más opuesto a la justicia que la violencia’. Nuestro país. como caja latinoamericana de resonancia ha recorrido también en pocos años la experiencia mundial del avance del materialismo sobre la permanencia de los valores espirituales. El tránsito ha sido muy rápido y muy destructivo, pero la enseñanza que nos deja en medio de los desastres que produce, son productivos.

Nadie que medite con seriedad y con desapasionamiento podrá dejar de percibir que las armas que asesinan tienen unas manos que aprietan el gatillo con la frialdad e insensibilidad, que un cerebro «lavado», un bolsillo cargado, una conciencia amedrentada y una cantidad de drogas en su organismo, ejecutan, tienen mentes puramente materializadas que participan en el gran anticristo que las Sagradas Escrituras nos indican desde siglos. Perón los denominaba como la «gran sinarquía internacional» y tenía razón. Hoy la máscara va descorriéndose poco a poco, la malsana euforia de la pólvora aflora de mil maneras. Los hombres vacíos se entregan hipnóticamente, no por razonamiento. Son simples formas que reniegan del Padre, como el Ángel Caído lo hizo en su hora.

Dentro del plano mundial, es posiblemente nuestro país donde el ser argentino ha expresado con mayor claridad su repudio a la esclavitud. Ello enorgullece mi espíritu y me brinda la fuerza necesaria para enfrentar a la antipatria con la fortaleza de una dignidad que no tiene más fronteras ni limitaciones que servir a Dios, a su patria y al pueblo, que en su presidente confía. Las tres Fuerzas Armadas y todos los organismos de seguridad merecen nuestra gratitud por su espíritu de lealtad y por su clara conciencia ante las dificultades de la hora presente. Ha sido un factor destacable en nuestro gobierno la absoluta identificación e integración de las Fuerzas Armadas al esfuerzo nacional. La vocación de servicio que anima a sus integrantes, puesta a prueba en duras y dolorosas contingencias y su profunda compenetración en el respeto a la Constitución y a las leyes, constituyen su mejor homenaje al pueblo de quien emanan. Quiero que dentro del magno recinto del Congreso Nacional se rinda un sincero y justo homenaje a los hombres de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, a los políticos, a los gremialistas y a los civiles, que con la entrega de sus vidas han marcado y sostenido el rumbo de gloria de nuestra Patria, con el coraje que todo argentino debe poseer cuando peligra el futuro, la soberanía y la dignidad nacional. Ruego al Honorable Congreso de la Nación, me permita solicitar un minuto de silencio en señal de respeto y homenaje para todos aquellos que dieron sus vidas por la Patria, entre los que humildemente coloco al general Perón y a Eva Perón. (…) ¡Muchas gracias!

En el ámbito de la acción económica, el Señor ministro de Economía ha sido en su exposición bastante explícito al señalar las serias dificultades que el Gobierno se ha visto y se ve aun obligado a afrontar tanto por situaciones adversas de orden interno como por el impacto de una crisis mundial generalizada, al mismo tiempo que en muchos aspectos imprevisibles en su verdadera profundidad y dimensión. Creo innecesario, pues, distraer la atención de Vuestra Honorabilidad abundando en mayores detalles sobre el tema. Pero no puedo dejar de afirmar que en medio de tales circunstancias el Gobierno ha orientado su accionar con absoluta sujeción a la filosofía y a los principios fundamentales que forman la doctrina de nuestro Movimiento, que podríamos resumir señalando que no hemos perdido nunca de vista sus objetivos fundamentales en procura de la Liberación y la Reconstrucción Nacional, manteniendo inexorablemente la determinación de preservar y fortalecer el poder nacional de decisión, promover la creación de la riqueza, asegurar su justa distribución manteniendo el poder adquisitivo del salario y procurando una mayor participación de los asalariados en el ingreso nacional. Debo señalar también que toda esta política se ha desarrollado dentro de un marco de concertación, de acuerdo con las obligaciones asumidas en el Acta de Compromiso Nacional con la plena y permanente participación de los tres sectores en ella involucrados: el Estado, los trabajadores y los empresarios, a través de sus organizaciones representativas. Naturalmente, quiero también señalarlo, este esquema, tal vez por ser en su forma actual inédito en el país, y por su propia complejidad, no ha funcionado con la eficiencia que hemos deseado, evidenciando falencias e inconvenientes suficientemente conocidos. Pero no dudo de su mayor cohesión y perfectibilidad futura, en la medida en que cada vez más la conducta y la acción de las partes vayan acentuando su adecuación a la filosofía que inspiró su creación. Quiero concluir expresando mi más absoluta convicción que con el esfuerzo solidario y mancomunado de estos sectores y de todo el pueblo argentino, las dificultades que aún subsisten han de ser superadas y nuestra patria y nuestro pueblo continuarán, aunque no sin esfuerzo y con una responsable austeridad, que debe comprender desde el Estado mismo a todos los sectores sin excepción, su marcha segura hacia el destino de grandeza y felicidad al que tiene derecho y al que todos aspiramos.

Con referencia al Ministerio de Educación, nuestro Gobierno del pueblo tiene plena conciencia de que cada argentino debe tener su destino en sus propias manos, de manera tal que en el futuro no pueda culpar a la sociedad o a sus gobernantes el no haber adquirido la capacitación para manejarse en la vida. Tal como lo afirmaba un antiguo pensador: «La buena educación de la juventud es la prenda más segura de la felicidad de un Estado». Cuando el ser humano se integra en el camino del conocimiento, puede asegurar que mediante su trabajo presente está edificando no solamente su futuro y el de su familia, sino que prepara la libertad de su vida entera. El área de la educación fue recibida por nosotros en un febril estado de descomposición, donde la inoperancia y el descuido facilitaron el desorden y la anarquía, terreno fácil para el nacimiento de los vicios. Colegios y universidades perdieron la tradicional alegría del estudiantado para convertirse en un refugio anárquico de la violencia y de la subversión. Hoy conducida el área educacional por hombres conscientes de la responsabilidad patriótica, van encauzando por los senderos correctos las vocaciones estudiantiles que el país necesita con suma urgencia en la búsqueda de su Reconstrucción Nacional. Los padres, los profesores, y los mismos alumnos deben asumir responsablemente la preservación de la pureza de nuestra enseñanza, evitando que teorías ajenas a nuestra vida nacional intenten corromper nuestra sociedad y perturbar nuestra tradición cristiana.

Al advenimiento del Gobierno justicialista el pueblo trabajador volvió a estar representado en el Poder Ejecutivo Nacional. Ello otorgó mayor calidez fructífera a las relaciones entre el pueblo y el Gobierno, mediante el permanente diálogo con la entidad que los agrupa, que es la Confederación General del Trabajo. El resultado de una política de concertación, conjuntamente con las corrientes obreras y empresarias, nos ha permitido enfrentamientos insalvables, tal como corresponde a verdaderos atravesar momentos de seria dificultad y arribar sin violencias argentinos, a coincidencias donde cada uno de los integrantes del Acta de Compromiso Nacional aportaba su esfuerzo de la nación. El Ministerio de Trabajo de la Nación supo, en todo momento, observar la doctrina de justicia social que nos legara nuestro Conductor y extremó sus esfuerzos para que los trabajadores vieran cumplimentados sus anhelos de mejoras salariales, dentro de las posibilidades económicas del país. El contrato de trabajo es una conquista del alto mérito para el trabajador que, por su magnitud e importancia en la vida social, debe ser cuidadosamente reglamentado para que el abuso no lo convierta en arma contraria a los intereses de los propios trabajadores. La labor fue meritoria, sobre todo porque debió realizarse en situaciones muy difíciles y contra presiones subversivas que aún intentan paralizar con su violencia las industrias del país. Debe el pueblo estar alerta contra el enemigo de la patria, recordando que solo el pueblo salvará al pueblo.

Es cuestión evidente que las características especiales que se conjugan dentro del Ministerio de Bienestar Social, abarcando todas las gamas de la vida de una nación, pueden trasuntar en su permanente accionar un cierto marco de espectacularidad, sobre todo si sus integrantes son conscientes de la cristiana misión que deben cumplir. Es prueba de mérito y de profundo respeto por el pueblo argentino reconocer que el Ministerio de Bienestar Social ha cumplimentado su período de gobierno con sensibilidad y ejecutividad. Sus innumerables realizaciones jalonan los pueblos de nuestro territorio y hasta el indio de nuestro suelo patrio ve llegada la hora de su reparación histórica definitiva. Cada una de sus Secretarías de Estado ha cumplimentado sus programas en su totalidad y con evidente eficiencia, siendo sus resultados promisorios, pese a las lógicas dificultades que estamos atravesando.

De esta manera el Gobierno del pueblo avanza en su programa de justicia social, cumpliendo paso a paso aquello que prometiera y gestara el general Perón. Anhelaba nuestro conductor ver sonrisas en las caras de los niños, erradicando la tristeza de la patria. Quería ver la paz y la tranquilidad en los ancianos, así como la seguridad en la familia de los trabajadores. Deseaba una juventud sana y fortalecida por el deporte, unida por lazos fraternales a sus hermanos de todas las provincias. Quería que nuestros seres humanos habitaran viviendas dignas y se erradicaran las villas de emergencia, quería un pueblo pleno de salud, feliz y creador. Esta labor, que entre todos realizamos, va conformando una nueva nación que se levanta orgullosa sobre las cenizas de un ocaso que por suerte quedó atrás para siempre. Ello nos inspira y fortalece para proseguir la lucha en todos los terrenos. Pero, además, deseo expresar ante Vuestra Honorabilidad, en esta ocasión, cuál es la óptica, cuál es la perspectiva con que un gobierno justicialista aprecia la misión del Ministerio de Bienestar Social, aventando así definitivamente toda otra posible interpretación: nuestra doctrina, reitero, habla de una nación Políticamente Soberana, Socialmente Justa y Económicamente Libre. Pero esta enunciación implica un sometimiento distinto en el orden en que tradicionalmente se consideran, por ejemplo, los factores económico-sociales.

Para nosotros, los justicialistas, el capital está colocado al servicio de la economía y ésta al servicio del pueblo. Nosotros queremos y reconocemos la necesidad de capitalizar a la nación, porque nadie puede repartir más de lo que tiene, pero también reconocemos que ningún gobierno que se llame justicialista, por justicialista y por cristiano, acepte que se deba sacrificar a prácticamente una generación en aras del futuro. Para nosotros, pues, cuando decimos Bienestar Social, estamos refiriéndonos a nuestro supremo objetivo doctrinario: el de la justicia social.

He dejado ex profeso para el final de mi exposición, aquello que yo denomino como el cimiento del edificio. Un gobierno es verdaderamente democrático cuando es claramente elegido por el pueblo y luego gobierna como ese pueblo quiere. Solamente con la unión estrecha de todos los estamentos que conforman la gran pirámide de la nación, es posible arribar a estados de verdadera grandeza y felicidad de un pueblo. El pueblo, ese amado pueblo, es en última instancia el verdadero sostén de la pirámide nacional. El pueblo es el cimiento de esta nación, que va resurgiendo a pasos agigantados de los angustiosos estados de inseguridad que la dependencia creaba. Y ese pueblo está compuesto por seres humanos que trabajan y producen. Por empresarios conscientes de la etapa que vivimos y que, sin dejar de lograr los beneficios de sus esfuerzos en el presente, fijan sus ojos en el inmediato porvenir de esta patria que surge como una esperanza para un mundo en permanente conflicto y necesidades. Y dentro de ese pueblo, una extensa gama de profesionales, escritores, artistas y expresiones de todas las disciplinas que configuran la vida de una nación, van día a día y minuto a minuto, diseñando la historia del presente y las factibilidades del futuro. Sin ellos, la nación sería un páramo sin vida, un territorio dormido e infecundo. Pero con ellos, en la plenitud de su conciencia nacional, todas nuestras más caras instituciones surgen radiantes y potenciales demostrando al mundo que cada uno de nosotros somos capaces de cuidar, respetar y defender aquello que tan generosamente nos diera la Providencia.

Estas imágenes quedarán profundamente grabadas en lo más hondo de mi corazón, perfumadas con la esencia del reconocimiento. Y como el agradecimiento es la memoria del corazón, deseo destacar en este mensaje mi eterna obligación para con los compañeros trabajadores y las instituciones que los agrupan organizadamente por su permanente lealtad al general Perón y por la sacrificada comprensión de la difícil realidad económica por la que atraviesa la patria en su necesidad de reconstruirse y liberarse.

Y deseando que este año 1975 sea una realidad el Año de la Mujer: quiero pedirles a las mujeres de mi patria, que surgiendo a la vida como un maravilloso ramillete de inmortales siempre vivas, que sean en sus hogares el baluarte defensor de nuestra conciencia nacional. Defensoras de la enseña azul y blanca por la cual han dado la vida muchos patriotas. Quiero rogarles sean la fuente del amor y de unidad que agrupe a nuestras familias en torno a la verdad cristiana de nuestras más caras tradiciones. Dentro de cada mujer, se anida el sentimiento maternal capaz de forjar las más grandes empresas y en esta hora de los pueblos, recuperar la conciencia nacional y los valores morales de nuestros jóvenes es tarea fundamental y sumamente delicada. Alguien dijo una vez: la familia, la casa paterna, es como una iglesia de orden natural que rara vez niega un alivio y que prepara el alma a consuelos mayores.

Y al finalizar mis palabras, quiero retornar al comienzo. Ofrecí este mi primer mensaje al Congreso de la Nación, como una dedicación a la patria y esta patria que yo concibo está latente en ustedes que viven este presente, en los que partieron habiendo entregado su esfuerzo y en los que vendrán para conducir su destino. Para cada una de estas etapas, elevo mi pensamiento a Dios, para rogarle preserve nuestro andar en la vida, y otorgue paz permanente a nuestra nación. ¡Muchas gracias!».

La unidad nacional debe ser como la estrella polar para el pueblo argentino, la unión de todos, la única razón de la grandeza de los pueblos, la unidad nacional para que, cuando sea necesario gozar, gocemos todos también. La unidad nacional es la coincidencia fundamental de todos en orden a los principios esenciales que deben orientar “la marcha de la nación”. Y ningún argentino bien nacido puede dejar de querer, sin renegar de su nombre de argentino, lo que nosotros queremos cuando afirmamos nuestra irrevocable decisión de constituir una nación económicamente libre, socialmente justa y políticamente soberana.

Queremos la armonía entre los valores materiales y los valores espirituales y la armonía de los derechos del individuo y los de la sociedad. Y queremos realizar todos los principios con la finalidad suprema de alcanzar la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.

Porque los auténticos conductores de pueblos lo fueron por su sensibilidad y su capacidad de intérpretes de la realidad histórica y humana, del lugar donde el destino los situó para cumplir su ineluctable cometido. De las circunstancias a las que pertenecían y de las que participaban, extrajeron los principios fundamentales de sus idearios y de sus acciones. Supieron ver y supieron escoger de lo particular, de lo propio y de los inmediato los valores esenciales y universales del mundo y de la vida. No fueron a buscar afuera de su entorno nacional el contenido, para elaborar los códigos que debían regir la trayectoria vital de sus comunidades. Lo buscaron dentro, en la intimidad de la vida nacional y en la tradición espiritual que conforma”, Isabel María Estela Martínez de Perón, fragmento del discurso brindado para el 1° de mayo de 1975 (Diego Mazzieri: 328)

Isabel María Estela Martínez de Perón y Juan Domingo Perón en Puerta de Hierro, España.

Bibliografía:

. Mazzieri, Diego, Isabel María Estela Martínez por siempre de Perón, 3ª ed ampliada – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Arete Grupo Editor, 2023.

. Biturro, Jorge, Introducción al Filosofar, Editorial Kapelusz, S . A. Buenos Aires. Publicado en agosto de 1978

. Pavón Pereyra, Enrique, Perón tal como es, Editorial Buenos Aires, Buenos Aires. 

. Duhalde, Eduardo, Correspondencia Perón-Cooke Tomo ll, Buenos Aires: Colihue, 2007.

. Gonzales, Julio C, M-76, Motivos y Pretextos: asalto a la Argentina, Docencia de Buenos Aires 2011

. Gonzales, Julio C, Isabel Perón, Intimidades de un gobierno, El Ateneo, Buenos Aires 2007

Noticias:

. Declaraciones de Dardo Martínez, La Razón, Buenos Aires, 8 de Julio de 1974, p. 5.

. Cómo fue el fallido atentado contra Perón en Caracas, Caracas, noviembre 17, 2019, El Venezolano Colombia.

. Perón y Mao: la historia secreta del primer viaje de Argentina a China, Buenos Aires, Buenos Aires, 25-08-2020. Juan Luis Gonzales, Revista NOTICIAS.

. “Se viene, se viene, se viene el aluvión”, Revista Siete Días Ilustrados, Buenos Aires, Argentina, 20.12.1971

– “La segunda expedición de Isabelita”, Revista Siete Días Ilustrados, Buenos Aires, Argentina, 13.12.1971

. “Las mujeres de Perón”, Revista Panorama, Buenos Aires, Argentina, 21.12.1971

– “Chau Milicos”, Revista “El Descamisado” Año 1 – N°1 – 22 de mayo de 1973.

– “Vuelve Perón carajo” Revista “El Descamisado” Año 1 – N°5 – junio de 1973


[1]   Declaraciones de Dardo Martínez, La Razón, Buenos Aires, 8 de Julio de 1974, p. 5

[2] Cómo fue el fallido atentado contra Perón en Caracas, Caracas, noviembre 17, 2019, El Venezolano Colombia.

[3] “La segunda expedición de Isabelita”, Revista Siete Días Ilustrados, Buenos Aires, Argentina, 13.12.1971

[4] “Las mujeres de Perón”, Revista Panorama, Buenos Aires, Argentina, 21.12.1971

[5] “Se viene, se viene, se viene el aluvión”, Revista Siete Días Ilustrados, Buenos Aires, Argentina, 20.12.1971

[6]   Perón y Mao: la historia secreta del primer viaje de Argentina a China, Buenos Aires, Argentina, 25-08-2020. Juan Luis Gonzales, Revista NOTICIAS

[7] Revista “El Descamisado” Año 1 – N°5 –, Buenos Aires, Argentina, junio de 1973

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