Los presentes sucesos son un compilado arbitrario y caótico de los tiempos que se vienen.
Hoy en Geopolítica y Actualidad Nacional escriben Marco Stiuso y Ariel Duarte.
1 | Oro para el pirata
2 | Más allá de las elecciones
3 | Engorde Nacional
4 | La Fase del final
5 | Ciencia y campo
1 | Oro para el pirata
En tiempos donde las potencias vuelven a poner el interés nacional en el centro de sus decisiones, es de esperar que el pirata avance en su ocupación. Si a eso le agregamos una de las entregas más obscenas que el esquema de timba financiera pueda ofrecer, el cocktail es fatídico.
Aquella noticia que encendió las alertas de quienes intentamos custodiar la soberanía de nuestra Patria, lo que se sospechaba y no se confirmaba, hoy se cristaliza. Ese famoso “radar británico” que se colocó en Tolhuin con la complicidad de las autoridades nacionales, hoy se exhibe como el servicio al imperio anglosajón que es. La compañía de tecnología satelital yanqui LeoLabs Inc, formalizó su “alianza estratégica” con el Ministerio de Defensa del Reino Unido.
El radar de LeoLabs está ubicado en la Estancia El Relincho, en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, a sólo 700 kilómetros de nuestras Islas Malvinas, y tiene la capacidad de realizar seguimiento, reconocimiento e imágenes de precisión, aunque se intentó aclarar que no tenía funciones militares.
Esta semana, el director ejecutivo de la compañía, Tony Frazier, dijo que “se enorgullece de apoyar al Comando Espacial del Reino Unido y al Ministerio de Defensa del Reino Unido en este importante paso hacia el desarrollo de la primera constelación de satélites del Reino Unido en órbita terrestre baja, destinado a realizar inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Esperamos actuar como un socio de misión fundamental para el Reino Unido y sus aliados en esta y futuras misiones, permitiendo la seguridad y protección continuas del espacio”.
La clave aquí es notar que el acuerdo pone a disposición, por parte de LeoLabs, sus capacidades ya activas. No se trata de desarrollar nuevas tecnologías en conjunto (por el momento), sino de brindar la red de dispositivos de la compañía en servicio a la inteligencia británica, incluyendo el radar puesto en suelo argentino, con el que se proporcionará información estratégica al comando pirata.
Esta noticia no debería sorprendernos si recordamos la esclarecedora denuncia del exjefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Teniente General Juan Martín Paleo, sobre la colocación del radar como “un peligro a la seguridad nacional”. En esta denuncia, el General Paleo ya avizoraba, en julio del año pasado, la funcionalidad militar y el enclave tecnológico estratégico que el eje anglosajón había logrado con la puesta en marcha de este dispositivo. Solo unos días después, el Ministerio de Defensa había publicado un informe que respaldaba, con análisis técnicos, la postura de Paleo. Dicho informe contó con el aporte de INVAP S.E., la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, la Dirección Nacional de Control de Material de Defensa y la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar.
Ahora, quien alzó la voz fue el gobernador de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur que, en su momento, había desconocido las potencialidades militares del radar, aunque ahora afirmó que no permitirán “un nuevo intento de expansión británica sobre nuestro territorio” por lo que intimarán “al urgente retiro de la empresa de nuestra provincia”, aunque se desconoce con qué respaldo se llevará a cabo dicha intimación.
Mientras el pirata avanza y consolida su presencia en el Atlántico Sur, nuestro ministro de economía lleva su nivel de timba y juego financiero al punto máximo de cipayismo. Los días viernes 7 y 28 de julio, camiones de caudales de la empresa Loomis salieron del BCRA con rumbo a Ezeiza, donde los esperaba un avión de British Airways, la aerolínea de bandera británica. Esos camiones llevaban oro de la bóveda del Banco Central de nuestro país. Literalmente, el respaldo más valioso de las cuentas públicas de nuestra Nación se iba, sin más, a la casa del pirata, en una decisión que se ocultó al pueblo argentino. De hecho, la noticia surge por la denuncia del gremio La Bancaria, que presentó una solicitud de información pública al presidente del BCRA tras notar el movimiento irregular de los camiones.
Vale preguntarse cuánto se está timbeando el ministro. El equivalente del oro enviado a Londres, en dólares, es de aproximadamente 450 millones. Ahora bien, ¿por qué el envío de oro es una jugada timbera más?
Luego de la denuncia de La Bancaria, el ministro de economía confirmó públicamente el envío del oro, alegando una administración más eficiente de las reservas internacionales, siendo para él “una movida muy positiva del Banco Central”, ya que depositar el oro en Londres le dará renta por intereses al Estado Nacional.
Al explicar la decisión, el ministro explicó que esta situación “es como si tuvieras un inmueble y no lo podés usar para nada. En cambio, si tenés ese oro afuera, le podés sacar un retorno y el país necesita maximizar los retornos de sus activos”. Esta visión rentística desconoce el valor natural del oro en estos tiempos, que es justamente del metal como reserva última de valor, como respaldo a los movimientos financieros y las fluctuaciones económicas.
Lo alarmante de esta noticia no es el envío del oro en sí. De hecho, el Banco de Basilea es un lugar de refugio de reservas de distintos países, incluido el nuestro. Según los medios locales, en el banco suizo hay casi 500 millones de dólares en oro argento. Lo central acá son los términos del acuerdo para el envío del oro, que se desconocen públicamente.
El objetivo de enviar el oro a otro país (justo a Londres, en este caso), es que el mismo sea utilizado como respaldo para préstamos y operaciones de terceros o como opción para generar liquidez, es decir, hacerse de dólares rápidos. La ventaja que ofrece el oro depositado en el extranjero es justamente la facilidad para su intercambio y liquidación por moneda.
Lo que no se vislumbra, al desconocerse los términos del acuerdo con Londres, es si el oro argentino depositado allí es susceptible a embargos por disputas judiciales. Estamos hablando, entonces, de que el pueblo argentino desconoce si el oro que se llevó a Gran Bretaña puede ser retenido en el marco de los juicios por los fondos buitres o por la adquisición de YPF.
La obsesión por los dólares es el vehículo para la entrega soberana. En la ideología de la guita, avivada durante la última década, vale todo, hasta la timba del oro del país.
2 | Más allá de las elecciones
En el marco de la renuncia de Biden a la candidatura presidencial y la entrada de Kamala Harris al centro de la escena, el agite interno de Estados Unidos oculta las continuidades que se garantizan en la gran batalla geopolítica contra China.
Republicanos y demócratas saben por igual que la disputa económica es contra la manufactura barata China, y que la energía y los alimentos son dos vectores fundamentales para acorralar al entramado productivo y de consumo del gigante asiático. Sin embargo, el vector militar también está en juego.
Es en este sentido que se garantiza el apoyo de Washington a la alianza militar AUKUS, con la que, junto a Reino Unido y Australia, se completa el esquema de presencia naval en las principales aguas para la geopolítica.
En una campaña electoral donde la eficiencia en el uso de los recursos propios para apoyar aliados internacionales ha estado en el centro del discurso de Trump, la alianza AUKUS pasó desapercibida. Esta semana, quienes han avanzado en profundizar los lazos, han sido sus otros dos integrantes.
El nuevo secretario de defensa británico, John Healey, visitó Australia para realizar, junto al ministro de defensa de dicho país, una recorrida por su entramado industrial militar, clave para alimentar la producción bélica y la provisión de armamento para la alianza tripartita.
Allí, el secretario británico reforzó el compromiso del Reino Unido con el vínculo estratégico, no solo en términos geopolíticos y militares, sino también en lo referente a producción manufacturera, tecnología y generación de empleo calificado. En este sentido, se anunció un nuevo programa de submarinos nucleares de la AUKUS, que demandará 21.000 puestos de trabajo, generando 7.000 nuevos empleos en la cadena de valor incluyendo a Gran Bretaña. La planta fabril de Sheffield, propiedad del ministerio de defensa que cuenta con una inversión de casi 1.000 millones de libras, será beneficiaria directa del acuerdo.
Esta visita y anuncio se enmarcan en un primer contacto entre el recientemente asumido primer ministro de Reino Unido Keir Starmer y el primer ministro australiano, Anthony Albanese, en el que ambos acordaron continuar con el respaldo a la AUKUS.
El secretario británico John Healey declaró que este programa de submarinos nucleares “es sólo un ejemplo de cómo la importante alianza con los australianos y los estadounidenses puede ayudar a la generación de empleo y el crecimiento en Gran Bretaña. El Reino Unido y Australia son mejores amigos, y nuestro trabajo en la AUKUS es testimonio de ello”. Por su parte, el ministro de defensa australiano, Richard Marles, afirmó que “la relación entre Australia y Reino Unido está arraigada y forzada en lazos históricos profundos. Ya sea bajo el acuerdo de cooperación en defensa y seguridad o con el trabajo que seguimos realizando en el marco de AUKUS, estamos modernizando nuestra alianza”.
Juntos, anunciaron también que esta creación de una nueva flota de submarinos nucleares requerirá del intercambio de conocimiento técnico entre los países. En este sentido, oficiales de la Royal Australian Navy viajarán a Estados Unidos y Gran Bretaña para aprender en el uso de la potencia nuclear. Se prepara otro actor fundamental en la reconfiguración del orden internacional.
Los acuerdos prevén que, a partir de 2027, tanto Estados Unidos como Reino Unido tendrán a disposición submarinos nucleares en Australia. Además, se sumará la compra de Canberra de tres submarinos estadounidenses para 2030. Luego, se continuará con el diseño y la construcción integral de un submarino nuclear para Australia y Reino Unido. Las tres partes aumentan así su capacidad bélica nuclear, con tecnología de los tres países.
Lo interesante de esta noticia nos lleva de nuevo al esquema geopolítico y de alianzas en las relaciones internacionales. El Centro de Estudios para Estados Unidos de Australia publicó recientemente un artículo que postula a Gran Bretaña como “el gran ganador de la AUKUS”, por el aumento de sus capacidades nucleares.
Por su parte, el Instituto de análisis de Defensa de Corea del Sur también realizó una publicación propia, en la cual intenta mostrar cómo “al integrar a Corea del Sur a la AUKUS, la alianza podría mejorar significativamente su profundidad estratégica y alcance operativo en el este de Asia”, sugiriendo el ingreso del país o, al menos, una alianza estratégica con la AUKUS, lo que implicaría la incorporación explícita de un actor clave en las narices de China.
Comienza a consolidarse el armado que llevará a cabo la gran disputa del siglo. Los anglosajones tienen en claro que el dominio de los océanos define el comercio internacional y, por lo tanto, el abastecimiento de un enemigo gigante que sin energía y sin alimentos extranjeros puede colapsar.
3 | Engorde nacional
La época de las vacas gordas y los obreros desnutridos es la meca a la cual aspiran los sectores oligárquicos de la comunidad. La Argentina del siglo XIX, que tuvo su final político en 1943, es el destino de muchos que añoran una idea aristocrática del pasado en la cual, probablemente, no hubiesen disfrutado sino en el lugar de la servidumbre.
Es curioso que quienes se venden como ilustrados planteen como futuro un remoto pasado en el cual nadie tenía vacaciones, sino los dueños de latifundios que iban y venían de Europa.
En aquella Argentina colonial, la oligarquía terrateniente tenía un poderoso margen de maniobra garantizado por los crujientes fondos del capital británico que financiaba cualquier desajuste existente, a cambio del dominio de los servicios públicos y del monopolio del comercio exterior: nosotros les vendíamos las materias primas a quienes ellos quisieran y, por supuesto, les comprábamos las manufacturas que requeríamos para subsistir.
Otra curiosidad era el dominio de la oligarquía sobre el Estado. Mientras ahora los liberales que quieren volver a esa época advierten la necesidad de achicar el Estado, desconocen que en esos años el Estado cada vez era más grande, con la particularidad de que era dominado por ese minúsculo grupo social dueño de los grandes latifundios de la Pampa Húmeda.
En la última década, el discurso anti retenciones originado en la 125 -promovida por un socialdemócrata intruso en el primer gobierno de Cristina Fernández- sirvió para que la clase política se alineara detrás de un consenso que pretende volver a esa Argentina colonial: hablamos del consenso exportador.
Dicho consenso predomina sobre dos vertientes: una es acalorada por los sectores más reaccionarios, que apuntan al “Campo” -refiriéndose al trigo, maíz y soja de la Pampa Húmeda- como el único derrame posible para que Argentina se desarrolle; y la otra, protagonizada por el progresismo, se encolumnó detrás de la otra Pampa Húmeda, la de Vaca Muerta, con la idea de que la exportación de nuestro gas en un gasoducto es la garantía del ingreso de dólares necesarios para ser felices.
Ahora, se construye una nueva gesta, latente en la clase trabajadora argentina y su movimiento obrero organizado, la de la Argentina Industrial, que debe por el contrario promover alimentos y energía baratas (al contrario de los exportadófilos), para posibilitar el desarrollo industrial y el pleno empleo.
En lo que hace a las noticias de las últimas semanas, vimos cómo la primera vertiente se hizo carne en los nuevos datos del Indec, que con tanta alegría fueron difundidos desde las oficinas gubernamentales.
Hablamos del famoso EMAE, Estimador de Actividad Económica, indicador ideal, para propios y ajenos, a la hora de vaticinar ya sea la consolidación de la depresión económica o el inicio de una recuperación.
Luego de las caídas abruptas de la actividad durante los meses de enero, febrero y marzo, abril no tuvo variaciones y mayo trajo un indicador positivo del 1,3% en relación al mes anterior. Si tomamos el conjunto de los primeros cinco meses del año, se observó una caída del 2,9% respecto del año anterior.
Si bien desde el gobierno se aprovechó el 1,3% positivo de mayo para señalar el inicio de la reactivación, lo cierto y concreto es que a la hora de desglosar qué sectores fueron los que iniciaron su recuperación, nos encontramos con la consolidación de la depresión industrial y la reconversión oligárquica de la estructura productiva. De los 16 rubros medidos por el Indec, 10 mostraron números rojos. En un informe desglosado por La Nación, de 50 indicadores de la actividad en distintos sectores, 32 fueron negativos.
Mientras los industriales metalúrgicos nucleados en Adimra hablaron de una “caída sistémica”, el sector agropecuario de la zona núcleo (soja, maíz y trigo de la Pampa Húmeda) tuvo como variación positiva un 103,3% segúin el EMAE, que contrasta con la caída del 22,1% en Construcción, 14,2% en industria manufacturera y 11,41% del comercio mayorista y minorista.
Es notorio que el número de crecimiento de mayo fue del 1,3%, demasiado pequeño al lado de la caída de la actividad de los meses previos, toda vez que si un sector como el agropecuario tiene un crecimiento tan grande y, al mismo tiempo, el neto es tan bajo, eso significa que el resto de los sectores están por el subsuelo.
Veamos ahora cómo vienen algunos indicadores desagregados…
En la Construcción, la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland AFCP sostuvo que las toneladas de cemento despachadas se redujo un 7,4% en junio, y que a lo largo del año la caída fue del 30,8%.
La producción manufacturera informada por la Unión Industrial Argentina en un informe de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios sostuvo que en mayo la caída fue del -4,9%, en el caucho y plástico del -1,7%, textiles en -0,3%, papel y cartón -0,4%. En términos interanuales, pinturas cayó -30,2%, farmacéuticas -11,5%, productos de higiene -11,4%.
En el caso del nivel de Empleo, la UIA sostuvo que en mayo se perdieron 5074 puestos de trabajo, aunque sostuvieron que la crisis data de agosto de 2023, desde cuando la caída alcanza los 21.285 puestos.
En otro informe oficial, se señaló la pérdida del nivel de empleos registrados en 170.695 entre noviembre y abril, y una reducción de la cantidad de empleadores por 7.860 en el mismo período. Lo notorio es que el descenso de la cantidad de empleadores se dió en un 99,5% en las empresas de menos de 500 trabajadores, mientras que la caída del empleo registrado fue en un 74% de las empresas de más de 500 trabajadores.
Según un informe del CEPA, la pérdida de puestos asalariados del sector privado entre noviembre y abril fue del 111.656, explicados en un 56,29% por la construcción y 42,95% por la industria.
A todo esto, se suman los despidos del sector público por 29.604, que en el sector privado no encuentran lugar para trabajar atento al panorama económico.
Las Ventas Minoristas siguen el mismo camino, en tanto la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) informó una caída de 1,2% para junio.
La Recaudación impositiva, que da cuenta también del nivel de actividad, arrojó una caída en junio del 14% en términos reales respecto al período anual anterior, que el IVA registró un -19,5%.
La Industria Automotriz, de acuerdo a los datos de la Asociación de Fabricantes de Automotores Adefa, da cuenta de una caída de producción de autos en junio del 16,7%, con una caída interanual del 40,2%, más una caída en la producción de autopartes del 17,1% interanual.
La Industria Metalúrgica es una de las que más sufre. No sólo en petróleo y gas se registraron caídas del-6,4% interanual, sino que también en generación de energía eléctrica (-14,3%), minería (-11,1%), carrocería y remolques (-15,5%), equipos eléctricos (-17,1%), equipamiento médico (-15,7%) y fundición (-24,7%).
La Cámara Argentina del Acero informó una caída de la producción del 1,6% en mayo y una caída en laminados calientes del 12,5%.
El Transporte también ofrece números rojos, en tanto el movimiento de pasajeros de colectivos en el AMBA, según la Asociación de Empresarios de Transporte Automotor, cayó un 2,9% en junio.
Las Importaciones, que dan cuenta en principio de la antesala de la producción industrial hacia futuro por la adquisición de insumos, cayeron un 35,4% en términos interanuales, según el Indec.
En síntesis, la economía argentina sufre una reconversión hacia el sector primario agropecuario de la Pampa Húmeda, en detrimento de la producción industrial que posibilita la generación de empleo para el país.
El esquema económico, sin embargo, tampoco seduce a los dueños de la tierra de ese sector favorecido, en tanto en un reciente informe del Financial Times, dieron cuenta de información suministrada por la Sociedad Rural Argentina, que reconoció todavía no haber vendido cosecha ni liquidado divisas por el valor de 21 mil millones de dólares, la mitad de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
El descontento de la Rural se visibilizó en la última exposición anual donde el presidente fue invitado, en la cual se observó la clara ausencia de las principales familias que siempre asisten a la exposición del primer mandatario. La demanda de este sector, que nunca está conforme es, por un lado, la devaluación de la moneda y, por otro, la quita de retenciones, todo eso a cambio de vender y liquidar la cosecha gruesa pendiente.
4 | La Fase del final
Desde la aprobación de la Ley Bases, lo que el Gobierno denomina como Fase 2 de su programa se cristalizó como el esbozo de un cambio del esquema económico iniciado en diciembre de 2024.
El esquema constaba de algunos pasos: 1) Abrupta devaluación del peso y desatar una desbordada inflación; 2) Licuar todas las jubilaciones, pensiones, salarios, salud y educación; 3) Detener la obra pública y todo tipo de inversión social o productiva; 4) Promover una recesión que obligue al sector privado a gastar su ahorro en dólares para la subsistencia o afrontar costos fijos en una caída abrupta de las ventas; 5) Acaparar esos dólares para acumular reservas y poder promover la dolarización de la economía sin déficit público.
Después de derribar la inflación, tocaba la dolarización o la destrucción del peso que, en conjunto con la apertura comercial y la eliminación de aranceles o controles de capitales, conformaban las reglas de juego perfectas para la prosperidad argentina en el capitalismo global.
En medio de eso, como los objetivos excedían un sólo mandato para realizarlos, los cambios debían acelerarse con plata fresca del exterior. Al mismo tiempo, la legitimidad republicana de contar con mayorías legislativas y judiciales, implica ganar las elecciones de medio término.
La principal mercadería electoral que se preparaba era haber bajado la inflación -a niveles previos de la asunción-, maridada por el relato contrafáctico sobre una hiperinflación evitada a través de una catástrofe controlada. El colmo del verso era lograr consolidar una pobreza estructural del 30%, vendida como victoria luego de haberla llevado al 60%.
¿Por qué se conforman hace 10 años en que el objetivo es llevar a la Argentina a una pobreza del 30%? Según la oligarquía terrateniente, es un absurdo que la clase trabajadora sea de clase media, con esa curiosa dignidad autóctona de conductores de camiones o soldadores metalúrgicos que pueden contar con aguinaldo, jubilaciones y vacaciones pagas, auto y algún viaje al exterior en la maleta.
La Argentina industrial construida en la década del 40 consolidó una pobreza del 5%, con un movimiento político cuyo principal objetivo era terminar de erradicarla.
Durante los años de fusilamientos, entre los 50 y los 70, la política de la oligarquía fue el combate directo contra el movimiento político y las organizaciones sindicales que garantizan la dignidad del trabajador.
A partir de los 70, resignados a gozar de su riqueza en Punta del Este u otros puntos del exterior, cambiaron la estrategia de cara al país que renunciaron a valorar. El nuevo camino del poder fue destruir el aparato productivo. Ya había sido anticipado por Isabel: “Vienen por las chimeneas que levantó Perón”. Desindustrializar argentina era la perfecta estrategia para que la oligarquía terrateniente recuperara su peso sobre la comunidad.
Tener una fábrica o un comercio no era para ellos carnet suficiente para compartir los círculos del doble apellido. El ataque fue tanto contra el trabajo como contra el capital productivo. Si en los sindicatos del sector industrial residía un gran poder, no menos sonaban los empresarios en ese concierto.
La anécdota fue narrada por Alejandro Olmos que, si bien era periodista, la primicia la tuvo en 1982 -plena dictadura- un Juez Federal de Comodoro Py. Era la primera prueba documental que acompañaba el escrito de denuncia penal hecho contra Martínez de Hoz, y por la declaración de ilegalidad de la deuda externa contraída durante esos años.
Se trataba de un recorte del diario La Nación de una entrevista titulada “Frondizi afirmó que continúa el plan de Martínez de Hoz” del 01 de octubre de 1982. Nada más y nada menos que un ex presidente de la nación contaba que “el plan de Martínez de Hoz [Ministro de Economía de Videla] no fracasó, como algunos creen, sino que tuvo pleno éxito, porque consiguió lo que quería. El plan de 1976 tenía como objetivo destruir parte de la economía argentina”.
Frondizi reconocía públicamente que “el ministro un mes después de asumir el cargo nos reunió a cinco dirigentes y nos explicó el verdadero sentido del plan, que era destruir el aparato productivo… El plan consistió en tres fuentes. Una, la escuela de Chicago, la más reaccionaria del mundo; otra, en los viejos reaccionarios económicos argentinos y, por último, en la Trilateral, formada por los grandes monopolios norteamericanos, europeos y japoneses”.
Ese recorte sirvió para argumentar que el objetivo del endeudamiento indiscriminado era oxigenar el proceso de destrucción del aparato productivo, y en términos políticos eso posibilitaba la destrucción del poder sindical y de los industriales en Argentina, lo cual contentaba a las finanzas globales y a las economías del primer mundo, mientras que dejaba campo fértil a los terratenientes para recuperar su poder.
Desde que las finanzas y las tecnológicas se lo comieron todo a nivel global, resultaron aliados perfectos para convertir los campos, las máquinas y fábricas en activos financieros.
Mientras tanto, los métodos de siembra directa y la creación de grandes inmobiliarias financieras rurales -pooles- les permitía a los terratenientes desentenderse del proceso de arrendamiento, al mismo tiempo que hacían sus campos de la Pampa Húmeda más rentables y codiciados. El latifundio pasaba a ser ocupado al 100%, los bosques se convertían en campos, y grandes maquinarias encendían sus motores para la producción exigida por el forraje asiático y europeo.
Después de las aventuras industriales del principio de nuestro siglo, algunos todavía intentan retomar el rumbo latente de consolidar una Argentina exportadora de alimentos y materias primas, ahora también acalorados por los humos de los minerales críticos y las vacas muertas.
Sin embargo, el esquema iniciado en diciembre encontró su techo y sus fases quedaron presas de una estafa de origen: como no alcanza con los dólares del colchón de la subsistencia, el oxígeno para posibilitar tanta crueldad en tan poco tiempo no podía ser otro que la deuda externa. El candidato ideal a gestionar el esquema es, entonces, un financista, dedicado al juego de generar humo de dinero sin trabajar.
Pero la expectativa de los 15 mil millones de dólares que conseguía el verdugo contratado se convirtió en una ilusión y la única victoria pasó a ser la aprobación de una Ley, como sea, para evitar la caída del castillo de naipes.
Mientras que esos 15 mil millones nunca aparecieron, en seis meses el Ministro verdugo había aumentado la deuda pública en el mismo nivel que lo había hecho en 2016 y 2017 -juntos- el gobierno que más nos endeudó en la Historia.
La radiografía de los primeros 3 meses ya había sido dramática, en tanto no sólo había sumado deuda equivalente al monto total del arreglo con los buitres de 2016, sino que se había condenado a la economía a una depresión económica donde nadie vende y ni compra un clavo, en un eterno suspenso remoto hasta que las cosas mejoren.
El absurdo llegaba ya en abril con los datos del mercado de capitales, al tiempo que el riesgo país y el dólar aumentaba, el único activo que paradójicamente había ganado en el período era la deuda que vendía el Estado. Es decir, de corto plazo valorizaron lo que supuestamente venían a destruir.
El problema del esquema económico es que no sólo no pudo juntar las reservas que debían para dolarizar, sino que tampoco desarmaron la deuda del Banco Central, sino la pasaron de manos al Tesoro Nacional.
El sector terrateniente que venían a dignificar también les soltó la mano, pues las promesas de eliminar aranceles quedaron esfumadas en la necesidad de recaudar impuestos para sostener el falso superávit.
Si la economía deprimida desplomaba los tributos, la implementación de aumentos tarifarios vino a terminar de darle el cierre final a la idea del comienzo de una recuperación económica.
La inflación lejos de desplomarse, se ubicó entre el 4 y el 5%, es decir, en los niveles previos a la devaluación de agosto de 2023, cuando supuestamente ya estaba descontrolada y al borde de la Hiper.
Esa tasa de inflación que debía converger con la evolución del dólar en el 2% mensual, lo convirtió en un bien atrasado en su precio relativo, y tal es la situación de incertidumbre que, pese a ello, quien junta la más mínima moneda extra rápidamente busca el billete verde como refugio.
Ahora que se aprobó la desplumada Ley Bases, fue momento de anunciar una Fase 2 como artilugio para cambiar el esquema económico.
José Luis Daza, el mitad chileno y nuevo viceministro de economía, es amigo de otro chileno funcionario del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Valdés, y ambos, a su vez, son amigos del flamante ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.
Pese a ladrar por radio contra Valdés y el Fondo, la Fase 2 anunciada por el presidente fue la salida propuesta por ambos chilenos y Sturzenegger, y se impuso como política monetaria desde el Banco Central a través de un documento oficial redactado por su vicepresidente, Vladimir Werning.
El documento fue coronado por una curiosa presentación publicada en el sitio oficial del Banco Central, según la cual dicho funcionario “ante inversores en Nueva York” desfiló con un documento al cual puede accederse, aunque en idioma inglés.
La presentación se hizo a la par de cumplir el anuncio para el 22 de julio, cuando se logró migrar toda la deuda del Banco Central al Tesoro Nacional, en un gran acuerdo con los bancos para también eliminar los puts, que eran opciones que tenían a partir de ciertos bonos para venderlos y obtener el dinero inmediato de la entidad monetaria.
La deuda pasó de manos y ahora los bancos pasaron a ser los principales tenedores de la deuda pública del Tesoro Nacional, con vencimiento a un año y atada a la tasa de interés de referencia fijada por el Banco Central, mediante las nuevas Letras Fiscales de Liquidez (Lefi).
En el nuevo anuncio del Banco Central de la política monetaria a implementar en los próximos años, se previó un rumbo de emisión con tope de 47,8 billones de pesos. En vez de consolidar la limpieza del balance al migrar las deudas con pases, se optó por dejar aquel piso de base monetaria ampliada como tope para la emisión futura que reemplace lo que antes se emitía vía deuda.
La emisión de dinero puede responder a tres factores: 1) compra de dólares al sector privado, 2) cubrir el déficit de las cuentas públicas, 3) financiar el crecimiento de la economía con circulación de dinero. Siendo que el primer punto será mediante bonos para evitar emisión y reducir la brecha, el segundo se evitará a partir del superávit fiscal.
Sin embargo, el informe del Banco Central prevé que la emisión prevista para el próximo tiempo será para financiar el crecimiento de la economía, lo cual parece un absurdo en tanto hasta el propio Fondo Monetario Internacional anticipó que a la economía argentina todavía le queda un largo tramo de recesión.
Aquello que se firmó como nueva fase del plan, se contrasta con los manotazos de ahogado que arroja el Ministro de Economía financista junto a su socio en la Presidencia del Banco Central. Ambos negociaron en el extranjero la posibilidad de otro crédito para fortalecer la ficción monetaria y cambiaria, hasta que la ilusión de un blanqueo salvador o el triunfo del republicano puedan otorgar algunos meses más de vida.
Ahora se trata de empeñar las joyas de la abuela, las reservas de oro del Banco Central, que serán puestas en garantía para un préstamo denominado REPO, el cual consiste en dejar en guarda un activo a cambio de una deuda en dólares. Al tratarse de Oro, es una bala que puede jugarse en una sola vuelta, sin margen de maniobra en el caso de que se agoten tales fondos.
El esquema del ministro financista llega a su fin y las anunciadas Fases de un plan inexistente amenazan con la continuidad política del gobierno, cuyo primer mandatario sufre la estafa y la traición de sus más cercanos, que prometieron oxígeno verde para una aventura libertaria que estaba destinada al fracaso.
Al mismo tiempo que nuestro pueblo aprieta los dientes para sortear una endeble esperanza, el presidente anarcocapitalista se aferra a lo último que le queda: defender a quien lo ha cagado y negar a toda costa cualquier posibilidad de traición, al mismo tiempo que da rienda suelta a la construcción de una nueva fase apadrinada por los nuevos funcionarios del sector bancario, en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
5 | Ciencia y campo
El campo argentino se nutre de la ciencia y la materia gris de nuestro Pueblo.
König, un laboratorio nacional, fue artífice de una nueva innovación que promete ser un gran avance para el sistema productivo agropecuario de nuestro país. Se trata de un sarnicida, garrapaticida y piojicida, fundamental para un mejor cuidado del ganado.
El producto, llamado Dardox, requirió de una inversión menor a los U$S 200.000, por lo que la potencial generación de valor coloca al laboratorio en el escenario mundial del desarrollo científico agropecuario, con una expectativa de facturación de 1.5 millones de dólares para este año.
El desarrollo será clave para combatir tres afecciones. Dos de ellas, la sarna y la garrapata bovina, son grandes causantes de pérdidas en el ganado argentino. En el caso de la sarna, según estudios del INTA, las pérdidas alcanzan al 25% de los animales afectados, mientras que implica costos adicionales para el tratamiento de los afectados, aumentando los costos operativos de los productores argentinos.
En el caso de la garrapata, en nuestro país, el número de cabezas bovinas afectadas ronda los 14 millones. Esta afección puede disminuir la producción de leche en hasta un 30% y, a su vez, puede reducir el peso de los animales en un 20%. Todo esto lleva a que la garrapata bovina genere pérdidas económicas (directas e indirectas) por unos 200 millones de dólares anuales.
Si extendemos el análisis a toda América Latina, el impacto de la sarna y la garrapata genera pérdidas que rondan los 23 billones de dólares, según el laboratorio König. Ahora, un desarrollo nacional promete una solución para esto.
König consiguió la aprobación del SENASA para comercializar su nuevo producto, lo que aumentará exponencialmente las ganancias de una compañía argentina que emplea a más de 200 personas en nuestro país y exporta a Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, México y Venezuela. Nuevamente, la ciencia argentina al servicio de la humanidad.