Club de París: las potencias vs. Argentina | Sucesos de la Historia #6

Esta semana cumplimos 67 años desde que las principales potencias de Europa se unieron contra la Argentina para cobrarse las deudas. Si bien pasó mucho tiempo, seguimos con calendarios de pagos y renegociaciones con el flamante club, que desde hace décadas se institucionalizó para joder también al resto de las naciones.


Por Justo Arias y Ariel Duarte

Ilustración Jazmín Arribas

1955 fue el año que el proyecto industrial de la Argentina recibió su primer quiebre. Un año después, la dictadura puso de rodillas al país frente a una Europa envalentonada luego de la reconstrucción de posguerra. 

Una semana como la que transitamos, un 16 de mayo, los representantes de la dictadura al mando de Aramburu se reunieron con representantes de diferentes países de Europa con los que teníamos deudas. 

Vale aclarar que eran países a los cuales nuestra nación había ayudado con donaciones de millones de toneladas de alimentos tras el desastre de la guerra mundial. 

El grupo de países europeos decidió unirse para cobrar la deuda, se autodenominaron “Club de París”, en honor a la ciudad lugar a la cual nos llevaron a firmar el primer acuerdo. 

Como parte de los puntos de la primera negociación, Argentina debía ingresar al sistema financiero global orquestado por Estados Unidos e Inglaterra en la posguerra. Así fue que tiempo después, un 20 de septiembre, Argentina formalizaba su ingreso al Fondo Monetario Internacional y, poco tiempo después, al Banco Mundial.

Desde ese año el país se empezó a relacionar con las tres principales instituciones del sistema financiero internacional; quizás, de sus relaciones más tóxicas.

Por increíble que parezca, tan sólo un año antes el país no debía un centavo al extranjero, ya que en 1952 el gobierno de Juan Perón había cancelado la totalidad de la deuda que el país tenía con el resto del mundo.

Esos pocos años de independencia no habrían sido posibles si el gobierno peronista hubiese ingresado al Fondo Monetario Internacional, creado en 1944. Qué utópica parece esa Argentina desde nuestro presente: el país más endeudado con el Fondo Monetario.

El quiebre lo marcó el mayor atentado de nuestra historia. En junio de 1955 un grupo de militares bombardearon la Plaza de Mayo con el objetivo de derrocar al presidente Perón. Lo lograron, dejando a más de trescientos inocentes civiles sin vida. Sería el comienzo de los turbulentos años políticos y sociales que le siguieron, y el fin de esa Argentina soberana que no respondía más que a su propio interés.

Aquel 16 de mayo de 1956 el gobierno de facto presidido por Pedro Aramburu se reunió en París con representantes de algunos países de Europa: Alemania, Japón, Reino Unido, Italia, Francia y Países Bajos. Argentina mantenía deudas de carácter comercial, es decir, no fruto de empréstitos financieros por la comercialización de bienes y servicios. 

Sin saberlo, Argentina estaba dando vida a un sistema multilateral de pagos de deuda que hasta hoy rige para todo el mundo. Las reuniones continuaron y anunciaron la formación del nuevo club de acreedores. 

Su composición actual deja entrever por donde venía la mano: hoy participan el Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania, Israel, Italia, Japón, Países Bajos, Rusia, Suiza, entre otros. Sólo hay un país latinoaméricano, Brasil, y ninguno africano.

Si bien desde hace tiempo es un espacio con mucho peso a nivel internacional, este grupo de países no tiene personalidad jurídica ni textos constitutivos, sino tan sólo una serie de principios y normas que les permite mantenerse en la informalidad y poder cambiar sus reglas en cualquier momento.

Los países deudores con dificultades para pagar se contactan con este grupo, habiendo previamente firmado un acuerdo con el Fondo Monetario. En otras palabras: ser un país sobreendeudado y debilitado, que luego de cumplir con los requerimientos de política económica del FMI, deben concertar un calendario de pagos con los Estados patrones del mundo a cambio de ciertas concesiones.

En un origen el sistema fue novedoso y profundamente colonial. 

Entre Argentina y Europa existió una particularidad hasta la primera década del 2000: siempre había existido superávit comercial, es decir, les vendíamos más de lo que le comprábamos. Cada año, en el intercambio comercial con el viejo continente, nos quedaba un saldo de divisas para afrontar los compromisos de importaciones y de deuda externa para el funcionamiento de nuestro aparato productivo y el saneamiento de las cuentas públicas. 

Claro está, existía una dependencia solapada en ese intercambio que a primera vista era superavitario: nosotros históricamente vendíamos alimentos y materias primas, mientras que ellos nos vendían manufacturas. 

Ahora bien, el Club de París le abrió la puerta a los grupos financieros para que capturaran ese saldo comercial. A partir del primer acuerdo, se creaba un sistema de cancelación de pagos, por el cual nuestros saldos comerciales con países miembros del Club iban a parar a un fondo común para pagar las deudas con el Club de acreedores del cual formaban parte. Como las monedas en ese momento eran distintas en toda Europa, el Club de París se posicionó como el primer antecedente de una Zona monetaria común, hoy denominada Euro. 

Las relaciones de la Argentina con el Club de París se intensificaron después de la última dictadura militar. Las primeras negociaciones empezaron en 1983 por la deuda de 5,5 mil millones de dólares que dejó la dictadura, y siguieron en 1985, 1986, 1987, 1989, 1991, 1992 con constantes refinanciaciones que la aumentaron a 8,9 mil millones de dólares1.

En 2014 el ministro de economía Axel Kicillof anunció un acuerdo con el Club de París para pagar más de 9,7 mil millones de dólares, resaltando que “beneficiaba a todos los argentinos” porque implicaba volver a relacionarse “con las 19 naciones más importantes del mundo”, aclarando que no iba a repudiar la deuda heredada por la dictadura (aún habiendo sido comprobada judicialmente su ilegalidad e ilegitimidad), sino que la íbamos a tener que pagar. 

El acuerdo de octubre de 2014 fue por 9,7 mil millones, cuando un año antes se había informado que la deuda apenas superaba los 6 mil millones de dólares. Es decir, la deuda a pagar que anunció el ministro fue un 38% mayor a la data suministrada por el propio Ministerio meses antes.

¿Por qué Argentina volvió a negociar con el Club?

El país había nacionalizado el 51% de YPF en el año 2012 y junto con la Ley que declaraba a los hidrocarburos de interés público, se ordenaba la expropiación de las acciones en manos de la española Repsol, acusada de vaciar la compañía y estafar a los argentinos. 

Sin embargo, las denuncias e informes sobre el vaciamiento terminaron en la nada, porque el encargado de la negociación -también Kicillof- había acordado el pago de las acciones con el CEO de la corporación española, Antonio Brufau. El pago de esas acciones fue valuado en 5 mil millones de dólares, que Argentina pagaría pero a través de bonos que Repsol debía vender en el mercado de capitales, por lo que los intereses de esos bonos nos condenaban a pagar un total de 7 mil millones.

Como Repsol es una compañía de un país que forma parte del Club de París, no le permitían a la empresa hacerse del dinero con la venta de esos bonos si Argentina no negociaba primero su deuda vencida con el Club de París desde su última crisis. 

Finalmente, como el tiempo apremiaba, contaron en luego en el off quienes acompañaron al Ministro a la ronda de negociaciones con el Club de París -entre ellos el viceministro “me quiero ir”- que de parte nuestra sólo nos limitamos a decir que sí y aceptar todas las deudas que nos agregaban. Un día un ministro se tomó un avión con una deuda de 6 mil millones de dólares, y cuando volvió a Buenos Aires al finalizar la semana debíamos 3 mil millones de dólares más. 

El paso siguiente, también exigido por el Club de París para normalizar la radicación de inversiones y nuevas deudas de organismos multilaterales, fue acordar con los Fondos Buitres. 

Los años transcurrieron y el encargado de esa tarea que no pudo completar Kicillof fue su sucesor Alfonso Prat Gay, con el mismo ímpetu de aceptar todo lo que nos quisieran cobrar de más.

A partir de la crisis de 2018 y el cambio de gobierno de 2019, ante la posibilidad de volver a incumplir con vencimientos acordados con el Club de París, solicitamos nuevamente negociar. 

Como ya sabemos, las negociaciones con el Club siempre trajeron sorpresas, así fue que un reconocido economista que hemos entrevistado en Repliegue, el licenciado Horacio Rovelli, explicó que en la ronda de negociaciones del ministro Martín Guzmán, fue recibido en una oficina por un alto mando de Francia, acompañado por uno de los principales directivos de Dreyfus, que a su vez era familiar del dueño del consorcio Jan de Nul, corporación belga que tiene a cargo la concesión del dragado y balizamiento de la Cuenca del Plata, por donde se comercializa el 80% de nuestro intercambio con el mundo.

El contrato de la llamada “Hidrovía» se vencía ese año y existía un profundo interés del Club de París para que se renovara la titularidad de la compañía belga. 

La aceptación fue solapada. Si bien la Hidrovía pasó de manera provisoria bajo el mando de la Administración General de Puertos, en el sector de dragado las concesiones y la maquinaria siguen a cargo de Jan de Nul, que también figura como la favorita para el llamado a concurso para concesionar el sector.

Luego de los acuerdos con los bonistas privados en 2020 y con el FMI en 2022, le llegó el turno al Club de París. Las urgencias ahora son nuevas: los funcionarios de Alemania que se reunieron con el Ministro de Economía Sergio Massa manifestaron la imposibilidad de facilitar los financiamientos multilaterales de la Unión Europea, si no se arreglaba con el Club nuevamente.

Actualmente la deuda con el Club de París es de 2,4 mil millones de dólares y los acreedores son: Alemania, con el 37%; Japón, 22%; Holanda, 8%; y España, Italia y Estados Unidos con el 6%.

Citas:

1Alejandro Olmos Gaona, Deuda o Soberanía: verdades ocultas de la dependencia – 1a ed – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Continente, 2021.

2Télam, Las claves económicas del acuerdo con el Club de París, 24 de octubre de 2022: https://www.telam.com.ar/notas/202210/609214-acuerdo-club-paris.html.

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