Banco del Sur: nuestra posibilidad de recuperar Soberanía Económica

En estos tiempos de debate sobre la renegociación de la deuda, nos preguntamos si no es hora de poner en marcha un proyecto aprobado y pendiente de ser ejecutado por las naciones de nuestro continente, a fin de comenzar el camino hacia la soberanía financiera en el desarrollo.


Juan Arce – Abogado UBA

Argentina se encuentra nuevamente, como varias veces en su historia, en la disyuntiva que implica pagar la deuda externa, ya que, por un lado, tiene la posibilidad de cumplir con las obligaciones contraídas, lo que implicaría un ajuste sobre la economía y, por otro lado, puede buscar renegociarla para lograr un poco de aire en un situación social asfixiante.

Hoy el país se encuentra en una situación de extrema dificultad, la deuda bruta del Estado Argentino asciende a un total de 308 mil millones de dólares, de los cuales un 45,5% corresponden a acreedores externos. Asimismo, el porcentaje mencionado explica que un 44,5% de la deuda bruta total se encuentra bajo legislación extranjera (1). La dificultad de esta masa de deuda es la prórroga de jurisdicción, que Argentina cede cada vez que coloca bonos en los mercados extranjeros o solicita préstamos a los organismos multilaterales de crédito.

Esto significa que nuestro país ha cedido soberanía monetaria y judicial para decidir sobre su deuda. Son las jurisdicciones internacionales las que intervendrán en los distintos conflictos, lo cual implica un gran límite a la hora de negociar o reestructurar las deudas, como ha sido demostrado en diferentes demandas contra nuestra Nación, en las cuales los jueces extranjeros no tienen ninguna consideración sobre nuestra situación social y económica, y sólo ejecutan la fría letra de un contrato. 

La deuda externa de nuestro país se asemeja mucho al mito de Sísifo. Según el célebre mito griego, Sísifo se encuentra condenado por los dioses a llevar una piedra sobre su espalda, hasta la cima de una montaña, pero, cuando está a punto de cumplir su meta, la roca se cae, por lo que debe reiniciar nuevamente la tarea encomendada, cumpliendo con la condena eternamente. Muchas veces, nuestro país se vio forzado a solicitar créditos, accediendo a las condiciones fraudulentas que imponen los acreedores externos, con la complicidad de muchos gobiernos, siendo los dólares prestados una cadena que sujeta las políticas públicas. Luego, el eterno refinanciamiento nos llevó a compromisos imposibles de cumplir y a la pérdida constante de nuestra capacidad para decidir sobre nuestro propio destino.

Por ello, se hace necesario buscar alternativas de financiamiento y acabar, de una vez por todas, con la condena de Sísifo que significa nuestra deuda. El Banco del Sur constituiría una salida soberana en el marco de la integración regional, a fin de obtener un financiamiento que no condicione nuestra economía. Este organismo fue fundado en el año 2007, con el impulso principal de la República Bolivariana de Venezuela, acompañada por Argentina y Brasil. El Convenio Constitutivo del Banco del Sur se rubricó en el año 2009, junto a Bolivia, Uruguay, Ecuador, Paraguay. El mismo estableció el objetivo de crear una entidad financiera regional que proveyera créditos para el desarrollo regional, con independencia de los organismos multilaterales de crédito como el BID, Banco Mundial y el FMI.

El acta fundacional del Banco del Sur señalaba en uno de sus considerandos “las estructuras económicas y financieras de América del Sur evidencian limitaciones en el desarrollo de los mercados financieros, lo que provoca que los ahorros nacionales fluyan hacia economías más desarrolladas, en lugar de ser invertidos en proyectos de carácter regional, pudiendo tales recursos orientarse internamente para elevar la disponibilidad de liquidez, revitalizar la inversión, corregir las asimetrías, desarrollar la infraestructura integradora, promover el empleo y activar un círculo virtuoso, fundamental para la transformación económica, social y política de la región”. El citado documento evidenció el carácter multilateral del concepto de desarrollo, el cual tiene tiene que generar una autonomía y una autodeterminación económica de los pueblos latinoamericanos.

Lamentablemente, este instrumento regional no ha sido puesto en funcionamiento por la falta de ratificación de Paraguay y Brasil. Retomar este proyecto constituye una obligación de nuestro gobierno si tiene como Norte rearmar nuestro aparato productivo, como bien señala el acta fundacional: “(…) el impulso dinamizador de la capacidad productiva que necesitan nuestras naciones exigirá que la nueva arquitectura financiera regional tenga en su centro una institución dedicada exclusivamente a la promoción del desarrollo regional y que se constituya bajo el control soberano de los países suramericanos”. ■

Nota

Presentación Gráfica de la Deuda al III Trimestre 2019 https://www.argentina.gob.ar/economia/finanzas/presentaciongraficadeudapublica

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