
La mentalidad porteñocentrica nubla la riqueza y el potencial que existe frente a nuestras narices, en eso que llamamos «Interior».
Por Eliseo Marchetti
En las últimas semanas muchos de los principales medios de comunicaciones del país se hicieron eco del concepto de ciudades de 15 minutos, ante lo que distintos desarrolladores inmobiliarios aprovecharon para promocionar barrios cerrados que en teoría cumplían con esa idea.
Pese a ser un concepto intrínsecamente relacionado al mundo de los negocios inmobiliarios, resulta interesante por el hecho que poner en cuestión la vida en los grandes centro urbanos, como lo es el AMBA, en donde se ha normalizado el recorrer largas distancias, consumiendo varias horas por día, así como la aglomeración en torres cada vez más altas y con unidades funcionales más pequeñas.
En este sentido la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 92% de de la población argentina es urbana, muy por encima de la media mundial (54%) y por encima de la media de Europa (75%), de Estados Unidos (82,2%) y de la propia región de la que forma parte (83%). (CEPAL, 2017)
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo elaborada por el Indec, que analizó el tiempo destinado en la Argentina para trabajar, viajar, realizar tareas de cuidado, limpiar y realizar actividades de ocio, el AMBA o Gran Buenos Aires posee el tiempo promedio más alto: 1:35 hora por día tan solo en el viaje hasta y desde el trabajo, lo que representa 31,64 horas al mes.
Es importante tener en cuenta que este tiempo en muy pocos casos es remunerado, por lo que en definitiva es tiempo que el trabajador pierde para hacer otras cosas por fuera de su vida laboral, que en muchos casos supera ampliamente la hora y media diaria de viaje.
Sebastian Anapolsky en su investigación ¿Cómo nos movemos en AMBA? de la UNSAM, analiza los viajes mediante el sistema SUBE, en lo que refiere a los viajes interjurisdiccionales. En su investigación se puede observar que el promedio más alto de distancias recorridas es el del AMBA. En este el promedio de distancia asciende a 21 kilómetros en los viajes hacia la Ciudad de Buenos Aires(cuando el promedio general es de 9,6 kilómetros).
A su vez, según la Encuesta de Movilidad Domiciliaria , cerca del 70% de los viajes interjurisdiccionales se realizan en transporte público y el 60% del total de estos viajes son por motivo trabajo.
Por otro lado, de los 1,4 millones de viajes interjurisdiccionales en transporte público, el 60% requieren de al menos un transbordo.
Por su parte, de la Encuesta Permanente de Hogares (2019) se desprende que el 47% de las personas que trabajan en la Ciudad de Buenos Aires viajan desde el Conurbano; mientras que en cambio un 24% de las personas que trabajan en el Conurbano viajan desde CABA.
Según el último censo nacional, el crecimiento poblacional del Conurbano fue de 9,56%; pero si desglosamos este dato, podemos apreciar que solamente en el primer cordón (9 municipios linderos a CABA, incluida La Matanza -el municipio más poblado del país-) el crecimiento fue de 5,8%; cifra por debajo del promedio provincial y por debajo de CABA (7,97%).
Ya en el segundo cordón (15 distritos más alejados de CABA) el crecimiento fue de un 13,4%, encontrando a la cabeza los municipios de Moreno (26,9%), Ezeiza (24,16%) y José C. Paz (21,78%). Por último, el tercer cordón aumentó un enorme 38%. Allí se destacaron San Vicente (66,4%), Gral. Rodríguez (64,2%) y Pilar (32,1%).
Esto demuestra a las claras como sigue expandiéndose la conurbanización a lo largo del territorio, siendo cada vez más excluyentes las zonas de mayor proximidad a CABA, con lo que en definitiva se relega a tener que viajar cada día más kilómetros a cientos de trabajadores y estudiantes.
De este modo, hoy en día hablamos de un tercer cordón, pero a este ritmo no sería una locura pensar que en un par de años estemos hablando de un cuarto cordón, con todo lo que ello implica.
Ante este escenario, son muchos los que plantean como solución mejorar el transporte público o urbanizar barrios populares, etc., lo que seguramente es necesario en el estado de situación actual, pero ¿es una verdadera solución a los problemas que se devienen de la concentración poblacional y económica del AMBA, o un simple paliativo temporal?.
Concretamente, para dimensionar el asunto en su complejidad, en un área de apenas 13.000 km2 sobre los 2,7 millones de km2 del territorio nacional total, habita el 35% de la población nacional, lo que equivale a 16.058.703 habitantes. A la vez, se estima que el AMBA representa el 50% del PBI del país.
Frente a este escenario, ¿hay Federalismo, o es solo una ficción jurídica discursiva?
Solamente el municipio de La Matanza tiene más población que 19 provincias, cosa que la clase política toma con total normalidad, como si fuese algo natural que ya viene dado. La verdadera cuestión probablemente se encuentra en la facilidad que trae la concentración poblacional y económica a la hora de hacer política.
Dicha concentración se ha vuelto funcional desde la espuria reforma constitucional de 1994, por la que se eliminó el colegio electoral, volviendo al escenario nacional un único distrito.
Esto que se refleja en cómo hoy las dos principales fuerzas políticas nacionales tienen sus núcleos duros de votantes dentro de esta región. Causa por la que dia a dia se acrecienta el fenómeno de conurbanización de toda la política nacional, donde pareciera que todos los problemas del país son los problemas del el AMBA, por lo que la gran mayoría de los recursos,programas y atencion son direccionados a dicha región
Pareciera que es mucho más fácil para la clase dirigente hacer política en pos al AMBA en vez de pensar en el país en su totalidad; que ya no buscan la movilidad social ascendente sino que usufructúan con la miseria mediante el reparto de políticas paliativas que perpetúan la pobreza y desigualdad.
El AMBA, su pobreza, aglomeración y concentración es funcional al objetivo de una clase dirigente alejada de las necesidades de su pueblo, que tiene como único fin perpetuarse en el poder y que usó como legitimador de su orden a las elecciones democráticas.
La mente porteñocentrica de una gran cantidad de cómodos dirigentes no alcanza a ver la riqueza y posibilidades de desarrollo que existe frente a sus narices, seguramente porque éstas están más allá de la General Paz, en el vasto país que tenemos y al que usualmente llaman “interior”.
Es verdad que reubicar población de forma caprichosa es una locura, por lo que para que esto sea viable es necesario que esta acción se vuelva una política de Estado perdurable en el tiempo, donde no solo se traslade población, sino que se creen o se refuercen núcleos económicos urbanos periféricos. En este sentido, es igualmente necesario descomprimir tanto la población como la concentración económica del AMBA
En pos de este objetivo, las posibilidades de desarrollo atadas a la movilización o relocalización de la población son muchas, entre las que se pueden nombrar a modo de ejemplo:
- Contamos con una industria pesquera con un amplio potencial sin desarrollar, ni hablar de la acuicultura que el año pasado, por ejemplo, generó USD 4770 millones en exportaciones en Chile contra los USD 3458 millones de carne que exportó Argentina. Muchísimas ciudades de la costa atlántica, bonaerenses y patagónicas, se podrían ver sumamente beneficiadas si se invierte en este área ya que según Sindicato de Marineros de la Pesca (SI.MA.PE) por cada trabajador en un barco se generan siete puestos de trabajo totales. Por otro lado, y como dato no menor, ayudaría a incorporar al pescado en la dieta de la mayoría de argentinos, que hoy debido a los costos y problemas logísticos no gozan de las bondades de nuestro mar.
- La nacionalización de la mal llamada hidrovía, o mejor dicho la cuenca del Paraná, nos permite pensar no solo en la posibilidad de manejar nuestro comercio interior, sino también en la de pensar y proyectar nuestro modelo productivo, a corto, mediano y largo plazo. Una marina mercante, astilleros funcionando al 100% de su capacidad, dragas nacionales y la incorporación de nuevos puertos mediante dragado e infraestructura podrían crear miles de nuevos puestos de trabajos tanto dentro como fuera de la zona núcleo de la pampa húmeda.
- Otro tema que contribuiría con la descentralización del AMBA sería el traslado de las casas matrices de empresas estatales y mixtas. Un ejemplo evidente es el de YPF, que pese a que la actividad petrolera se desarrolla casi en su totalidad en la Patagonia, tiene su casa central en pleno barrio porteño de Puerto Madero.
- Seguimos pensando la logística como un ida y vuelta entre el interior y el puerto de Buenos Aires, cuando muchos productores podrían sacar sus mercancías por otros puertos más cercanos. Es necesario que el país se pueda conectar entre sí sin tener que pasar por Buenos Aires, abaratando tantos costos de transporte de cargas, como facilitando el traslado de pasajeros. Hoy en día Tres Argentinos cuenta con más de 30000 empleados, imaginémonos lo que podría ser esta empresa si verdaderamente cubriera nuestro territorio de punta a punta y como facilitaría la vida a empresarios y trabajadores.
- Un problema no menor en Argentina es el tema habitacional, y en el AMBA es un problema que se profundiza aún más, tal como fue expuesto anteriormente. Los valores de las propiedades en las provincias no tienen relación alguna con la burbuja inmobiliaria imperante en el AMBA. Mediante la movilización de la población se podría garantizar el derecho a la vivienda digna de una forma mucho más barata para el Estado y de mayor calidad para el ciudadano, producto de la disponibilidad de tierras y sus bajos costos. Al respecto, resulta necesario y urgente que el Estado disponga la posibilidad de acceso a créditos para la compra de terrenos, así como para la construcción o reforma de viviendas.
Estas son algunas de las muchísimas posibilidades que existen, que por más que puedan sonar disparatadas en este contexto al que nos han acostumbrado, son sumamente posibles, ya que a veces no es por falta de recursos que no se llevan a cabo, sino por falta de voluntad política. Para una clase política que vive de campaña, los proyectos políticos a largo plazo en zonas que no aportan muchos votos resultan un total sinsentido, pese a que en ellos se podrían encontrar las soluciones a la mayoría de los problemas que más aquejan a su pueblo.
El viejo dicho “Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires”, hoy más que un dicho es una realidad que continúa reproduciéndose y frente a la cual no se hace nada para revertirla.
En pos de lograr una Argentina grande, federal, donde su pueblo habite dignamente y feliz, es necesario construir un país sin tantas asimetrías, donde todas las provincias valgan lo mismo y no reciban recursos en relación a los votos que aportan, donde la coparticipación no sea el principal ingreso de algunas, donde el Estado no sea el principal empleador, donde el desarrollo personal y humano sea posible sin necesidad de tener que movilizarse a la gran ciudad.
Para que la igualdad civil no sea una ficción jurídica es necesario que no haya ciudadanos de primera y segunda, de igual forma con las provincias y el federalismo, para que este exista verdaderamente no puede haber provincias de primera y otras de segunda. Nuestra patria se fundamenta en los pactos preexistentes entre las provincias, nunca debemos olvidar de dónde venimos para llegar a donde queremos.