Energía nacional y laberintos extranjeros

 Por Ayelén Salvi, integrante de Social 21 La Tendencia.

Argentina posee la segunda mayor cantidad de shale gas, detrás de China, y cuenta con el 10,5% del gas no convencional del mundo. Los proyectos gasíferos y petrolíferos offshore anunciados por el Ministerio de Ambiente continúan la política extractivista subordinada a intereses foráneos. Tan sólo las exploraciones en los proyectos offshore requieren explosiones sísmicas altamente lesivas para el ambiente. En simultáneo, se presenta a Vaca Muerta como una alternativa direccionada por empresas extranjeras.

En 2019, bajo la presidencia de Mauricio Macri, la Secretaría de Energía de la Nación adjudicó 18 áreas destinadas a la exploración de tres cuencas que abarcan la plataforma continental argentina para gas y petróleo: la Cuenca Austral (AUS), la Cuenca Malvinas Oeste (MLO) y la Cuenca Argentina Norte (CAN). Las ofertas ganadoras incluyeron a empresas como Equinor, Tecpetrol, ExxonMobil, Total, Shell, British Petroleum y Pluspetrol, entre otras. Sin rectificación, continuamos el trayecto. Los proyectos gasíferos y petrolíferos offshore, anunciados por el Ministerio de Ambiente con Shell y Equinor, sostienen la exportación de recursos para la obtención de divisas y el pago de deuda externa, optando por la exploración de nuestro Mar Argentino y destruyendo los caladeros más ricos del planeta con las multinacionales al timón. 

El interés por el gas aumenta en un contexto geopolítico en el que EE.UU junto a Inglaterra mantienen tensiones con Rusia, principal proveedor de gas en Europa, que a su vez se encuentra en conflicto con Ucrania por la península de Crimea. El gas debe ser aprovechado para abastecer al mercado interno antes que hacerlo en tierras lejanas de manera irresponsable. En caso de que exista la tecnología apta para la extracción del recurso, puede realizarse con criterio, por fuera de la falsa dicotomía como se pretende instalar, entre el conservacionismo puro o la destrucción masiva por parte de empresas extranjeras.

El gas y el petróleo no convencionales en plataformas offshore se presentan como una tecnología de punta para otras naciones pero con inconvenientes para nosotros. La muerte en una escala imprevista de la fauna marina, altamente sensible al sonido de las explosiones con dimensiones aún mayores en agua, resulta de suma gravedad si pensamos en el delicado equilibrio de las redes tróficas y en cómo los océanos funcionan como cintas transportadoras de materia orgánica a nivel mundial e inciden en los ciclos biogeoquímicos. Alterar estos ambientes acuáticos genera un efecto incluso más dramático que en suelo firme, a lo que hay que agregar los posibles derrames de petróleo.  

En la Cuenca Neuquina, más del 25% de los recursos de shale gas son técnicamente recuperables. Allí se encuentra la formación geológica de Vaca Muerta, la cual es una alternativa para el abastecimiento interno de gas. YPF dispone del 51% del yacimiento, junto a Equinor y Shell principalmente, que cuentan con el 49 % restante. Recientemente, en el marco del Plan Gas se anunció la creación del gasoducto Néstor Kirchner. El Secretario de Energía, Darío Martínez, expresó que la obra daría la posibilidad a la Argentina de convertirse en exportadora de gas natural licuado (GNL), lo que parece cumplimentar el mismo objetivo de exportar materia prima para pagar deuda. Si el gas de la Cuenca Neuquina es suficiente como para generar saldo exportable, no hay motivo lógico para insistir en las plataformas offshore. Aunque claro, las mismas multinacionales ganadoras de esas ofertas son las mismas interesadas en financiar y realizar el gasoducto. El “atraer la lluvia de inversiones extranjeras” incluye ofrecer amplias ventajas comparativas, ceder nuestros recursos llave en mano y, por supuesto, aceptar sus términos y condiciones para el financiamiento de obras.

Las falencias energéticas de ciertos países no amerita la búsqueda de una solución a costillas de nuestro pueblo, aunque la demanda del mercado interno es un dilema a resolver. Los proyectos de plataformas offshore hasta el momento no son una opción razonable. La tecnología conveniente debe ser la más adecuada en función del cuidado del ambiente, la generación de empleo y el aprovechamiento de nuestros recursos.

Nuestro país tiene más de 70 años de tradición y conocimiento en energía nuclear al mejor nivel internacional, lo cual debería retomarse y reafirmarse. Energía limpia, potente y amigable con el medioambiente, con trabajo y especialización argentina, sumado a la capacidad de industrializar y generar valor agregado sin esperar como única salvación las “lluvias de inversiones” extranjeras. 

  No existió abastecimiento interno de petróleo hasta que se creó YPF en 1922. Nunca aparecieron empresas extranjeras para financiar la energía nuclear, ello sólo fue posible con inversión nacional desde el Estado Empresario en cabeza del Gral. Perón y la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en 1950, acompañada de las centrales nucleares posteriores: Atucha I, Atucha II y Embalse. 

Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), primera petrolera 100 % estatal del planeta, símbolo impoluto de soberanía, creada por el Gral. Mosconi junto a Hipólito Yrigoyen, nació ante la negativa de las petroleras inglesas, holandesas y norteamericanas a abastecernos del propio recurso que extraían y comercializaban desde nuestro territorio. Los consorcios extranjeros y las licitaciones por parte del Estado concluyen siempre en exprimir lo nuestro hasta la última gota. El Estado Empresario, dueño de empresas estratégicas que ejerzan la actividad desde adentro y no como un mero observador, es nuestra mejor opción para preservar los recursos no renovables el mayor tiempo posible para las generaciones venideras, en equilibrio con el ambiente, profundizando en energías limpias, conocidas y desarrolladas. En definitiva, para continuar con el mundo tal como lo conocemos. Es imperativo un Estado que retome el amor propio del pueblo para su conservación y brinde un amor común a la vida para convivir con las demás especies.

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