El Padrino del Norte y el Padrino del Sur: Sombras del Sueño Americano

Escribe German Duarte
“Nunca como hoy Rosario merece ser llamada la Chicago argentina: tiene sus bandas todopoderosas, sus policías impotentes para destruirlas y sus periodistas heroicos y mártires”. Crítica, 9 de octubre de 1932

La estigmatización de las colectividades de inmigrantes, de los marginados y hasta de ciudades enteras, es más antigua que el crimen organizado, lo que no es poco. Recientemente se cumplieron 50 años del estreno de “El Padrino”, la primera entrega de la saga dirigida por Francis Ford Coppola. Sin embargo, pasó inadvertido el 50° aniversario de otro estreno, que fue en nuestro país y con pocos meses de anticipación: la película “Maffia” dirigida por Leopoldo Torre Nilsson.

La película argentina estaba basada en una historia real, la mafia de Don Ciccio en Rosario; mientras que la norteamericana, en una novela de Mario Puzo1, quien estudió la historia real de la mafia en los Estados Unidos. Aunque hablamos de hechos históricos ocurridos hace casi un siglo, el 28 de septiembre de 2022, cuando enviamos esta nota a la redacción de Repliegue, el país amaneció con la noticia de un atentado en los Tribunales Federales de Rosario, vinculado al “apriete de las mafias2.

La comparación entre ambas películas nos permitirá observar la excepcionalidad del caso norteamericano e indagar acerca de sus causas que, a pesar de que muchos puedan vincularlas con los estigmas mencionados, tienen que ver con un sistema socioeconómico que Francisco calificó como “Imperio del dinero” y con el particular desarrollo que tuvo en EEUU.

Sobre el mundo de la mafia de origen siciliano nos surgen varios interrogantes: ¿Cuáles son las razones históricas que hicieron posible su surgimiento? ¿Qué influencia tuvieron esas condiciones en el desarrollo de la mafia siciliana en las distintas latitudes en que se dio, principalmente, en EEUU, Italia y Argentina?

La mafia siciliana en Argentina y en EEUU

La mafia en el cine y en la historia. Ambas películas comienzan con una celebración, en la que se manifiesta la tensión entre una fachada de respetables hombres de negocios y los verdaderos asuntos a los que se dedican el Padrino del Norte y el Padrino del Sur.

“Maffia” empieza con un homenaje a Don Ciccio (interpretado por José Slavin), personaje inspirado en un célebre capo de la mafia siciliana de Rosario, omnipresente en los titulares de los diarios de la década del ‘30 e inmortalizado en el tango “Cambalache”, donde aparece junto al nombre del mismísimo Napoleón. En el caso de El Padrino, que comienza con el casamiento de su hija, se trata de un personaje de ficción que configura un arquetipo del jefe de la mafia siciliana, construido con elementos de diversos jefes reales.

La mafia siciliana en Argentina. En ambos casos, los conflictos retratados en la ficción se corresponden con hechos históricos. Giovanni Galiffi, más conocido como Don Ciccio, había llegado a la localidad rural de Galves (a 130 km de Rosario) en el año 1910, donde comenzó su actividad delictiva en Argentina, si bien se cree que ya tenía antecedentes en Sicilia.

Comenzó con asaltos en la zona rural del centro-oeste de Santa Fe, pero a los pocos años ya se había convertido en el jefe de la mafia rosarina3, con tradiciones y procedimientos que más adelante veremos también representados en El Padrino. Así lo describe, en el film argentino, un policía enviado desde Buenos Aires para investigar:

Hace 24 horas que estoy en esta ciudad y no he podido conseguir que nadie me dé un dato. Todos tienen miedo, nadie quiere hablar. Aquí, detrás de Don Ciccio hay políticos, diputados y hasta parte de la Policía de Rosario. Todos saben que Don Ciccio existe, todos hablan del dragón de mil cabezas.Pero nadie sabe quién es... Si un verdulero quiere conseguir un puesto de verdura en el mercado o la feria de la ciudad, tiene que pagar la tasa que exige Don Ciccio. Lo mismo pasa con los canillitas, con los que tienen mujeres, con los lugares de diversión. Don Ciccio los jueves ya dictamina qué caballos van a ganar en Rosario, Maroñas, La Plata y Palermo. 

La estigmatización de la colectividad siciliana, en los dos Hemisferios. En “Maffia”, la pista que busca la policía, que investiga el secuestro de “un joven de la alta sociedad”, es la de un grupo de italianos “con acento del Sur”. Cuando encuentran a unos sospechosos sicilianos, éstos le dicen, para salvarse, al policía porteño: “¡Somos de la Alta Italia!”. En el film norteamericano, se puede observar que el estigma sobre la familia Corleone, que consiste en asociar su condición de sicilianos con su condición de criminales, los atormenta a lo largo de toda la saga.

Varios personajes norteamericanos van a dar muestra de este desprecio: el jefe de policía de Nueva York McCluskey, el empresario del juego de Las Vegas (Nevada, EEUU) Moe Green, el Senador de Nevada Pat Geary (quien se verá forzado a decir lo contrario en una Comisión del Congreso), la poco discreta pareja de Fredo Corleone, cuando lo humilla públicamente en una fiesta familiar y, en el Epílogo de 1990, cuando Michael Corleone llega al Vaticano.

El origen siciliano de los personajes y los lazos de sangre que los une están presentes en toda la saga de El Padrino, no sólo cuando se ponen al límite las lealtades y las traiciones, en el complejo entramado de negocios de esas familias en EEUU, sino también en su tierra natal, el pueblo situado en Sicilia, de donde provienen los descendientes de Antonio Andolini, padre de Vito, quien fuera asesinado durante su infancia.

En las dos primeras partes de la saga, Michael y Vito viajan a Corleone, donde el tiempo parece haberse detenido en el siglo XIX, manteniéndose intactas las costumbres, los códigos tradicionales y la vida bucólica, tan inamovibles como las montañas que los rodean. En la tercera parte, podemos observar una Italia ya corrompida por la mafia, con la nefasta influencia de las familias instaladas en EEUU, donde incluso autoridades del Vaticano se encontraban comprometidas.

En el contraste entre la mafia italoargentina y la mafia italoamericana, podemos observar que es abismal la diferencia de escala entre ambas en cuanto al poder, a la organización empresarial y financiera, a los delitos cometidos, y a la influencia política local e internacional.

Esta diferencia de escala tiene que ver con que una colectividad como la siciliana, que arrastraba consigo elementos criminales minoritarios con particulares lazos de asociación, se sembró en dos países muy distintos, cuyas condiciones determinaron un crecimiento y un desarrollo diferente. Dicho en otros términos, fueron las condiciones económicas, sociales y políticas de EEUU las que le dieron a la mafia siciliana las características que se proyectaron durante todo el siglo XX y lo que va del XXI4.

Inmigración, marginalidad y pobreza, a ambos lados del Atlántico

Terreno fértil para la mafia. En función de explicar hasta qué punto los factores socioeconómicos y el lugar de origen influyeron en el desarrollo de la mafia siciliana, primero haremos una breve reseña de lo que nos dice Mario Puzo acerca de la historia de Sicilia, para luego analizar cómo se trasplantó a los Estados Unidos y a la Argentina. En ambos casos, podemos ver reflejada la definición que diera el Papa Francisco al respecto5:

La soledad, los miedos y la inseguridad de tantas personas que se sienten abandonadas por el sistema, hacen que se vaya creando un terreno fértil para las mafias. Porque ellas se afirman presentándose como “protectoras” de los olvidados, muchas veces a través de diversas ayudas, mientras persiguen sus intereses criminales. Hay una pedagogía típicamente mafiosa que, con una falsa mística comunitaria, crea lazos de dependencia y de subordinación de los que es muy difícil liberarse.

El origen de la mafia. Puzo describe con estas palabras, que se verán reflejadas en el film de Coppola, las condiciones de pobreza e injusticia social en que nació y se desarrolló la Mafia en Sicilia:

Después de cinco meses de exilio en Sicilia, Michael Corleone comprendió finalmente el carácter de su padre y su propio destino. (…) El desprecio hacia la autoridad y el gobierno legales, el odio hacia quienes se atrevían a quebrantar la omertà, la ley del silencio. (…) Supo que la palabra «Mafia» había significado, en su origen, «lugar de refugio», y que luego se convirtió en el nombre de una organización secreta creada para luchar contra los poderosos (…) Sicilia era una tierra que había sido más maltratada que cualquier otra del mundo. (…) Los ricos terratenientes y la numerosa secuela de sus servidores habían ejercido un poder absoluto sobre granjeros y pastores, y la policía no era sino un instrumento de aquéllos (…) Habían aprendido que la sociedad era su enemiga, y por ello, cuando querían justicia a causa de alguna ofensa o agravio, acudían a la Mafia.

La mafia como “brazo ilegal de los ricos”. Pero esa “mística comunitaria” y las promesas de protección de la población humilde de Sicilia, a lo largo del tiempo, dejaron lugar al abuso de poder:

La Mafia siciliana se había convertido en el brazo ilegal de los ricos, e incluso en la policía auxiliar de la estructura política y legal. Se había convertido en una degenerada estructura capitalista, anticomunista y antiliberal, que imponía sus tributos en todos los negocios, por pequeños que éstos fueran (…) El gabellotto (antiguo jefe de la mafia rural) era una especie de controlador de las propiedades de los ricos (...) En resumen, un mafioso que por dinero protegía a los ricos de los pobres, sin importar de parte de quién estuviera la razón.

La novela incluso habla del gabellotto Don Tomassino, que protegió a Michael Corleone cuando tuvo que exiliarse en Sicilia. El viejo mafioso acapara por la fuerza las fuentes de agua de la población, para venderla a altos costos. Dice Puzo que, en Sicilia, Michael Corleone comprendió por qué “hombres como su padre habían preferido convertirse en ladrones y asesinos”, ya que “la pobreza, el miedo y la degradación eran demasiado terribles para que un hombre enérgico pudiera soportarlos”.

La consecuencia frente a la injusticia social no necesariamente es la rebelión de los oprimidos contra los opresores. En el film argentino, podemos ver esto representado en la escena en que Ciccio Chico (lugarteniente de Don Ciccio) cuenta que en su infancia “el hambre no perdonaba”, mientras que su padre, anarquista, se la pasaba inventando explosivos para realizar atentados. Con un argumento que recuerda el pensamiento de los “hombres enérgicos” de los que hablaba Puzo. El personaje interpretado por Alcón reniega de la ideología de su padre: “No les entra en la cabeza que el mundo es una porquería donde, si uno no pega primero, lo trituran”. 

¿Cuándo se corrompe Vito Corleone? Cuando Vito Andolini (que luego cambiaría el apellido por el nombre de su pueblo) llegó a Nueva York en 1917, era un niño exiliado de 12 años, que casi no hablaba, enfermo de viruela y cuya familia había sido recientemente asesinada por la mafia en su tierra natal.

En El padrino II, podemos ver cómo era el barrio italiano de la ciudad norteamericana, donde la mayoría de los inmigrantes eran trabajadores o pequeños comerciantes, víctimas de los abusos de Don Fanucci, un jefe local que los extorsionaba para cobrarles dinero.

El propio Vito Corleone era un humilde empleado, que se vio arrastrado a la vida delictiva luego de que lo despidieran, con una familia a cargo, porque Don Fanucci obligó al dueño del emprendimiento donde trabajaba a dejarle el puesto a su sobrino. Luego de que Vito cometiera un delito menor junto a Clemenza, quien sería su fiel compañero de vida, Don Fanucci lo extorsiona para pedirle dinero, lo que terminó colmando su paciencia. El desenlace de esta pequeña historia introducida en el film, a saber, el asesinato de Don Fanucci por parte de Vito Corleone, marca el primer paso que llevará al personaje al crimen organizado.

“Todos acudían en demanda de ayuda, y nadie salía defraudado”. El poder de Vito, a diferencia del de Don Fanucci, se basó en una hábil combinación de coerción y consenso, de violencia y de afecto, que supo administrar dirimiendo paternalmente los conflictos de la colectividad italoamericana de Nueva York. De esa manera, fue tejiendo una red de favores debidos, que expandieron su influencia sobre cada vez más personas, lo cual nos remite a la mano del titiritero que figura en la portada del film.

La novela de Puzo nos ejemplifica lo que citamos de Francisco al comienzo de este apartado: “La soledad, los miedos y la inseguridad” de los marginados por el sistema es un “terreno fértil para la mafia”, ya que sus prácticas contrastan con las críticas que se le suele hacer a los políticos en toda democracia occidental:

Don Vito Corleone era un hombre a quien todos acudían en demanda de ayuda, y nadie salía defraudado. Nunca hacía promesas vagas ni se excusaba alegando que sus manos estaban atadas por fuerzas más poderosas que él mismo. No era necesario que uno fuera amigo suyo, como tampoco tenía importancia que uno no tuviera medios de devolverle el favor. Sólo existía una condición: que uno mismo proclamara su amistad hacia él.

La lista de Don Corleone. El poder de Vito, que pasa de marginado a burgués y de oprimido, a opresor, se basó siempre, desde sus orígenes hasta la cima de su carrera delictiva, en una misma promesa: la ayuda a sus amistades, que pasan de la gente humilde de su colectividad (que le permitió ofrecer votos a los políticos), a las más altas esferas del poder.

Como dice en la novela de Puzo, “Vito Corleone ordenó confeccionar una lista, que crecía sin cesar, de funcionarios estatales que mensualmente recibían una gratificación”. Cuando un abogado le señaló que había que reducirla, ya que era elevadamente costoso sostener a toda la nómina, el Padrino se negó rotundamente: “Cuanto más larga sea la lista, mejor; aunque tengamos que pagar a hombres que de momento no nos sirven de nada”. El fundamento no se hizo esperar: “Creo en la amistad, y quiero, primero, hacer gala de ella”.

Los marginados son víctimas de la mafia, no victimarios. Hasta aquí, podríamos dar cuenta del fenómeno del crimen organizado en la escala de la banda conformada por Vito Corleone en sus inicios o en la mafia de Don Ciccio en Rosario, a partir de las condiciones socioeconómicas.

De más está decir que los marginados por el sistema son las víctimas de esas condiciones y no sus victimarios, a lo que debemos sumar el hecho de que, tanto en la historia de las colectividades de inmigrantes italianos, como en las provenientes de todos los países y en los más diversos destinos, se demuestra que los elementos delictivos son siempre minoritarios.

Por eso son difíciles de combatir: se mezclan entre la gente trabajadora, para cubrir sus actividades, además de que buscan someter a los humildes para lograr sus fines. Pero la familia Corleone logró un ascenso a una escala mayor, como decíamos, lo cual no se explica por el lugar de nacimiento o por las condiciones de vida.

La Mafia y los “delincuentes de cuello blanco”

“Delincuentes de cuello blanco”. Lejos de los estigmas que se promueven desde el poder, la contracara del “sueño americano” es que en los Estados Unidos los delitos más graves y de mayor escala son cometidos por personas de alto poder adquisitivo y no por las de menores recursos. Esto lo demostró en 1948 el sociólogo norteamericano Edwin Sutherland6, en base al estudio de los delitos cometidos en el ámbito empresarial de su país. Para construir la categoría que encabeza este apartado, Sutherland se inspiró en una fórmula de Henry Ford, con la que el paradigmático empresario norteamericano se autodefinía: “trabajador de cuello blanco”.

La mafia y el establishment norteamericano. Esos delincuentes de cuello blanco se van a relacionar de una forma particular con los Corleone, quienes también aspiran a ser como ellos algún día. En la saga de El Padrino, la familia Corleone busca permanentemente despegarse de los estigmas asociados a su origen y lograr prestigio en la sociedad norteamericana, mientras que diversos personajes entorpecen ese camino, haciéndolos volver a sus viejas mañas. Sin embargo, esos personajes con los que la familia Corleone se relaciona representan, a su vez, a los principales exponentes del establishment norteamericano.

Desde un cineasta hollywoodense a un Senador Nacional, todos se ven tentados u obligados a ceder cada vez más poder a la mafia, todos sucumben frente al poder del dinero y del chantaje. Esa es la contracara del capitalismo norteamericano, que esconde, detrás de una fachada de promesas de meritocracia y ascenso social, la sangre derramada por la codicia y la corrupción.

La sombra del Sueño Americano. La recurrente referencia, tanto en el film norteamericano, como en el argentino, al Sueño Americano, al ascenso social, al triunfo de los espíritus emprendedores, en fin, a todo aquello que la propaganda yanqui ha difundido en el mundo como su modelo de vida, no tiene que ver con una hipocresía de los personajes. A Don Corleone no le faltaban razones para considerarse una expresión de ese modelo:

Desde entonces, y durante unos cuantos años, Vito Corleone vivió como cualquier pequeño hombre de negocios. Sólo se ocupaba de hacer prosperar su empresa, en aquel país de economía dinámica y en expansión (…) Cuando llegó la Prohibición, Vito Corleone dio el paso decisivo que habría de permitirle dejar de ser un comerciante, poco escrupuloso, pero un simple comerciante al fin y al cabo, para convertirse en un gran Don de los negocios ilegales. Esto no ocurrió en un día, ni en un año, pero al terminar la Prohibición, al comienzo de la Gran Depresión, Vito Corleone ya era el Padrino, el Don, Don Corleone. 

La mafia como fuerza de choque contra los trabajadores. Uno de los vínculos fundamentales entre la mafia y los “delincuentes de cuello blanco”, de los que hablaba Sutherland, tenía que ver con las prácticas tradicionales de aquella, en Sicilia, a las cuales Puzo refiere cuando describe a Don Tomassino: “un mafioso que por dinero protegía a los ricos de los pobres”. En la novela, dice que Don Tattaglia “contaba con buenos amigos entre algunos poderosos hombres de negocios” los cuales requerían de “sus matones para aterrorizar (…) a los sindicatos anarquistas italianos de la construcción”.

Estos hechos descriptos en la ficción tienen su correspondencia en la historia. Sutherland recoge una cita de 1937 de Frank Murphy, entonces Gobernador de Michigan y ex alcalde de Detroit: “Henry Ford emplea a algunos de los peores gánsteres de nuestra ciudad”. Cuando se habla de los vínculos entre el sindicalismo y la mafia en los Estados Unidos, no se suele recordar el hecho de que fueron los grandes empresarios los que crearon esa relación que duraría décadas, con la tolerancia del FBI, que sólo se preocupaba por los anarquistas y los comunistas. 

“No hay plata que pueda tapar la furia de los poderosos”. Esta frase del film argentino, la pronuncia el personaje de Dino Paoletti (interpretado por Héctor Alterio), una suerte de “consigliere” de Don Ciccio, cuando el secuestro que mencionamos en el apartado anterior conmociona a la alta sociedad, a la prensa de Buenos Aires y al Gobierno Nacional, que envía a la Policía Federal porque no confía en la fuerza local.

Paoletti le dice la frase citada a Don Ciccio cuando éste le propone salvarse con dinero de las consecuencias del secuestro9. Citamos la frase de Paoletti porque también da cuenta de la conflictiva relación entre los jefes de la mafia y la oligarquía tradicional y porque su remate nos da cuenta de una diferencia que ni el poder ni el dinero podían salvar: “A estos, la guita no les hace nada… ¡si la tienen de chiquitos!”.

Don Corleone “sabía que la libre competencia era perniciosa”. Desde el siglo XIX, Marx hablaba de la tendencia a la concentración y centralización del capital, la cual se profundizaba en los momentos de crisis10. El devenir de los años ha confirmado esa tendencia, que Sutherland constató finalizando los años ‘40 del siglo XX en los Estados Unidos, dos décadas después de la Gran Depresión; donde observa que los hombres de negocios han subvertido “los principios generales y abstractos de la competición libre y la empresa libre”, actuando “como individuos o en grupos pequeños” en la búsqueda de “ventajas preferenciales”.

En ese sentido, observa que las grandes compañías tienden a cartelizar las distintas ramas de actividad, implementando medidas para evitar la competencia. Por otro lado, en esa época era ilegal en los Estados Unidos sobornar a los políticos para lograr su favor, aunque Sutherland constata que era una práctica normal y habitual11. Mario Puzo le adjudica a Don Corleone ideas semejantes:

“Como todos los hombres de negocios verdaderamente listos, sabía que la libre competencia era perniciosa, mientras que el monopolio, en cambio, era beneficioso”. En “Maffia”, Paoletti también coincide: “Vamos a terminar con esta cosa chica y sucia. Basta con los prostíbulos y la quiniela. La plata está en la societá anónima, con las importaciones”. La consigna del viejo mafioso siciliano era todo un manifiesto político: “Basta de robarle al gobierno. Hay que robar con el gobierno”.

La cartelización del crimen organizado. Mientras todo esto ocurría durante la primera mitad del siglo XX en la economía “legal” norteamericana, otro tanto ocurría en el mundo del hampa. En la historia real, el visionario delincuente Lucky Luciano, inmigrante de origen siciliano radicado en Nueva York, conformó en 1931 una Comisión de los jefes de las 5 familias de dicha ciudad, luego de una sangrienta guerra que desembocó en la muerte del poderoso capo Maranzana (quien sí aparece en El Padrino). Ese modelo de negocios lo llevaría a toda la nación. Inspirado en esos hechos, Puzo dijo en su novela:

Todas las grandes ciudades de América se habían convertido en campos de batalla donde contendían los reyes de los bajos fondos (…) Su imperio era sólido, al menos desde un punto de vista interno, por ello decidió que lo primero que debía hacer era conseguir la paz entre las diversas facciones de Nueva York, y luego hacerla extensible a la nación (...) Tales acuerdos se referían solamente a esferas de influencia (…) Fue así como Don Corleone logró que tanto en el momento de estallar la Segunda Gran Guerra, en 1939, como en el de la intervención de Estados Unidos en ella, en 1941, reinarán la paz y el orden en su mundo, (…) en igualdad de condiciones con todas las demás industrias de la repentinamente activa y próspera América.

¿En qué se diferencian los mafiosos, de los “delincuentes de cuello blanco”? Al respecto, Sutherland encuentra similitudes y diferencias entre esos dos perfiles de hombres de negocios. En cuanto a las primeras, dice que en ambos casos “sus violaciones de la ley son frecuentes y continuadas”, de las cuales la mayoría quedan impunes, a la vez que “sienten y expresan desprecio hacia los legisladores, burócratas, tribunales, entrometidos y otros agentes del gobierno, y hacia la ley como tal”. Para Sutherland, la principal diferencia tiene que ver con que los “delincuentes de cuello blanco” tienen un “mayor interés por el estatus y la respetabilidad”. 

“Mientras más subo, más corrupto me encuentro”. Sin embargo, podemos encontrar, tanto en el film argentino, como en el norteamericano, un interés de los mafiosos por “el estatus y la respetabilidad”. En el caso del primero, el personaje de Paoletti aconseja a Don Ciccio: “Usted tiene que ir limpiando la societá, blanqueándola como quien dice”. En el caso de El Padrino, Vito Corleone aconseja a su hijo, en su última conversación, la búsqueda de respetabilidad para sus negocios y su familia, lo cual va a ser un mandato que atormentará a Michael en el resto de la saga.

Si bien logra siempre derrotar a sus enemigos, en el camino siempre termina manchando su reputación y volviendo a las prácticas de sus antepasados. En el Epílogo de 1990, Michael Corleone busca, al final de su vida, un acuerdo comercial con un prelado corrupto, quien lo convence diciendo:

“El pasado de su familia y de sus hijos será olvidado”. Con el mismo objetivo, financia la filantrópica Fundación Vito Corleone, presidida por su hija María. Sin embargo, cuando esos planes fracasan, le dice a su hermana Connie: “Toda mi vida quise ascender socialmente hasta llegar a un punto en que fuera todo legal”. La experiencia lo llevó a una conclusión semejante a la de Sutherland: “Pero mientras más subo, más corrupto me encuentro”.

La mafia en EEUU se convierte en un actor geopolítico global

Como podemos observar en la comparación de la película de Coppola con la de Torre Nilsson, tanto Don Corleone como Don Ciccio aspiraban a blanquear sus capitales y convertirse en “hombres de negocios” respetables. Sin embargo, la mafia siciliana fue desarticulada por las autoridades argentinas.

En 1935, Don Ciccio fue deportado a Italia, luego de dos años de decadencia de su organización, lo cual no aparece en el film, que cambia su verdadero final. Contemporáneamente, cuando, en 1936 fue encarcelado Lucky Luciano por cargos de proxenetismo y ya se había terminado la Prohibición en Estados Unidos, parecía que la mafia siciliana también sería erradicada de dicho país.

Sin embargo, el gobierno requirió de la colaboración de la mafia para la invasión anglo-norteamericana de Italia, siendo en Sicilia la primera incursión aliada en Europa, durante la Segunda Guerra Mundial. Lucky Luciano fue liberado y expulsado a Italia, donde siguió dirigiendo la organización, extendiendo sus tentáculos por Europa. Si bien no pudo regresar al suelo norteamericano, podía reunirse con sus lugartenientes a pocos kilómetros de Miami, en la Cuba previa a la Revolución.  

Como ocurre en la actualidad con los salvadoreños, los sicilianos han sido estigmatizados por un fenómeno delictivo que sólo podía desarrollarse en el epicentro global del “Imperio del dinero”12. Peor aún, esas organizaciones criminales desarrolladas en EEUU en ambos casos se instalaron, con posterioridad, en los países de origen de los inmigrantes, corrompiendo sus instituciones y trasladándose la violencia aprendida en las calles y en los negocios de Nueva York.

1. Puzo, M. (2019) El Padrino. Ediciones B. En este artículo, citaremos la novela y las tres partes de la saga cinematográfica, las cuales fueron escritas con la participación de Mario Puzo. Los personajes de Don Vito Corleone viejo y joven fueron interpretados, respectivamente, por Marlon Brando (en la primera parte) y Robert De Niro (en la segunda). El personaje de su hijo, Michael Corleone, fue interpretado por Al Pacino.

2. Citado del Comunicado de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación del 28/09/2022, donde se repudia el hecho y se detalla lo ocurrido: “un sujeto que pasaba caminando alrededor de las 03.30 hs. baleó el frente del edificio (…) En los tiempos que corren, no hay lugar para el apriete de las mafias. La independencia de la Justicia está íntimamente relacionada con la seguridad de los y las que trabajamos en ella”.

3. Datos extraídos de De los Santos, G. (14/06/2018) “La Chicago argentina: la Rosario de Chicho Grande y Chicho Chico” La Nación.https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-chicago-argentina-la-rosario-de-chicho-grande-y-chicho-chico-nid2136159/?outputType=amp

4. Para dar un ejemplo de la vigencia del fenómeno de la mafia siciliana, véase: Redacción (05/04/2021) “Un jefe de la Cosa Nostra, detenido al volver por Semana Santa”. DW https://www.dw.com/es/un-jefe-de-la-cosa-nostra-detenido-al-volver-por-semana-santa/a-57101774.  “El jefe de la mafia siciliana de la Cosa Nostra que controlaba el barrio de Pagliarelli de Palermo, Giuseppe Calvaruso, de 44 años, que se había trasladado hacía varios años a Brasil, fue arrestado este domingo en la capital de Sicilia (Italia) donde había regresado para pasar con su familia la Semana Santa (…) Todos ellos están acusados de asociación mafiosa, extorsión, lesiones personales, secuestro, registro ficticio de bienes (…) El clan controlaba este barrio de Palermo y, a pesar de estar en Brasil, quien daba las órdenes era Calvaruso. Los comerciantes y empresarios recurrían a esta familia de Cosa Nostra para obtener autorizaciones para la apertura de actividades comerciales o para resolver disputas”.

5. Mensaje del Santo Padre Francisco para la celebración de la XLVIII Jornada Mundial de la Paz, 1° de enero de 2015. “No esclavos, sino hermanos”. https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/peace/documents/papa-francesco_20141208_messaggio-xlviii-giornata-mondiale-pace-2015.html

6. Esto era efectivo en aquella época y lo sigue siendo en la actualidad, porque siempre que exista un sistema excluyente existirá la tentación de subordinarse a quienes ofrecen protección y favores. Poco tiempo después del asesinato de Don Fanucci, Vito Corleone se convirtió en un hombre respetado y temido en la colectividad siciliana, quien ya se ocupaba de resolver los problemas cotidianos de su gente, como nos muestra el film en la secuencia en la que el Padrino amenazó al propietario de un departamento para que no echara a una paisana.

7. Así describe Mario Puzo la forma diferente en que se vivía la Gran Depresión iniciada con la quiebra de Wall Street en 1929: “En la ciudad, los hombres honrados buscaban trabajo inútilmente, y eran muchos los que se veían obligados a tragarse su orgullo y recurrir a la caridad pública. En cambio, los hombres de Don Corleone se paseaban con la cabeza alta y los bolsillos repletos de dinero, y sin temor a perder su empleo”.

8. Sutherland, Edwin. “La delincuencia de las grandes empresas” en Revista Nómadas, Madrid, 2000.

9. En la verdadera historia, que inspira la ficción de Torre Nilsson, se trató del secuestro de Abel Ayerza. Como dice Osvaldo Aguirre: “El asesinato de Ayerza, en 1933, después de ser secuestrado por un grupo de sicilianos que estaban radicados en Rosario, provocó una conmoción generalizada. En ese momento surgió una corriente de opinión muy fuerte que apuntaba a endurecer las leyes –introduciendo la pena de muerte– y a utilizar la ley de residencia para expulsar del país a los extranjeros ‘indeseables’, una bolsa en la que se mezcló a mafiosos, proxenetas y militantes anarquistas y socialistas”.

10. Marx, K. (2018) El Capital. Editorial Siglo Veintiuno. En una de sus primeras obras, los póstumos “Manuscritos Económico Filosóficos de 1844”, Marx decía que la consecuencia necesaria “de la competencia es la acumulación del capital en pocas manos, es decir, la más terrible reconstitución de los monopolios”. Marx, K. (2015) Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844. Editorial Colihue.

11. Hoy en día, dicha práctica se encuentra regulada y aceptada, ya que para los hombres de negocios siempre hay avances en los derechos civiles.

12. Solidaridad (…) es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar”. Carta Encíclica Fratelli Tutti del Santo Padre Francisco sobre la fraternidad y la amistad social. Asís, 3 de octubre del año 2020. https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html

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